Cientos de personas fueron desalojadas de sus hogares debido a las fuertes rachas de viento ocasionadas por el huracán en la zona de Costa Esmeralda al norte de Veracruz, donde el fenómeno ha dejado más de 25 mil damnificados. (El Universal)
A su paso por Veracruz “Dean” dejó un saldo de varias carreteras bloqueadas, inundaciones, por lo menos 10 mil personas evacuadas, mil casas destechadas y unos 600 mil habitantes sin energía eléctrica.
Además, se suspendió por unas horas la venta de gasolina y se activó una alarma ante posibles desbordamientos de ríos.
El meteoro dio un giro sorpresivo en su ruta y sorprendió a las autoridades estatales y federales, pues estaba previsto que impactara territorio veracruzano en la zona de Tuxpan, alrededor de las 13:00 horas del miércoles.
Debido a que chocó con un fenómeno anticiclónico, entró poco más de una hora antes por Tecolutla, municipio costero localizado 150 kilómetros al norte de la ciudad de Veracruz.
Su llegada fue anunciada desde las primeras horas de ayer con lluvias intensas y rachas de viento de hasta 180 kilómetros por hora, derribando árboles, bloqueando carreteras y obligando a suspender el servicio de energía eléctrica al menos dos horas antes del mediodía.
El oleaje en las costas de Nautla, Gutiérrez Zamora, Casitas, Costa Esmeralda y Tuxpan rebasó los dos metros y el mar ganó terreno en algunas de estas regiones, arrasando palapas y todo a su paso.
Pero “Dean” aún no entraba de lleno y ya se habían evacuado a poco más de 10 mil personas de varias regiones de la entidad, desde el puerto de Veracruz hasta Tuxpan, alojándolas en 700 albergues habilitados por el Comando Unificado de Protección Civil.
Fue hasta las 11:50 horas cuando impactó en la zona de Tecolutla con categoría 2 y rachas de 180 kilómetros por hora, degradándose al nivel 1 de la escala Saffir-Simpson, mientras avanzaba hacia los límites de Hidalgo y la sierra Norte de Puebla.
A su paso por Veracruz derribó más de 30 árboles sobre la carretera costera 180 que va de Veracruz a Tamaulipas, por lo que se ordenó el cierre de esta vía por espacio de más de tres horas.
Una vez que el meteoro pasó, el subsecretario de Protección Civil del Gobierno de Veracruz, Arnulfo Márquez, dio a conocer que al menos 600 mil habitantes de cinco municipios del norte de Veracruz quedaron sin energía eléctrica.
El servicio comenzó a restablecerse a partir de las 16:40 horas en los municipios de Poza Rica, Tecolutla, Cazones, Gutiérrez Zamora y Tuxpan, demarcaciones en las que también fue suspendido el suministro de gasolina.
Mientras el meteoro llegaba a los estados de Hidalgo y Puebla y se degradaba a tormenta tropical, elementos de la Armada de México y del Ejército continuaban recorridos en el norte de Veracruz, pues se previó desbordamientos.
Los ríos con riesgo de desbordamiento son Nautla, Papantla, Tecolutla y Cazones, alertó el subsecretario de Protección Civil.
Impacto al comercio
Con el paso del huracán “Dean”, alrededor de unas 100 mil toneladas de mercancías de importación y exportación se han visto afectadas por el cierre de operaciones desde el pasado martes en el puerto de Veracruz, con un impacto económico por atrasos en las entregas que aún es difícil cuantificar.
Jorge Alejandro González, director de la Administración Portuaria Integral de este lugar, describió que llevan más de 24 horas detenidos y hasta ayer (en la noche) todavía no habían recibido la notificación de la Capitanía de Puerto de reanudar las actividades, para evitar algún daño a mercancías y a personal por el paso del huracán.
Al puerto de Veracruz acuden entre tres y cuatro barcos diarios de las 80 navieras de tráfico de altura de diversos países.
Anualmente, Veracruz maneja más de 18 millones de toneladas de mercancía de importación y exportación y es el puerto número uno del país en movimiento de automóviles nuevos.
Por su parte, el gobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, aumentó su estimación de daños ocasionados por “Dean” a más de mil millones de pesos, al evaluar los estragos que causó en viviendas, infraestructura, hoteles y demás establecimientos comerciales, luego de realizar un recorrido por varias comunidades afectadas.
“Creo que el costo del huracán para los gobiernos estatal y municipal, son de alrededor de los mil millones, por los daños a viviendas y a la infraestructura y el costo de rehabilitación y escuelas”, expuso, cuando realizaba un recorrido en la parte trasera de un vehículo militar por el muelle de Mahahual.
En la víspera, el mandatario estatal había mencionado primero un cálculo de 300 millones de pesos, pero ayer luego de sus recorrido por este sitio y recibir los reportes de otros municipios, elevó el costo de los daños de “Dean”.
Ordena Calderón dar ayuda ‘casa por casa’
Cuando empezó a ponerse tormentosa la entrega de despensas a damnificados del huracán “Dean”, el presidente Felipe Calderón entró al quite para intentar apaciguar las cosas.
En medio del barullo que se formó a su alrededor, vecinos de la colonia Rancho Los Monos, en Chetumanl, Quintana Roo, empezaron a arrebatar de manos de los marinos las cajas con despensas, sin que hubiera el menor orden.
Por el Gabinete, la primera damnificada resultó la titular de Desarrollo Social, Beatriz Zavala, que vio cómo se le venía encima un huracán de vecinos.
“Beatriz, Beatriz: te estoy diciendo que el reparto debe ser casa por casa; ahí ya se las están llevando (las despensas) en bola”, le dijo Calderón mientras le señalaba a dos señoras que, por la prisa que llevaban, parecía que iban a botarlas a sus casas para ir por otras cajas.
El desconcierto irrumpía en Rancho Los Monos, de por sí una colonia que, con huracán o sin huracán, parecía damnificada por donde se le viera: calles sin pavimentar, chozas con techo de lámina o de cartón y perros famélicos deambulando por todos lados.
Tocado con una gorra bordada con las cinco estrellas que lo ostentan como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, el Presidente de la República se apropió de la situación: casi a gritos explicaba a las mujeres que debían aguardar un reparto casa por casa, de las cajas con despensas.
Calderón se acercó a un camión y él mismo tomó una caja y seguido por su comitiva, se acercó a dos chozas para entregar la despensa.
“No hay nadie, señor, no hay nadie”, le previno un elemento del Estado Mayor Presidencial, aunque después de unos segundos abrió la puerta de madera una niña que no sabía qué estaba ocurriendo.
El presidente preguntó por sus papás y después aparecieron, visiblemente sorprendidos, para recibir una caja. Calderón dejaría la colonia y enfilaría hacia el aeropuerto para proseguir con su recorrido por las zonas damnificadas.