Arnold Jonathan y su madre en la espera de que dé inicio la ceremonia de graduación.
TORREÓN, COAH.- Luego de tres largos años de estudio, por fin Arnold Jonathan del Río terminó su educación secundaria.
Luce nervioso pero elegante. Vestido de pantalón azul marino y corbata del mismo color, espera ansioso el inicio de la ceremonia de su graduación. Esta sensación ya la ha sentido al salir de primaria, pero ahora es más fuerte.
Su madre lo acompaña. También ella luce nerviosa y a la vez emocionada, pues a pesar de ser el tercero de cinco hermanos, Silvia, su madre, asegura que la emoción es diferente en cada uno de ellos.
La ceremonia aún no comienza. Hay tiempo suficiente para que Arnold comente que una de sus experiencias más bochornosas pero a su vez divertida, es cuando participó en un acto cívico en su escuela.
“Me acuerdo que me tocó decir los honores a la bandera, pero ya casi por terminar, que se me olvida y pues me sentí apenado y me empecé a reír, pero sólo unos momentos, ya después tomé aire y lo dije muy bien”, comenta el estudiante recién egresado del nivel secundaria.
Arnold, de escasos 15 años de edad, dice no estar triste por dejar a sus amigos, pues seguirán juntos en la preparatoria.
“De los 20 que éramos en el salón, cuatro fueron mis amigos, en general nos llevábamos bien todos pero logré una buen amistad con ellos cuatro”, dice sonriente el joven estudiante.
Ser un empresario exitoso es su mayor sueño. Para ello, Arnold pretende estudiar Administración, sin embargo no está seguro de continuar con una carrera profesional, “eso aún no lo sabemos”, dice.
“Comenzaré a estudiar algo referente a computación y contabilidad para estar más relacionado con lo que quiero”, menciona Arnold Jonathan.
Silvia, por su parte, dice estar orgullosa de su hijo, “más ahora que son muy pocos los jóvenes que desean seguir estudiando y pues me llena de alegría saber que otro de sus anhelos es que nosotros, sus padres, ya no trabajemos más”, dice la mujer quien lleva consigo un arreglo floral para su pequeño.
La hora esperada llegó. Poco a poco, compañeros de generación de Arnold comenzaron a entrar al Teatro Nazas, lugar en donde se llevaría a cabo su ceremonia de graduación.
Luego de un par de horas, en las que se entregaron reconocimientos y certificados, Arnold dio por terminado un ciclo más de su vida estrechando sus brazos con los de su madre y sus amigos.
