EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- Un día, dos mujeres salieron muy temprano de Matamoros. Había hecho frío durante varias semanas y querían ir sin prisa. Llegaron a Saltillo a pasear y descansar... dos días después se unieron legalmente como pareja y formaron una nueva familia.
Han pasado menos de dos semanas desde que Carla Maribel López Castillo y Karina Elizabeth Almaguer Argüello firmaron el primer Pacto Civil de Solidaridad en América Latina, que une jurídicamente a dos personas del mismo sexo para hacer vida en común, se volvieron famosas, pero la privacidad de su vida se acabó.
Hoy, por el descuido de un funcionario del Gobierno de Coahuila, la pareja de mujeres vive acosada, sin vida privada, con actos de discriminación en su agravio y sumamente molestas. ?Jamás imaginé que esto sucedería?, dice Carla.
Todo comenzó a principios de noviembre. La diputada priista Julieta López Fuentes presentó una iniciativa de reforma al Código Civil de Coahuila a fin de dar certeza jurídica a las parejas ?heterosexuales y homosexuales? que vivían juntas con la creación de una nueva institución para definir la unión legal entre dos personas... la retiró.
La bancada del PRI la retomó y ?blindó? jurídicamente. Las modificaciones al Código se aprobaron por mayoría el 8 de enero en comisiones unidas de Gobernación y Puntos Constitucionales y de Justicia, tres días después, por mayoría el pleno avaló la reforma.
La noticia corrió rápido por la región. A 383 kilómetros ?en la fronteriza Matamoros del vecino Tamaulipas?, Carla y Karina, empleadas de una maquiladora, una en el área de recursos humanos y la otra en la línea de producción, también se enteraron.
Jóvenes, de 29 años, se convencieron de firmar en busca de tranquilidad legal para su relación. Primero pensaron que era en Nuevo León pero después, dice Armando Luna, subsecretario de Asuntos Jurídicos del Gobierno de Coahuila, precisaron que era en Saltillo donde se había aprobado la nueva modalidad de unión legal entre dos personas.
El funcionario narra que las mujeres estuvieron casadas, pero sufrieron decepciones amorosas. ?Se conocieron en el trabajo, se hicieron buenas amigas y comenzaron una relación de pareja que es estable desde hace más de un año.
?Como sucede con la mayoría de los seres humanos, o en la escuela o en el trabajo, conocen a la persona con la que quieren hacer su vida en común. Ahí supieron que se atraían, que se complementaban y que tenían objetivos comunes y les cayó como anillo al dedo este asunto?, agrega Luna.
Para llegar a Saltillo, Carla y Karina hicieron un recorrido de cuatro horas. Pasaron por los poblados de Nuevo Progreso, Río Bravo, Reynosa, La Sierrita, General Bravo, Ojo Caliente y Ramos Arizpe. Dicen que ese día el clima mejoró y ya no se sintió el frío que quemaba la piel desde hacía varias semanas.
Después de descansar se dieron a la tarea de pedir informes y reunir los requisitos para firmar el Pacto Civil de Solidaridad. Al llegar a la Oficialía 3 del Registro Civil, a unos pasos de la Alameda, se pasó un reporte al Gobierno del Estado y la Subsecretaría de Asuntos Jurídicos entró en contacto con ellas.
Era lunes 29 de enero. En la Oficialía pagaron mil pesos por el trámite. Entregaron copias de las actas de nacimiento, de las credenciales del IFE, los exámenes de laboratorio, quizá también de sus actas de divorcio. Las citaron para el miércoles 31 de enero a las 12:00 horas.
Necesitaban cuatro testigos. Hablaron con la diputada Julieta y con el diputado Demetrio Zúñiga, con el subsecretario Luna y su asistente Tania Castillón y los invitaron.
Perseguidas
Ese día algo pasó mal, dice el subsceretario Luna, ellas pidieron que no hubiera prensa, pero alguien cometió una imprudencia. Dos reporteros llegaron a la Oficialía, al poco rato toda la prensa sabía del hecho. Decidieron darles intimidad. Las llevaron al Hotel Hamtton, al norte de Saltillo.
El Gobierno del Estado había cancelado algunos eventos y tenía espacios pagados; lo aprovecharon; ?era lo menos que les podíamos dar después de la imprudencia?, dice Luna.
Todo se veía muy bien. Pero cuando regresaron a Matamoros las cosas cambiaron. Se encontraron con una insistente prensa local que, afirman Carla y Karina, prácticamente las persiguió por todas partes. Una casa de la unidad habitacional Villa Las Torres, al sur de Matamoros, tiene presencia de fotógrafos y camarógrafos permanentemente.
En una breve platica por teléfono Carla Maribel López Castillo narra así lo que viven en estos momentos:
?La verdad no nos dejan en paz, incluso van y entrevistan a mi mamá... no nos dejan ni comer, ni dormir. Ella (Karina) no puede conseguir trabajo porque a dónde ande nos siguen, están tomando video y fotos a la casa todo el tiempo.
?Es una situación molesta. Además nosotros no sacamos ningún beneficio y salimos todos los días a decir lo mismo, lo mismo, estamos cansadas y por eso no hablamos con ningún medio.
?...Nosotros no sabíamos lo que iba a pasar, no nos esperábamos esto, los únicos que sabíamos de esto éramos ella y yo, desafortunadamente pasó y pues sólo quiero decir que ya no nos estén molestando.
?Y es que nos toman fotos aunque no queramos, ahí van tomando fotos y video, a los carros, a nosotros; sin embargo, nosotras no sacamos ningún beneficio de ellos y así padecemos el acoso.
?La decisión de dar certeza jurídica a nuestra unión no tenía por objetivo sacar provecho alguno, pero nosotros no sabíamos, pero cuando nos dijeron que éramos las primeras fue un shock. Ahora nos preguntan de todo... estamos cansadas?.
Y afirma que la casa de Antigua 111, donde Karina tenía a su esposo ?según el registro público de la propiedad?, sigue vigilada por los reporteros. Su acta quedó inscrita como la número ?1? del nuevo libro de Pacto Civil del Solidaridad del Registro Civil de Coahuila.