ASISTEN POCO MÁS DE CIEN AFICIONADOS DEL REBAÑO SAGRADO AL ENCUENTRO.
Lamenta el capitán santista todas las fallas de Matías Vuoso y Eliomar Marcón frente a la portería de las Chivas
TORREÓN, COAH.- Y Oswaldo Sánchez abandonó la cancha del estadio Corona con la impotencia marcada en el rostro, con la desilusión que provoca no cumplir uno de los sueños más anhelados.
El capitán de Santos alentó a sus compañeros, pidió el apoyo de los seguidores, pero su ángel no fue capaz de iluminar la noche de unos Guerreros que siguen caminando al borde del precipicio.
Eso explica la tristeza que reflejó tras el silbatazo final de Mauricio Morales. Oswaldo siempre supo que era el protagonista de la noche, pero no la pudo redondear con el triunfo.
Lamentó todas las fallas de Matías Vuoso y Eliomar Marcón frente a la portería de las Chivas; quizá más que cuando Alberto Medina le marcó el primer gol de la velada.
Durante poco más de un mes, el tapatío esperó con ilusión el duelo ante el equipo al que ha denominado "el de mis amores", aunque sabía que gran parte de la afición rojiblanca jamás le perdonará haberse mudado a La Comarca.
Por eso, no le sorprendió cuando los poco más de 100 aficionados del rebaño sagrado que acudieron al Corona le dedicaron el característico "pu...", cuando el portero contrario realiza los saques de meta. A final de cuentas, ya había recibido varias muestras de apoyo durante las horas previas al cotejo.
Porque al hotel de concentación del Santos no sólo llegaron fanáticos albiverdes. Sánchez repitió la rutina a la que se acostumbró durante siete años y medio: firmó diversas playeras rojiblancas y fotografías con él como rojiblanco.
Sí, aunque su discurso se basó en asegurar que lo más importante eran los tres puntos en juego, no pudo evitar que su corazón latiera más rápido al momento de reencontrarse con varios amigos.
Como Néstor de la Torre, vicepresidente del Guadalajara, quien recibió el primer abrazo del arquero, justo antes de regresar al vestuario, tras la rutina de calentamiento.
Luis Michel, Ramón Morales, Omar Bravo y Héctor Reynoso completaron la lista de los encuentros amistosos.
Con Adolfo Bautista, nada, ni un intercambio de miradas, al menos no hasta que el tramite del partido los hizo encontrarse frente a frente.
Duelos en los que el arquero siempre se impuso, a diferencia de lo ocurrido con Bravo, quien salió del inmueble con una enorme sonrisa, esa que se esboza cuando se cristaliza un anhelo.
Oswaldo hizo su parte, pero a fuerza de ser sinceros no fue su noche, se vio titubeante e incluso colabora en dos goles, mismos que le recuerdan lo que representa abandonar al campeón y llegar a un equipo que pelea por mantener la categoría.