Familiares de los sudcoreanos secuestrados en Afganistán, lloran durante una conferencia en un restaurante en Sungnam, al sur de Seúl. (AP)
Los talibanes decidieron ayer, ante la presencia de una delegación surcoreana en Afganistán, extender 24 horas el plazo que habían fijado para ejecutar a los 23 misioneros asiáticos secuestrados el pasado jueves.
“Ya que hay una delegación de ocho miembros en Kabul y quiere discutir el asunto de los 23 sudcoreanos capturados por los talibanes y los líderes locales, extendemos el plazo otras 24 horas”, aseguró un portavoz talibán, Qari Yousef Ahmadi.
Diez minutos después de la hora límite fijada por los insurgentes, las 19:00 hora local, el portavoz talibán anunció la extensión del plazo hasta hoy a la misma hora.
Los insurgentes amenazaron con matar a los veintitrés sudcoreanos si las autoridades afganas no excarcelaban a otros tantos talibanes.
Ayer la Policía halló el cadáver de uno de los dos ingenieros alemanes secuestrados en Afganistán, mientras que Fuerzas afganas e internacionales cercaron el área donde supuestamente los talibanes tienen como rehenes a veintitrés sudcoreanos.
El cadáver fue encontrado en el distrito de Jaghato, en la provincia centro-oriental de Maidan Wardak, informó el jefe de Policía de la región, Mohammad Hewaz Mazloom, que no pudo determinar la causa de la muerte del rehén alemán.
Mazloom también aseguró que la Policía halló con vida a uno de los cinco afganos secuestrados junto a los alemanes, el hermano del vicepresidente del Parlamento afgano, Arif Khan Noorzai.
Berlín y Kabul, por un lado y los talibanes por el otro, ofrecen versiones distintas sobre la suerte de los alemanes secuestrados.
Un portavoz talibán aseguró el sábado haber matado a los dos ingenieros alemanes tomados como rehenes el pasado miércoles en Maidan Wardak.
Sin embargo, el Ejecutivo afgano mantuvo que uno de los ingenieros murió por paro cardiaco, de agotamiento y calor, mientras que el otro ciudadano alemán sigue en manos de sus captores, algo que aún no ha sido aclarado.
“Nuestras Fuerzas de Seguridad intentarán asegurar una vuelta segura del ciudadano alemán que aún sigue vivo”, anunció un portavoz del ministerio afgano de Exteriores, Ahmad Baheen.
El desmentido del Gobierno afgano coincidió con la información difundida por la televisión pública alemana ARD, que aseguró que un rehén germano falleció de un paro cardiaco y el otro sigue en poder de sus secuestradores, que podrían no ser talibanes.
Los insurgentes pidieron la retirada de las tropas alemanas de Afganistán a cambio de la liberación de los ingenieros, algo a lo que la canciller alemana, Ángela Merkel, se negó en redondo.
“No podemos ceder en nuestros esfuerzos. No podemos abandonar al pueblo afgano”, dijo la jefa del Gobierno, para añadir que considera que la reconstrucción en Afganistán “empieza a dar resultados”, por lo que no puede pensarse ahora en una retirada.
Alemania tiene unos 3,000 militares desplegados en territorio afgano, todos ellos bajo mando de la Alianza Atlántica, mientras que Seúl tan sólo tiene destacados unos doscientos hombres, todos ellos dedicados a tareas de reconstrucción.