SANTIAGO PAPASQUIARO, DGO.- A seis meses de la suspensión de la tala en la comunidad Piélagos, por orden del Juez II de Distrito con base en un amparo contra las irregularidades de los jefes de Grupo de ese lugar, ya están marcando para cortar árboles, a pesar de que no hay autorización.
Por otro lado, los jefes de Grupo y la presidenta de Bienes Comunales, como venganza, reaccionan expulsando a cinco comuneros por el hecho de denunciar irregularidades y exigir el reparto de utilidades de manera legal.
En marzo, los cinco comuneros inconformes recurrieron a un séptimo amparo ante el Juez de Distrito, el cual dictaminó suspender la explotación maderable, mientras se emite la sentencia; el 15 de abril los jefes de Grupo realizaron una asamblea para expulsar a Miguel Corral Núñez, Lucila Nevárez Favela, Rubén, Raymundo y Javier Mejorado Meraz, porque no coincidían con los intereses de la mayoría.
Desde hace tiempo estas personas han recurrido a las autoridades como Semarnat, Profepa, Tribunal Agrario, entre otros, para denunciar la tala inmoderada del bosque pero se han enfrentado a negativas, obstáculos y hasta corruptelas de funcionarios, abogados y una magistrada.
Piélagos es una comunidad del municipio de Otáez, pero todo el problema se ha ventilado en las dependencias ya citadas con oficina en Santiago Papasquiaro y Durango, donde señalan como los principales responsables de la tala a Camilo Mejorado Soto, del primer grupo; Tomás y Raúl Mejorado Soto, y Arturo García Zurita, del segundo grupo; Miguel Ángel Hurtado Corral, del tercer grupo, y Arturo Soto Beltrán, Juan Bautista Corral Reyes, Angelina Corral Núñez, del cuarto grupo. La última de los mencionados también es la presidenta de Bienes Comunales.
Cabe señalar que de los 674 comuneros de Piélagos, menos del 2 por ciento vive en ese lugar, el resto en Santiago Papasquiaro, Durango y otros estados, incluyendo el extranjero; las decisiones las toman unos cuantos, por ejemplo el reglamento en el cual se basan para expulsar a inconformes lo aprobaron el 2 de marzo de 2006, con una votación de 93 personas a favor y 52 en contra.
Son pequeños grupos los que hacen y deshacen en la comunidad con la complicidad de las dependencias como Profepa y manipulados por Víctor Manuel Reyes Loera, abogado de esta comunidad, quien es originario de San Luis Potosí y ejerce sin cédula profesional. Según quedó demostrado ante el agente del Ministerio Público de Santiago Papasquiaro, es el artífice de los sobornos a los funcionarios.
Cada año se extraen 18 mil 500 metros cúbicos (m3) a razón de 800 pesos por unidad, aunque los jefes de grupo reportan la venta de madera a 550 pesos m3, lo que significa 14.5 millones de pesos en el primer caso y de ser cierto el segundo a diez millones 175 mil pesos. De ser así, a cada comunero le corresponden 21 mil 065 pesos, pero hay quienes ni cinco mil reciben, ya que los jefes de Grupo y Reyes Loera se sirven con la cuchara grande, incluyendo a algunos funcionarios.
El hecho de reclamar igualdad de derechos es la principal causa de la expulsión de los cinco comuneros, quienes manifestaron su preocupación porque los jefes de Grupo ya están marcando los árboles para reanudar la tala, a pesar de que el Juez no dicta sentencia de la denuncia.
Reyes Loera se aprovecha de la ignorancia de la mayoría de los comuneros, incluso de los 42 suspendidos de sus derechos ha logrado convencer a algunos y los ha puesto “de rodillas” a cambio de dádivas económicas para debilitar la reacción y seguir talando el bosque de Piélagos sin obstáculos.
Están en la lista de espera para su expulsión otros 29 comuneros que por dignidad y defensa del bosque se oponen a los taladores, tanto jefes de Grupo como empresas forestales, y manifiestan repudio contra Reyes Loera, que ha sido el principal causante de la división de la comunidad y, por ende, de la desorganización y el robo de madera.
Hoy viajan a México los comuneros expulsados para exponer el problema a nivel central, ya que están convencidos de la corruptela en la Delegación Profepa y otros organismos en Durango. Hay un caso concreto en el que peritos de la Procuraduría General de Justicia comprobaron con bases la tala clandestina en Piélagos y, a pesar de ello, Paulino Córdova Quiñones, titular de esa dependencia federal, sostiene que no hay tala, aun cuando no conoce ni el lugar.
Precisan los comuneros: “De ninguna forma este pequeño grupo de Piélagos afectado fraudulentamente en sus beneficios de participación, que por titulación fueron beneficiados, no trata de perjudicar a nadie sino, al contrario, nuestros ideales se fundamentan en defensa de la comunidad, buscando la manera en que las anualidades sean distribuidas con legalidad y se proteja en primer lugar el bosque como riqueza sustentable”, expresó Miguel Corral, representante de 42 comuneros.
Hasta muertos votan
Las listas de comuneros que utilizan los jefes de Grupo de Piélagos están llenan de irregularidades, donde destacan nombres repetidos y de finados, denuncian inconformes.
En la lista de comuneros aparece Elías Corral Reyes de manera repetida y Felipe Corral Reyes, fallecido el 4 de enero de 2007; también viene repetido el nombre de Salustia Corral Mendoza, así como Natividad Reyes, muerto desde el año pasado, y así sucesivamente prevalecen estas irregularidades.
Además, revelan que Camilo Mejorado Soto, representante del Grupo uno de esa comunidad, tiene antecedentes penales por el delito contra la salud, por lo cual estuvo preso en Monterrey, según el expediente 119/78, además por el delito de robo a una empresa de autobuses Monterrey-Santillo. Por ese motivo –dicen- no debería ostentar esa responsabilidad, pero así se manejan en esa comunidad.
Responsabilizan a estas personas en caso de sufrir algún atentado, tomando en cuenta que otros han muerto por defender sus derechos, ante la pasividad de las autoridades.
De lo legal
Programa de aprovechamiento maderable para la comunidad de Piélagos, municipio de Otáez, de los últimos cuatro años:
Periodo M3
2003-2004 18,788
2003-2004 9,145
2004-2005 18,791
2005-2006 18,723
2006-2007 18,460
FUENTE: Comuneros de Piélagos.
