Jesús Ramírez, vicepresidente de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo dijo que afrontan este tercer aniversario con el deseo de ?recuperar el pulso de nuevo e intentar superar este maldito atentado?.
También señaló que ?una gran parte de las víctimas sigue recibiendo tratamiento sicológico y otra gran parte siquiátrico?.
Destacó que, con el paso del tiempo, se suman a ese tratamiento los familiares ?que al final se resienten de la tensión acumulada?.
La ?gran solidaridad? que se despertó entre los españoles, sobre todo los madrileños, tras los atentados ha dado paso a un cierto olvido e incluso a episodios de reproche social.
Marisol, la madre de Abel, que murió en uno de los trenes el día en que cumplía 26 años, dijo mientras esperaba a entrar a una de las sesiones del juicio, que le duele que los atentados se hayan convertido en ?una batalla política?, en la que ?parece que ya nadie siente la muerte de 191 personas?, en alusión al enfrentamiento entre las tesis del Gobierno y las de la Oposición conservadora.
Le duele y le sorprende también la ?incomprensión? de algunos de sus compañeros en el centro de salud donde trabaja cuando hacen comentarios como ?¿todavía sigues?, si ya habéis cobrado las indemnizaciones?, en un plural que hace alusión a la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo.
Almudena, que iba en uno de los trenes que explotó en la estación de Atocha, cuenta que sufre cuando tiene que ?rogarle? al médico para que le siga dando la baja.
Poco después rompe a llorar cuando recuerda que le salvó un joven que le empujó y que murió en el tren. ?Nunca lo voy a superar?.
La sicóloga Syra Balanzat confirma la sensación de muchos afectados de que, tres años después, se sienten obligados a ?dar explicaciones? a su entorno de por qué siguen deprimidos.
En un receso del juicio que se sigue a los 29 implicados en los atentados, dos jóvenes ecuatorianos se saludan. Andrés, que ya ha venido más días, le dice a su compatriota -que no quiere identificarse- que se alegra de que se haya animado a venir.
?Llevo desde las cinco de la mañana sin dormir y estoy bastante nervioso, pero bueno estoy aquí?, dice el joven, quien rechaza seguir hablando de su experiencia.
Andrés explica que a ninguno de los dos les han reconocido como víctimas, ?aunque la asociación lo está recurriendo?, a pesar de que entregó su parte de ingreso el 11 de marzo en el hospital Gregorio Marañón y el de la operación de rodilla que le hicieron poco después.
?El atentado me ha destruido. Estoy fuera de la regulación y no encuentro trabajo con esto de la rodilla. Me estoy divorciando porque mi mujer ha aguantando mucho, pero bueno, hay que seguir, ¿no??, se pregunta. (EFE)
