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Todos contra Slim| Actitudes

José Santiago Healy

Hace unos días el empresario mexicano Carlos Slim Helú se convirtió en el hombre más rico del mundo en base al cálculo azaroso que inventó la revista Forbes y que ha sido la referencia para conocer la lista de las grandes fortunas en el mundo.

En esta ocasión no fue Forbes quien dio la noticia sino una revista por Internet que anunció que Slim había superado en riqueza al eterno millonario Bill Gates luego del reciente disparo de las acciones de América Móvil y Teléfonos de México.

La revista Forbes no confirmó esta versión, aunque en su último listado de marzo la publicación norteamericana colocó por decimotercer año consecutivo a Bill Gates a la cabeza con una fortuna valuada en 56 mil millones de dólares, pero seguido muy de cerca por Carlos Slim con 53,100 millones de billetes verdes.

La realidad es que estos cálculos son irreales y deben provocar risa o quizá enojo entre los enlistados. Forbes calcula la fortuna de estos magnates en base al valor total de sus empresas tal como si fueran los dueños únicos y tuvieran tales montos en sus bolsillos.

Si bien le va Slim debe poseer un 10 por ciento de las acciones totales de Telmex, la principal empresa del Grupo Carso, aunque es probable que en otras de sus empresas como Sanborn’s, Sears y Prodigy, ostente más del cincuenta por ciento.

El éxito de Slim al igual que Bill Gates ha sido atraer a inversionistas públicos y privados para darles un alto rendimiento en sus capitales. Son excelentes mercadólogos además de financieros e innovadores muy efectivos, pero no son dueños únicos y en algunas de sus empresas ni siquiera mayoritarios.

En México sorprende que cada vez que se menciona la supuesta fortuna de Carlos Slim surgen por todos lados los ataques y las viejas historias en su contra.

Desde la especie que compró Telmex por la bicoca de 1,700 millones de pesos gracias a una sociedad con el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, versión que al estilo muy mexicano nunca ha sido debidamente aclarada por los personajes de marras.

A Slim se le critica también por el valor estratosférico alcanzado por sus empresas en un país con casi veinte millones de habitantes en pobreza extrema, tal como si él o sus compañías fueron los responsables de dicho atraso social.

Todavía más se le condena por que Telmex ganó la batalla de la larga distancia y la telefonía celular a las grandes transnacionales cuando éstas venían decididas a llevarse el pastel enterito en cuestión de meses.

Si Bancomer y Banamex, entre otros bancos, hubieran quedado en manos de empresarios de la talla de Slim quizá hoy tendríamos en México una banca nacional vigorosa y dinámica como sucede en España, Japón, Estados Unidos e Inglaterra.

No resulta entonces justo ni sensato tupirle con todo a un empresario mexicano por haberse convertido en uno de los hombres más ricos del mundo.

Además de dinámico y habilidoso, Slim es un mexicano interesado en asuntos nacionales. Cuantas veces puede participa en foros en donde su voz se escucha con mucha atención.

Este empresario de origen libanés encaja más en el grupo selecto de hombres visionarios y humanistas que ha tenido México a lo largo de su historia como los Garza Sada, los Zambrano, los Servitje, los Coppel, los Balleres, los Arango, entre muchos más.

Así como presumimos a mexicanos exitosos en las artes, el deporte y la cultura, ¿por qué no reconocer a empresarios que han triunfado en el complejo mundo de los negocios?

Quizá habría que empezar por cambiar la medición de sus fortunas y en lugar de tasarlas en dólares, calcularlas en base al número de empleos y de las nóminas que pagan anualmente en sus negocios. Nos llevaríamos sin duda algunas gratas sorpresas.

Envía tus comentarios a josahealy@hotmail.com

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