En México se requiere desarrollar un equipo médico de donación y procuración de órganos, ya que hasta el momento se carece de esto, lo que reduce la posibilidad de hacer más trasplantes. (Archivo)
Especialistas advierten que en México sí hay donadores potenciales, pero se están perdiendo
por no contar con un equipo de profesionales que se dediquen a esta tarea.
La donación de órganos en nuestro país se ha incrementado, pero los trasplantes no han aumentado al mismo ritmo, por la falta de especialistas y de médicos que se dediquen de tiempo completo a ubicar a los donadores cadavéricos y hacer los trámites legales que se requieren para captarlos.
Dos de los especialistas más reconocidos en el campo de los trasplantes de riñón, aseguran que en México sí hay donadores potenciales, pero se están perdiendo por no contar con un equipo de profesionales que se dediquen a esta tarea.
Durante años, el problema en nuestro país fue la falta de donadores, pero ahora que las campañas de concientización han permeado, hay gente dispuesta a donar sus órganos, después de muertos, pero no existe la capacidad para que se lleven a cabo y se están perdiendo oportunidades de vida para los miles de pacientes que se encuentran en la lista de espera de un órgano, dijo Eduardo Magalla, jefe de Trasplante Renal del Instituto Nacional de Cardiología (INC) “Ignacio Chávez”.
Desde su experiencia, la donación de órganos requiere tiempo completo, por lo que se requiere profesionalización; “porque se podrán hacer mil campañas de educación y difusión, pero a la hora que está el donador de órganos, quién va a ir a tomar esos riñones, quién hablará con la familia, quién hará los trámites con el Ministerio Público”, aseveró el trasplantólogo, a la vez que recordó que en la mayoría de los estados de la República no existe la imagen del coordinador de trasplantes que es la persona dedicada exclusivamente a estos aspectos.
El especialista lamentó que la donación cadavérica haya disminuido en nuestro país, a diferencia de la donación de seres vivos que se ha incrementado en los últimos años y que principalmente se lleva a cabo para trasplantes de riñón e hígado. Recordó que mientras en España y países que llevan la vanguardia en trasplantes de órganos tienen una tasa de donadores de 25 por millón de habitantes, en México se tiene una tasa de 2 donadores por millón.
Mientras que Juan Pablo Herrera, nefrólogo del mismo instituto de la Secretaría de Salud (Ssa), dijo que se requiere desarrollar un equipo médico de donación y procuración de órganos, ya que hasta el momento se carece de esto, lo que reduce la posibilidad de hacer más trasplantes en México.
Faltan personas e infraestructura
De acuerdo a información del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), existen 350 hospitales públicos y privados certificados para captar y realizar trasplantes de órganos y tejidos, así como se tienen registrados mil 400 profesionales de salud dedicados a esta tarea. En el sexenio pasado, eran 248 hospitales.
En un diagnóstico realizado por las autoridades del Cenatra en la Administración pasada, se reconoce que por la falta de infraestructura, personal médico y recursos, se dejan de realizar cada año unos 200 trasplantes de órganos en el país; además que el número de trasplantes es insuficiente.
Ambos especialistas de la Ssa alertan que cada día más mexicanos se suman a ser candidatos a un trasplante de órgano debido a que las enfermedades cronicodegenerativas como insuficiencia renal, hepática y cardiaca son las causas más frecuentes de mortalidad y en algunos casos sólo se curan con un trasplante. Cifras del Cenatra indican que hay 10 mil 135 mexicanos en espera de un órgano o tejido que les pueda salvar la vida, muchos deben aguardar hasta dos años para poder recibir uno.
Al respecto, Arturo Dib Kuri, director del Cenatra aseguró que la cultura de la donación avanza en México, pero reconoció que aún falta más. Hace 10 años, una de cada 10 personas externaba su deseo de donar, hoy esta cifra aumentó a ocho de cada 10, lo que demuestra todo un cambio cultural en la donación de órganos.
“Ahí están las cifras que demuestran un aumento del 23% anual en donación y trasplantes en los últimos seis años”, responde el funcionario a las críticas vertidas por especialistas y afirma que en el último sexenio se realizaron 38 mil 906 trasplantes, que representa el 68% del total de este tipo de cirugías desde 1963, año en que se realizó el primer implante de un órgano en México.
Indica que el Distrito Federal, Nuevo León y Jalisco son los estados más activos. “Hace 15 años, el 80% de los trasplantes se realizaban en la Ciudad de México. En la actualidad, el 50% de éstos se da en el interior de la República”, comenta.
Dib Kuri, quien se encuentra al frente de este Centro Nacional desde el sexenio pasado, dijo que se realizan alrededor de 5 mil trasplantes anuales, de los cuales 2,000 son de riñón (de esta cifra, mil 400 corresponden a donadores vivos y 600 a donadores cadavéricos) y 2,491 son trasplantes de córneas. El resto corresponde a hígado, corazón y algunos tejidos como válvulas cardiacas.
Obtención de órganos, momento clave
En un comunicado del Cenatra con motivo de la Semana Nacional de Donación de Órganos que se llevó a cabo del 24 al 30 de septiembre, se reconoce que para el Sistema Nacional de Trasplantes, lo más importante en este momento es la obtención de órganos. “Debe existir una respuesta a nivel de cada hospital (que cumpla con la normatividad establecida) para que en caso de que una familia promueva la donación se le pueda dar la atención necesaria”, establece.
Esta respuesta, indican autoridades de este organismo, son los coordinadores de donación, que es un servicio conformado por profesionales de la salud dedicados exclusivamente a atender y coordinar los procesos de donación en los hospitales. “Lo importante ahora, se afirma en el comunicado, es que estos especialistas cuenten con el apoyo del hospital e institución a la que pertenecen para conformar el servicio o coordinación de donación y más importante aún con el apoyo de médicos, enfermeras y demás personal de salud”.
En entrevista, Eduardo Magalla, jefe de Trasplante Renal del INC, dijo que los cinco mil trasplantes de órganos y tejidos que se realizan al año es todavía un número muy bajo, a lo que se tendría que realizar, si se toma en cuenta que hay una lista de más de 10 mil mexicanos esperando un órgano “Apenas si se está trasplantando a la mitad”. Tan sólo para trasplantes de riñón, se estima que puede haber 30 mil a 40 mil pacientes.
Dijo que existen donadores, pero lo que está fallando es la parte operativa. Tan sólo los médicos que hacen trasplantes, no rebasa una cifra de 100 en territorio nacional, sin contar las enfermeras y otros especialistas. En cuanto a la figura de coordinadores de trasplantes sólo existe en algunos hospitales de Jalisco y el Distrito Federal.
Para revertir esta problemática, el especialista dijo que con tan sólo la creación de tres grupos de procuración de órganos en el Distrito Federal, integrado por tres especialistas y equipado con un vehículo, aumentaría la donación de órganos de forma importante.
Mientras que el nefrólogo Juan Pablo Herrera señaló que mucha gente fallece esperando un riñón y que cada vez más aumenta el número de enfermos con insuficiencia renal que requerirán de un trasplante para sobrevivir. De ahí, insistió, la importancia de contar con un equipo de profesionales dedicados a la procuración de órganos.
Una nueva oportunidad de vida
Tiene dos años y medio de edad y es la alegría de su casa. Le gusta escuchar, cantar y bailar música tropical y duranguense. Es la más pequeña: la consentida de una familia queretana compuesta por otros cuatro hermanos.
Es por ello que también tiende a hacer berrinches cuando no le compran un yogurt de fresa, su favorito. Sin embargo, no siempre hubo esa felicidad y sí en cambio, mucha preocupación que hizo que la familia se uniera aún más.
Alejandra Juárez nació el 10 de febrero de 2005. Al mes y medio, sus padres la llevaron al pediatra pues notaron que su piel estaba amarilla (al color amarillo de la piel se le denomina icteria). El diagnóstico inicial fue hepatitis, pero los estudios siguientes descartaron ese mal y darían con el verdadero problema: atresia biliar.
Esta enfermedad destruye los ductos biliares en forma progresiva por lo que la bilis, que debe llegar al intestino delgado vía la vesícula para ayudar en los procesos digestivos de los alimentos, -en especial de las grasas- queda atrapada dentro del hígado y rápidamente daña las células hepáticas. Si esto continúa, aparece la cirrosis.
Las causas se desconocen, pero recientes investigaciones sugieren dos posibles causas: la embriónica o fetal en la que hay un desarrollo anormal de los ductos biliares y la perinatal, causada por una infección viral o por una reacción autoinmune que daña los ductos.
Aunque la causa es incierta, se sabe que la atresia biliar afecta únicamente a recién nacidos. No es hereditaria ni contagiosa y no es causada por algo que la madre haya hecho o dejado de hacer durante el embarazo, por lo que no se puede prevenir.
Con escasos recursos inició el peregrinar de la familia Juárez. En un hospital particular de Querétaro le realizaron la cirugía de Kasai, procedimiento dirigido a restablecer el flujo de la bilis directamente del hígado al intestino. Sin embargo, Alejandra fue parte del 20% de los casos de bebés afectados que no responden a la cirugía y su única opción de vida fue un trasplante.
Por medio del IMSS de Querétaro, Ale llegó al Centro Médico Nacional Siglo XXI. “Nos pintaron un panorama negro, desalentador por falta de donaciones”, comenta su papá, Juan Francisco Juárez, al recordar los casi dos años que pasaron en la lista de espera de un donante. “Días y noches de incertidumbre, desesperación e impotencia”, añade.
Según datos del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra) hasta el pasado agosto al mes de agosto aguardaban por una donación 10 mil 354 pacientes en espera de un órgano o tejido, de los cuales 346 esperaban un hígado. Alejandra estuvo en esa lista.
Con las fechas grabadas, Juan Francisco recuerda que fue en diciembre de 2006 cuando le informaron de la posibilidad de practicar una donación segmentaria de hígado de un familiar vivo. “Después de un sinfín de noches sin dormir, la noticia nos sorprendió y automáticamente dije que sí, que yo quería entrarle, nunca tuve temor alguno, sólo la preocupación de que si algo salía mal dejaría desamparados a mi esposa y a mis otros cuatro hijos que estudian”.
Para este tipo de cirugías, que se realizan en México desde finales de 2006, “basta con que tanto el paciente como el donante sean compatibles con grupo sanguíneo. Si la operación es para un niño, se toma la tercera parte del hígado del donante adulto, es decir, aproximadamente 300 gramos. Para trasplantar en un adulto, se puede tomar incluso la mitad”, dice José Alfonso Yamamoto, jefe de Trasplantes de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI y quien trasplantó parte del hígado de Juan Francisco Juárez a su pequeña.
El doctor Yamamoto, quien fue testigo de la angustia de la familia Juárez día con día, califica la acción del papá de Alejandra como ejemplar. “Se la jugó por su hija. Se necesita mucho valor, pues no toda la gente es capaz de donar parte de su hígado. Fue una labor titánica”.
Especialistas coinciden en que hace falta un acercamiento de la sociedad a la cultura de la donación y sus diferentes tipos, pues de esta manera pueden tomarse decisiones como la que llevó a Juan Francisco a donar parte de su hígado a su pequeña hija.
El trasplante de una parte de su hígado se llevó a cabo apenas hace seis meses, el 27 de febrero de este año, cuando Alejandra justo acababa de cumplir su segundo año de edad. Las revisiones médicas periódicas de padre e hija y sus obligados viajes a la Ciudad de México no les importan, pese a los recurrentes gastos económicos por traslados y comidas, sin contar las deudas adquiridas con familiares y amigos para salvar la vida de la niña.
“Estoy agradecido con la empresa donde trabajo y con muchos compañeros, porque me apoyaron siempre y gracias a ellos pude faltar muchos días”, afirma.
Empleado en una fábrica de equipo industrial y único sostén de su familia, el amor por Alejandra le dio fuerzas para no dejar de luchar. Aunque los problemas económicos no faltan pues “me tuve que ‘endrogar’ con mucho dinero”, mi familia y yo sabemos que la alegría de tener a mi niña con salud es lo más importante. Lo económico con el tiempo se solucionará”.