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Trastorno bipolar: un malestar del ánimo

El Universal

Es una enfermedad con fases severas de depresión y de manía, se calcula que en México 900 mil personas la padecen.

Es más que un simple cambio en el estado de ánimo. Es un vacío en el vacío o la euforia total. Una especie de “sube y baja” emocional que pasa por etapas de tristeza, apatía, desesperanza, (episodios de depresión), a etapas de euforia, irritabilidad y ánimo exageradamente elevado, (episodios de manía), aseguran.

Es el trastorno bipolar, una enfermedad que padecen al menos 900 mil personas en México y el 5% de la población mundial; un padecimiento para el cual actualmente hay tratamientos efectivos que pueden aliviar el sufrimiento y evitar consecuencias devastadoras como pérdida de trabajos, ruptura de matrimonios, presiones económicas, abuso de sustancias y suicidio, a decir de los expertos.

Años atrás se le conocía como sicosis maniacodepresiva, pero ese término dejó de utilizarse ya que no todos los pacientes con este trastorno presentan síntomas de sicosis.

Tal es el caso de Sergio, quien prefiere dejar claro que la entrevista deberá ser a las diez de la mañana en punto: “Ni un minuto más ni uno menos”; de lo contrario se irá. Dice ser impaciente, irritable, bipolar. Dice haber cometido seis intentos de suicidio en sus periodos depresivos, dos de ellos casi consumados, “sólo que la pistola falló a la hora de apretar el gatillo en mi boca”.

Luego, en contraste, en sus periodos de euforia o manía, asegura haberse endeudado con la compra de dos autos deportivos de lujo —los dos a la vez, idénticos—, sólo que uno de cada color, cuando no tenía recursos económicos para hacerlo, comenta.

Fue un estudiante que obtenía entre siete y diez de calificación y medallas al año por sus notables calificaciones. Ahora es ingeniero, con maestrías y doctorados en su haber. Sergio dice tener una memoria fotográfica. Actualmente pesa 120 kilos, pero llegó a pesar 62 en uno de sus periodos depresivos, el cual se prolongó por cuatro años consecutivos. No comía, no se bañaba, sólo dormía. No trabajaba. Padre de una hija. Sus familiares lo apoyaron económicamente.

Hoy —controlado en su bipolaridad y después de haber consultado a 34 sicoanalistas— debe evitar todo aquello que le produzca estrés: manejar, subir a un avión, discutir; lo cual podría disparar —así como disparó aquellas pistolas en sus intentos suicidas—, periodos de irritabilidad; porque el trastorno bipolar es una enfermedad del ánimo que comprende fases o episodios generalmente severos, tanto de depresión como de manía, comenta a su vez en entrevista el doctor Carlos Berlanga, subdirector de Investigaciones Clínicas del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente.

“Podemos afirmar con toda seguridad que al trastorno bipolar no se le puede adjudicar una sola causa. Si bien, se desconoce con toda precisión qué lo origina, hemos estudiado que una combinación de alteraciones del propio organismo, (factores biológicos), con alteraciones de la herencia, (factores genéticos) y con determinadas situaciones globales que rodean al sujeto, (factores ambientales), desencadenan esta compleja enfermedad.

“Es importante descartar por completo la idea generalizada entre la población de que la falta de litio causa la bipolaridad. Este concepto es totalmente infundado”.

Prevalencia de géneros

En rigor, —continúa el especialista— el padecimiento puede iniciarse en cualquier época de la vida, no obstante en la mayoría de los casos se da en la etapa adulta temprana, entre los 18 y los 25 años.

De acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente, no hay diferencia de prevalencia entre géneros; es decir, el trastorno se presenta con la misma frecuencia tanto en hombres como en mujeres; sin embargo, el trastorno bipolar de inicio temprano se da con más frecuencia entre los pacientes del sexo masculino y también se considera que en las mujeres hay más tendencia a las fases de depresión.

De igual modo se sabe que el 30 por ciento de los pacientes bipolares abusa del alcohol y droga. “El paciente en estado de manía y/o euforia, puede beber en exceso o consumir sustancias como producto de su descontrol emocional y de conducta”, agrega Berlanga.

En este sentido, para Sergio las señales de alarma de la fase maniaca de su trastorno se caracteriza por una elevación del estado de ánimo que puede expresarse como euforia o irritabilidad, junto a síntomas específicos de manía, como la falta de sueño, hablar mucho y rápido, el flujo rápido de pensamientos, sentir que es una persona importante y con capacidades extraordinarias (ideas de grandiosidad) y la intensa actividad generalmente desorganizada y dirigida hacia fines inespecíficos.

“Un poco más de la mitad de los pacientes con manía experimentan ideas de omnipotencia; otros experimentan una intensa energía sexual o un marcado aumento de fuerza física” - continúa.

Intenta el suicidio 19 por ciento de pacientes

Para el también Miembro de la Academia Nacional de Medicina, se calcula que el riesgo de suicidio en los bipolares es elevado e inminente, ya que el 19% de todos los bipolares, en algún momento de la enfermedad intenta suicidarse. “La mayoría de los que lo intentan se encuentra deprimido, pero el estar en manía y/ euforia también pone en riesgo a los pacientes, principalmente cuando ésta va acompañada de síntomas sicóticos.

“Los sujetos en fase de manía -agrega- pueden ser irritables, agresivos o bien sumamente activos y acelerados. Para lograr su control es necesario la utilización de medicamentos sedantes o bien llamados ansiolíticos. En casos muy severos de manía es indispensable manejar al paciente dentro de un hospital, asegura.

En contraparte, para los estados depresivos, se utilizan básicamente los fármacos con efecto antidepresivo; sin embargo, en los casos de depresión bipolar grave está indicado el tratamiento combinado de antidepresivos y antisicóticos, o también si el cuadro es muy severo se puede utilizar la terapia electro-convulsiva, concluye el experto.

A propósito de esto último, Sergio dice haber recibido varias terapias electro -convulsivas, a lo largo de 20 años de tratamientos y mientras lo cuenta; vuelve a sonar su celular. Casado hace 24 años, su esposa lo llama a toda hora para saber cómo está, -“a veces siento estar bajo un microscopio, absolutamente vigilado”-; comenta este hombre que dice sentirse como en una “montaña rusa bipolar”, a veces acelerado, otras de cabeza, a veces en la cima de la montaña, otras a ras del suelo; pero en todo caso, Carolina, su esposa no lo pierde de vista y quiere saber continuamente dónde está, cómo está y sobre todo a qué hora regresará a casa.

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