“Tratamos que nuestros goles sean contra la homofobia”.
Andoni Bello
Dieciocho jóvenes mexicanos viajaron el viernes pasado a Buenos Aires a competir en el noveno Mundial Gay de Futbol. Dieciocho jóvenes que tocaron las puertas de empresas privadas, de la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) y de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) para solicitar apoyo para representar a México, pero sin éxito alguno.
Ni a la Femexfut y ni a la Conade les pedían dinero, lo que solicitaban los deportistas era el uso de alguna de sus múltiples canchas y un entrenador profesional. Femexfut respondió con un comunicado en el que se disculpaba por no poder ayudarlos, ya que “el evento no es patrocinado por la FIFA”. En contraste, la Asociación Argentina de Futbol (AFA), que pertenece a la FIFA, es patrocinadora oficial del Mundial Gay, apoyó al equipo argentino con dinero y uniformes, así como puso los dos estadios donde se jugarán todos los partidos.
En cuanto a la Conade, Andoni Bello, el capitán de la selección Tri Gay, me dijo que habló con varios funcionarios, pero que jamás pudo obtener ni siquiera una cita. Ello pese a que la misión de la Conade es, entre otros, “desarrollar e implementar políticas de Estado… que promuevan igualdad de oportunidades para lograr la participación y excelencia en el deporte”.
Para viajar a Buenos Aires, los seleccionados pusieron mayoritariamente dinero de sus bolsillos. Mil doscientos dólares para el boleto de avión, más gastos de hospedaje y alimentos. El Partido Alternativa les dio un donativo de 30 mil pesos, les rentó una cancha y les consiguió un entrenador profesional. La agencia Anodis les dio espacios publicitarios gratuitos. Radiorockola les hizo el sitio Web (www.trigay.org). Tito Vasconcelos, un activista, puso uno de sus bares para la presentación del equipo. Juntando ahorros y con los apoyos conseguidos, los 15 jugadores homosexuales y los 3 heterosexuales que integran el Tri Gay vuelan a Sudamérica este mismo viernes.
Respecto al uniforme que portará el Tri Gay, Bello afirma que buscó infructuosamente que Adidas, patrocinador oficial de la Selección Mexicana de Futbol, les donara las camisetas. Puma y Umbro tampoco accedieron a confeccionarlo. Fue la empresa Rinat la que buscó por su propia cuenta a los jugadores y la que les regaló las camisetas rosa mexicano con las que competirán en Buenos Aires a lo largo de toda esta semana.
El Tri Gay también buscó el respaldo de algunas empresas como Levis, pero sin éxito alguno. Irónicamente muchas empresas multinacionales, como las que se negaron en México a respaldar a estos futbolistas, en otros países avalan prácticas no discriminatorias en sus estatutos y otorgan los mismos beneficios y prestaciones a sus empleados gays, lésbicos y transgénero (GLBT). Más aún, muchas de estas empresas patrocinan las marchas del orgullo gay y elaboran productos y campañas publicitarias destinadas exclusivamente al consumidor GLBT.
Al respecto, Human Rights Campaign acaba de dar a conocer en su sitio Web (www.hrc.org) su sexto “Índice Corporativo de la Equidad” en el que año con año evalúa las políticas de casi 600 empresas respecto a sus empleados GLBT. Sorpresivamente Levis recibió la calificación máxima de 100 del índice de Human Rights Campaign.
En ese mismo reporte, que se elabora desde 2002, hay hoy 195 empresas que recibieron el puntaje perfecto. Año con año se suman a la lista nuevas corporaciones que incorporan beneficios laborales y prestaciones para sus empleados GLBT. Ante la ausencia de medidas gubernamentales que protejan a las parejas del mismo sexo, las empresas privadas en Estados Unidos están llevando la delantera y sus filiales en todo el mundo repiten las prácticas de sus oficinas matrices.
En México ocurre lo contrario. Muchas empresas siguen discriminando por razones de género o de preferencia sexual. ¿A cuántas mujeres se les obliga a realizarse una prueba de embarazo como parte de la entrevista de trabajo? ¿Cuántos gays son discriminados en sus oficinas? Andoni Bello me comentó que el Tri Gay se quedó sin un integrante que jugaba un futbol de alta calidad porque su empresa le dio un ultimátum, si viajaba a Buenos Aires al Mundial Gay, a su regreso ya no tendría trabajo. El joven decidió no ir.
La democracia electoral ha llegado a México, pero la corporativa aún no despega del todo. El Tri Gay es una historia de éxito y aunque repitan los resultados mediocres de la Selección Mexicana de Futbol y regresen a casa sin ganar el Mundial Gay, los dieciocho integrantes del Tri Gay ya son unos campeones.
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