“Un hombre luchará con más ahínco por sus intereses que por sus derechos”.
Napoleón Bonaparte
Hasta este momento la Procuraduría General de la República no ha dicho esta boca es mía. Han sido los abogados de Napoleón Gómez Urrutia los que han dado a conocer el resultado del peritaje de los expertos de la PGR que confirman la falsificación de las firmas cruciales en los documentos con los que se desconoció al líder como secretario general del sindicato minero y se le dio la toma de nota a Elías Morales.
La PGR, sin embargo, no desmentirá públicamente la información de los abogados de Napoleón porque, efectivamente, los peritos han determinado que las firmas son falsas. La PGR no puede dar a conocer la información porque el peritaje es parte de una averiguación en curso y por lo tanto, la ley la obliga al sigilo. Pero el resultado se ha comunicado ya a las partes y de manera informal a algunos funcionarios que siguen de cerca el caso.
Napoleón y sus seguidores en el sindicato minero quisieran que este reconocimiento de la PGR sirviera para que se retirara de inmediato la toma de nota concedida a Elías Morales en febrero de 2006 y se reestableciera la dada anteriormente a Gómez Urrutia, la cual tenía validez inicial hasta 2008. Pero ni la PGR ni la Secretaría del Trabajo tienen la facultad legal para hacerlo. En todo caso, tendría que ser un juez el que ordenara a las autoridades laborales que cambiaran su decisión. Pero esto sólo podría ocurrir después de un juicio que podría llevar años.
Napoleón, sin embargo, no tendrá que esperar tanto tiempo para retomar formalmente el control del sindicato. El próximo 17 de abril dará inicio una nueva convención del sindicato minero, la cual seguramente lo ratificará como secretario general. Y ante esa decisión, la Secretaría del Trabajo no tendrá más que extender una nueva toma de nota al dirigente.
Con este documento se cerrará un capítulo importante del conflicto del sindicato minero. Es verdad que la guerra continuará, pero en otros campos. Los abogados de Gómez Urrutia han señalado ya que buscarán que se castigue penalmente a Elías Morales, el hasta ahora secretario general provisional, por haber falsificado la firma de Juan Luis Zúñiga Velázquez, primer vocal del consejo de vigilancia del sindicato. Buscarán también promover acciones penales en contra de los funcionarios de la Secretaría del Trabajo que aceptaron la validez de esos documentos y le dieron la toma de nota a Morales. No hay duda que tratarán de llevar esta acción penal hasta el ex secretario del trabajo, Francisco Xavier Salazar, quien es actualmente secretario de acción de gobierno del comité ejecutivo nacional del PAN.
El control de Napoleón sobre el sindicato se hará mucho más sólido. Esto podría generar nuevos conflictos con el Grupo México, al que el líder ha señalado como la verdadera fuerza detrás de Elías Morales. El Grupo Villacero, a quien también acusaba de apoyar a Morales, no será ya un problema puesto que ha vendido la planta siderúrgica de Sicartsa a Mittal Steel, el grupo indio con el que el sindicato minero ha tenido buenas relaciones.
Persistirán, es verdad, las demandas contra Gómez Urrutia por la presunta malversación del fideicomiso de 55 millones de dólares que se creó para los mineros de Cananea. Pero aclarar este caso será más fácil una vez que el sindicato quede nuevamente bajo su completo control. Muy importante será si el sindicato logra que se descongelen los fondos del fideicomiso, lo cual permitiría continuar con los pagos a los mineros con derecho a recibirlos y calmaría cuando menos la ansiedad y la desconfianza de quienes no han recibido su dinero.
Tal y como se ven las cosas en este momento, Napoleón parece haber obtenido un gran triunfo frente al reto que le lanzaron Elías Morales y el ex secretario del Trabajo Salazar. Quizá no entendieron que golpe que no mata fortalece.
Es difícil saber, de hecho, qué pensaron el ex secretario Salazar y el ex presidente Vicente Fox —sin cuyo respaldo el intento por destituir a Gómez Urrutia habría sido impensable— cuando lanzaron su ataque. Basar el esfuerzo contra el líder minero en una serie de documentos con firmas falsificadas era absurdo, sobre todo si se considera que la persona cuya firma fue falseada podía negar haber avalado esos documentos.
Pero aún suponiendo que las firmas hayan sido verdaderas, que Zúñiga Velázquez se haya arrepentido de avalar la acción en contra de Gómez Urrutia y que los peritos se hayan equivocado en sus análisis grafológicos, habrá que preguntarse si realmente las autoridades que definieron la estrategia esperaban derrotar de esta manera al poderoso líder minero. Si así lo pensaron, cometieron un grave error que costó prolongadas huelgas ilegales y la vida de varias personas en la batalla de Sicartsa, pero que no se convirtió en el Waterloo de este Napoleón.
NO POR DOGMA
Los políticos quieren resolver por decreto o por dogma el caso de la muerte de la indígena Ernestina Ascencio de la sierra de Zongolica. Pero eso es inaceptable. Sólo un análisis metódico, profundo, objetivo y científico de las contradicciones de los estudios forenses permitirá determinar con certeza las causas de la muerte. Poco importa cuál sea la versión políticamente correcta o la que pueda convenir a las Fuerzas Armadas. Por respeto a doña Ernestina, es importante que un grupo de especialistas médicos revise toda la información disponible. Y que se impida a los políticos tener representantes en ese grupo.