Los líderes de la Unión Europea buscaban el jueves dejar a un lado sus diferencias y unificarse bajo un nuevo tratado diseñado para dar al bloque de 27 países una influencia mayor en los asuntos mundiales.
Pero los líderes llegaron a Portugal para una cumbre de dos días trabados en un forcejeo político de 11 horas sobre el texto final del documento que busca que el poderío económico del bloque tenga su equivalente en la arena diplomática.
El tratado aceleraría el proceso de toma de decisiones en la UE para que los países miembros puedan actuar más rápidamente en asuntos globales como defensa, energía, cambios climáticos y migración.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, advirtió que el continente se arriesga a ver su influencia internacional disminuida si continua incapaz de adoptar una posición común en asuntos vitales. "Necesitamos este acuerdo", dijo a su llegada a Lisboa.
La canciller alemana Angela Merkel se mostró cautelosa, diciendo que esperaba conversaciones "difíciles" para asegurar el tratado, aunque dijo que los líderes estaban ahora a "apenas unos pocos milímetros de la meta".
Su cautela pareció justificada por la posición de Polonia, que está demandando más derecho de voto.
"Nosotros no pedimos nada más de lo que ya había sido acordado", dijo el presidente polaco Lech Kaczynski. "De lo contrario, vamos a tener que posponer esta discusión". Su hermano mellizo, el primer ministro Jaroslaw Kaczynski, dijo que el tratado pudiera ser demorado a menos que Polonia reciba garantías prometidas en la cumbre en junio.
En contraste, el primer ministro británico Gordon Brown se vio optimista.
Brown refutó críticas en su país diciendo que el tratado, como ha sido negociado, garantiza la soberanía británica en los sectores de justicia, asuntos internos y exteriores, y temas de seguridad.
"En esos asuntos importantes, los intereses británicos están protegidos", dijo Gordon en una conferencia de prensa.