EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Una tarde agradable en muchos aspectos, buena entrada en el Corona, con un clima fresco y la esperanza que aún no muere en el pueblo santista. Sin embargo muchos fantasmas querían aparecer en el estadio. El ?Fantasma? Figueroa vio el duelo desde los palcos, mientras que los fantasmas que han flagelado a los Guerreros durante varios meses querían mantener su dominio en el terreno de juego. Las tribunas no olvidan y le envían en tres ocasiones cariñosos recordatorios maternales al ex dirigente José Antonio ?Tato? Noriega. Morelia trajo una pequeña representación de aficionados que son de los mejores comportados en todo el país. Apenas iniciado el juego el grito de gol se ahoga ante un yerro de Ludueña, pero había que levantar el ánimo. Se tejía el futbol pero faltaba un poco de talento y garra. Una y otra vez Eliomar Marcón intentó pero parece que está ?embrujado?, mientras que el argentino Fernando Ortiz cabecea muy alejado, casi dirigido a las Pampas. Con el paso del tiempo, Monarcas se da cuenta que si se lo propone le marcan al ?Panchote? González, quien en una jugada peligrosa saca de apuros a su equipo con una atajada a una mano al estilo Supercampeones. Así como en las tribunas de Sombra, la defensa albiverde se va entumiendo por el viento y por el orden de Morelia, que va controlando el juego. Por momentos el juego no es muy bueno, al grado que el suplemento Rostros, que hojea una joven aficionada, está más interesante. Y en un contragolpe, que pone en evidencia la falta de ubicación de la defensa local, cae el gol de la triste realidad. Desconcierto albiverde, entre los jugadores se gritan, se estorban y hasta se confunden. Algunos aficionados gritan ?Oles? cuando Monarcas pasea el balón por toda la cancha, pero el grito de ?Santos, Santos...? aparece para mantener un poco la fe. Lo peor que podía pasar era que cayera otro gol en contra, pero no fue así. En el medio tiempo hubo de todo. Jugadores de futbol americano, bloqueadores, vaqueros que lazaron a los competidores, pelucas verdes y guerreritas que se lucieron en la cancha para darles un poco de diversión a los asistentes que sentían la presión junto con su equipo. Al inicio del segundo tiempo la sirena que se oye en Sol plateas anuncia que ya es una emergencia lo que sufre el Santos. La picardía albiverde se vuelve en una vulgaridad, al querer jugar de fantasía cuando ahora es necesario concretar. Daniel Guzmán se arriesga, mete al ?Lorito? Jiménez y Mario García. Cambia el rostro del Guerrero, que gracias a la vitalidad y arrojo de García va metiendo a Morelia en su cancha. Por fin la recompensa. Marcón se sacude a los demonios y se reencuentra con el gol. En las gradas todos gritan el gol como lo que es, de vida o muerte. Ahora sí se huele el miedo del rival, hay que acabar la obra. Entra el ?Pity? Altamirano, viejo conocido, que en una oportunidad hace un tiro que sale un calcetinazo, ya no es lo mismo. Entra Agustín Herrera con ganas de comerse al mundo, hasta que él anotó el gol que todos soñaban, el tanto de una victoria. Las lágrimas y la alegría hicieron rugir al Corona, a La Laguna y a todos los Guerreros de corazón regados por todo el mundo. Pero había que esperar. Archundia pita el final y Agustín Herrera se hinca para agradecer al cielo la alegría de saborear la victoria. A las afueras del estadio, los cánticos inundaron los alrededores, ?Cómo no te voy a querer...? le retribuían a los Guerreros.
