El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó el miércoles pasado la revisión de sus pronósticos para 2007 y 2008, en su informe semestral World Economic Outlook. Vale la pena hacer algunos comentarios al respecto, en particular porque ahora sus números y reflexiones son algo más conservadores, a la luz de las turbulencias en los mercados financieros, los altos precios de los energéticos y la corrección de la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos (EU).
El FMI anticipa un crecimiento mundial de 5.2 por ciento para 2007, igual que el estimado anterior, pero inferior al 5.4 por ciento registrado en 2006. Esta tendencia es similar al esperado para México, que este año crecerá menos que el anterior. Para 2008, el pronóstico mundial es de 4.8 por ciento, más bajo que lo previsto tres meses antes (5.2 por ciento).
El documento destaca que la economía global sigue resistiendo los riesgos materializados en años recientes, como el alza sostenida en los precios del petróleo y la corrección en el mercado de vivienda estadounidense. Parte de esta resistencia se explica por la aparición de tres nuevas potencias emergentes: China, India y Rusia.
La contribución de estos países al crecimiento mundial es prácticamente de 50 por ciento. Pero también la demanda creciente en esas naciones, en particular la de China, mantiene la presión en los precios de varias materias primas, especialmente el petróleo crudo que, de seguir en los niveles actuales o superarlos, podrían llevar al mundo a una recesión.
Con respecto a EU, el FMI anticipa que su crecimiento en 2007 será de 1.9 por ciento, una décima de punto porcentual menos que lo previsto en julio, y estima que se repita dicho crecimiento para 2008, frente al 2.8 por ciento considerado en la revisión de julio. Esta baja incorpora las dificultades en el mercado de vivienda que se espera reduzcan la inversión residencial y el consumo de los estadounidenses.
En el caso de China, el FMI supone ahora que su crecimiento económico en 2007 será de 11.5 por ciento y de 10.0 por ciento para 2008. Es decir, que para el año entrante se prevé una leve reducción en el crecimiento de la economía china, lo que junto al poco dinamismo en EU explica el menor crecimiento mundial en 2008.
Para todas las economías emergentes y en desarrollo, el FMI anticipa que habrá un crecimiento del 8.1 por ciento en 2007 y de 7.4 por ciento en 2008. Destaca que los crecimientos respectivos para América Latina son de 5.0 y 4.3 por ciento, respectivamente, los más bajos dentro de las economías emergentes.
Los crecimientos estimados para México están no sólo por debajo de la media de las economías emergentes, sino peor aún, por debajo del promedio latinoamericano tanto para este año, cuando se espera un 2.9 por ciento, como para el próximo, donde el FMI pronostica una expansión de tan sólo 3.0 por ciento.
Por otra parte, el informe también comenta la relación entre la globalización y la desigualdad. Al contrario de lo que se piensa comúnmente, el FMI señala que la ampliación de la globalización comercial está vinculada con una disminución de la desigualdad. No obstante, advierte que son necesarias reformas orientadas a fortalecer la educación y la capacitación, para que los trabajadores tengan las calificaciones necesarias para contribuir a la nueva economía mundial, así como aplicar políticas enfocadas a la ampliación del acceso de los pobres al financiamiento.
Ante los nubarrones económicos que se ven en el horizonte, el FMI subraya la necesidad de que las políticas públicas de los diferentes países se ajusten oportunamente para hacerles frente. Sólo así se podrá evitar que se repitan episodios como el de la brusca interrupción del período de sólido crecimiento de los años sesenta y principios de los setenta, cuando las políticas de los distintos gobiernos no respondieron eficazmente a los riesgos de la época.
En resumen, el FMI revisó sus perspectivas moderadamente a la baja, pero reconoce que han aumentado los riesgos en los mercados financieros y en la demanda interna de EU y Europa occidental. No se descarta la posibilidad de que el endurecimiento en el mercado de crédito y las complicaciones de la crisis hipotecaria estadounidense puedan complicar estas expectativas de crecimiento en el corto plazo.
Por otro lado, a pesar de que las presiones inflacionarias han cedido ligeramente por la turbulencia financiera reciente, los precios del petróleo y de los alimentos siguen subiendo, lo que pudiera trastocar las metas de inflación de los diferentes países.
Los crecimientos pronosticados para México por el FMI y el mismo gobierno mexicano, pudieran resultar optimistas a la luz de los peligros actuales, en especial por la revisión tan pronunciada del crecimiento de EU y la posibilidad de trastornos adicionales en los meses siguientes.
En efecto, el documento de Criterios Generales estimó un crecimiento de 2.8 por ciento para EU y, en consecuencia, un 3.7 por ciento con reforma tributaria para México. La revisión al 1.9 por ciento para EU del FMI bien puede traducirse en un avance inferior al 3 por ciento el año próximo en nuestro país. Estas previsiones, por cierto, nos colocan alrededor de dos puntos porcentuales por debajo del promedio mundial y muy atrás de las economías asiáticas emergentes.
Lo cierto es que este desempeño tan mediocre no logrará mejorar de manera sensible el nivel de vida de los mexicanos.
Lamentablemente, la administración de Calderón, en su afán por sólo hacer lo que él considera políticamente viable, muy probablemente no entrará de frente a impulsar las reformas estructurales necesarias para superar esta mediocridad.