Para muchas personas, se vive una euforia de santosmanía como aquella que inició cuando el chileno Pedro García Barros paró aquel aguerrido equipo en el que militaban Adomaitis, Apud, Guzmán, Galindo y Gómez, entre otros.
Y luego alcanzó su plenitud bajo la batuta de Alfredo Tena, quien le puso la primera estrella al escudo albiverde con su primer campeonato, algo que repetiría pocos años después Fernando Quitarte al darle a Santos su segundo título. Ahí paró todo.
?Yayo? De la Torre metió pronto a Santos en la Copa Libertadores ganando la Interliga, pero eran los tiempos de Carlos Ahumada, difíciles y llenos de intranquilidad. Luego empezó ese proyecto lleno de economías dándole oportunidad a los jóvenes.
Y a luego aparecieron las vacas flacas, con tiempos difíciles que metieron al Santos en el drama del descenso, hasta que la empresa que ayudó a hacer grande el equipo retomó la batuta y ahora todos estamos metidos buscando la salvación.
Este fin de semana acompañamos al combinado Laguna-Torreón a Miguel Auza, Zacatecas, y había que ver el alboroto que despertaba el autobús de los Guerreros facilitado para este viaje. La gente se acercaba a tomarse fotos junto al camión y en el camino todos aplaudían.
La santosmanía está tomando nuevamente forma, y ojalá la directiva cuide todos los aspectos para levantar más el ambiente. Ubicar a los que llegan y a los que están en el equipo y hacerles entender que unidos y comprometidos se saldrá avante.