No conocemos algo parecido dentro del futbol. No hay algo igual, por más que escarbamos en los recuerdos y en los archivos. Y es que esta situación que vive Santos Laguna, con ese proyecto llamado de fe y de esperanza, no tiene parangón.
En otros equipos, por no decir la mayoría, cuando las victorias no llegan por semanas o meses, los cambios aparecen de inmediato, cortando la hebra por lo más delgado, o sea el técnico en turno, para hacer bueno eso de que equipo que estrena técnico gana.
En Santos Laguna ocurre todo lo contrario, mientras más fechas pasan, el tiempo transcurre inexorablemente y las victorias no llegan, el técnico Daniel Guzmán está más firme que el Peñón de Gibraltar o el Cerro de las Noas.
Y las palabras vuelven a repetirse, diciendo lo mismo: Estamos en un proyecto especial, en el que Daniel Guzmán tiene parte importante. ¿Qué pasará? ¿En qué terminará esta historia que está basada en la confianza, en la fe y en la esperanza?
Una a una se han ido escapando las esperanzas y no sabemos cuántas quedan y si serán para siempre. Muchos fallan en sus pronósticos. Se habló de siete puntos para una semana y solamente se consiguió uno. ¿Qué falta por esperar?
Ojalá todo esto tenga un final feliz, porque ahora está involucrada una afición que sigue firme, que continúa dando muestras de apoyo incondicional como no ha ocurrido en otras partes y en otros tiempos. Y la margarita ya tiene solamente diez pétalos.
