Si nuestro amigo Jaime Sánchez Franyitti hubiera visto la forma en que Santos Laguna jugó ante Pachuca en el partido de ida, diría emocionado: “es todo”. Porque los de verde y blanco no tuvieron respeto con los famosos superlíderes.
Tan fue así que los visitantes se desesperaron y empezaron a pegarle fuerte a los de casa, ensañándose con jovencitos como Iván Estrada, que volvió a brindarnos otra de sus voluntariosas actuaciones, mismas que le han servido para ganar simpatías.
El otro guerrero, Rafael Figueroa, estuvo fuerte y firme en la zaga, recordándonos tiempos de Pedro Salinas y de Pedro Muñoz. Lamentablemente Daniel Ludueña no estuvo fino, como acostumbra, pero podría estarlo en Pachuca.
En general, el equipo lagunero dejó un buen sabor de boca este jueves. Aficionados que acostumbraban irse a sentar y a dormitar en el Corona estaban emocionados, gritando y aplaudiendo los avances santistas y coreando el gol de Eliomar a todo pulmón.
Mucha gente que en esta misma Comarca hacía mofa de las derrotas del equipo, hoy calla o tiene que aceptar que se está luchando, que casi la totalidad de los jugadores quieren responder a ese gran apoyo que se les ha brindado.
Si Santos va a la Bella Airosa a jugar con actitud y entrega, se podrían esperar muchas cosas, pues ya se comprobó que los Tuzos no son el conjunto invencible que muchos elogian. Sí se reconocen sus méritos, pero hay que jugarle con todo.