Hablábamos ayer de las muchas cosas positivas que deja Mauricio Peña Almada, durante los años que estuvo al frente de las fuerzas básicas de Santos, porque su quehacer lo impregnó, no sólo de profesionalismo sino de cariño a los colores.
Y es oportuno también resaltar la labor de un profesionista que desde hace ya varios años se ha entregado en cuerpo y alma a Santos, que es también el equipo de sus amores, y nos referimos al Dr. Jorge Galván Zermeño, médico de este club.
De oídas lo conocimos desde su niñez, y lo tratamos ya de profesionista, dedicado en cuerpo y alma a la atención de tantos y tantos jugadores jóvenes y maduros que han estado en la institución verdiblanca. Y en muchos de ellos ha ganado un lugar especial.
Porque Jorge Galván no es el simple médico que prevé y atiende, sino que va más allá, hasta el renglón casi familiar con cada uno de los que le regalan su amistad. Cuántas veces hemos visto a los jugadores ir a celebrar con él sus goles por lo que lo estiman.
Y conste que en conocido centro hospitalario Jorge tiene su bien presentado consultorio, pero está más dedicado a pasar los días, meses y años en las atenciones para el equipo de sus amores, el que lleva muy metido en la mente y en el corazón.
Que sea este un modesto homenaje a un profesioncita joven, del que deben estar muy orgullosos sus padres, su esposa, sus hijos y hermanos y también sus amigos que son muchos, porque el que da sin esperar nada a cambio, lo merece todo.
