Extraña que Eduardo de la Torre vaya a un escritorio para fungir como vicepresidente del Cruz Azul, pues desde que era jugador su intención era convertirse en técnico y seguir los pasos de su señor padre, el ingeniero Xavier de la Torre.
Para Cruz Azul, sin embargo, es un punto a su favor, el tratar de rodearse de gente sensata, pensante y conocedora del medio, después de los fracasos que ha tenido en el renglón deportivo y de las sanciones que le ha impuesto la FIFA.
En este renglón nos referimos al quitarle la oportunidad de disputar la semifinal ante el Pachuca, lo que abrió de par en par el camino al campeonato al conjunto de los Tuzos, y luego, la Máquina fue señalada con el dedo por la reincidencia de dopaje de Salvador Carmona.
Malas asesorías señalan las causas de los recientes fracasos cementeros, por ello seguramente se ha buscado la solución rápida y adecuada a los problemas, haciendo a un lado a los que estorbaban y dándole entrada a gente como “Yayo” de la Torre.
Desconocemos la reacción que haya tenido el ex técnico del Santos al enterarse de la proposición del Cruz Azul, porque, repetimos, no lo ubicamos detrás de un escritorio, mientras sus inquietudes apuntan hacia las canchas.
Y mientras tanto, en Santos Laguna seguía la incertidumbre por los cambios que han empezado a efectuarse, mismos que han despertado rumores que inmediatamente se encargan de desmentir los que ahora manejan y tienen el balón en su poder.