Nuestra Selección, para que siga sufriendo, va ahora contra los representantes de la Isla Guadalupe, una pequeña porción de tierra dentro del Archipiélago de las Antillas en el Mar Caribe y que están convertidos en los cenicientos de esta Copa Oro.
Paso a pasito, sin mucho batallar, fueron pasando aduanas hasta vencer a Honduras, verdugo de México, para colocarse en las semifinales, de donde aspiran llegar hasta la misma disputa del campeonato, seguramente ante los Estados Unidos.
Lo malo de todo es que algunos de los integrantes de nuestra Selección, considerándose superiores a los de la Isla de Guadalupe, se ubican ya en la pelea finalista, algo que como dijo un buen amigo: “eso está por verse”.
Este es tiempo de exámenes en las escuelas, y también para el Tricolor, que en las materias que ha presentado ha ido pasando “de panzazo”, siendo su gran falla la de productividad, o sea la que se refiere a anotar goles.
También en lo defensivo no está bien. Guadalupe cuenta con la experiencia de gente como Jocelyn Angloma, un jugador que ha brillado en el balompié de Europa y que conoce a varios de nuestros seleccionados, muy especialmente a Rafael Márquez.
Así pues, si los mexicanos piensan que los antillanos serán pieza fácil, a la mejor se encuentran con una sorpresa todavía mayor a la que han tenido frente a los cubanos, hondureños y panameños. No debe pues haber muchas confiancitas.