No es mala la experiencia tenida ante Brasil. La derrota no es tan dramática si se toma en cuenta que se sigue dando oportunidad a los jóvenes que son ya el presente y el mañana no sólo de nuestra Selección, sino del nuevo futbol mexicano.
Un futbol en el que por fin se le da entrada a la nueva generación, la que a buena edad tiene los espacios para mostrar lo que puede hacer. Antaño era muy difícil que a los jóvenes sobresalientes se les dieran facilidades en los llamados equipos grandes.
Pero gente como Andrés Guardado, José Antonio Olvera, Giovanni Dos Santos, Guillermo Ochoa y Édgar Castillo han ido abriendo puertas, que antes, como negra, estaban cerradas con tres candados. Y todavía hay muchos detrás levantando la mano.
Simplemente en Santos Laguna se tienen los casos de Iván Estrada, Sonny Guadarrama, César Urueta y Agustín Herrera, entre muchos más, que el día que tengan una oportunidad no la desaprovecharán.
Y volviendo a la Selección Mexicana, es bueno que le pongan rivales de polendas, aunque de vez en cuando tengan que revolver el accionar con enemigos que aparentemente no tienen nada y dan cada sorpresa.
Brasil ha vuelto a tener un futbol no solamente alegre y netamente ofensivo, sino que se ha esmerado en poner a quienes deseen mantener un nivel adecuado a la gran tradición futbolera que posee. Así lo enseñan gente como Ronaldinho y como Kaká.