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Chapultepec, lugar predilecto de emperadores, desvela sus secretos a turistas.
El bosque de Chapultepec, lugar predilecto de dignatarios desde la época de los aztecas, guarda secretos de su historia de más de 500 años, algunos de los cuales son desvelados durante paseos nocturnos que organiza la Casa del Lago, institución universitaria de cultura.
Cuando la noche cae sobre las casi 230 hectáreas del viejo Chapultepec, las puertas del bosque son abiertas a medio centenar de visitantes que por un pago individual equivalente a diez dólares son llevados en un pequeño tren de neumáticos por distintos rincones del parque.
Fuentes de la Casa del Lago dijeron que este es el noveno año que se organizan los paseos nocturnos cada miércoles de los meses de abril, mayo y noviembre, y que su éxito ha empujado a algunos a pensar que es necesario abrir más temporadas o hacerlo más días a la semana.
Lo primero que sorprende a los visitantes es la existencia de miles de danzarinas luciérnagas, un insecto luminoso que muchos capitalinos han dado por perdido entre el asfalto y el "smog" producido por los millones de automóviles.
Los recorridos inician en la Casa del Lago, una construcción aristocrática de principios del siglo pasado que está a la orilla de uno de los lagos artificiales que tiene Chapultepec.
Chapultepec, que en lengua náhuatl significa cerro del Chapulín (saltamontes), fue lugar de asentamiento de toltecas y teotihuacanos, de recreo para los emperadores aztecas Moctezuma y Nezahualcóyotl y propiedad del conquistador español Hernán Cortés.
En la época colonial se construyó un castillo en la cima del cerro que fue residencia de los emperadores Maximiliano y Carlota, y de varios presidentes de México, de 1884 a 1944.
Algunos de los puntos visitados están abiertos al público que asiste durante el día, aunque para los turistas nocturnos esos espacios tienen otras formas, como el gigantesco árbol Ahuehuete de Moctezuma, que con cinco siglos de antigüedad se mantiene impertérrito con sus brazos levantados hacia la Luna.
Pero hay otros sitios que se abren sólo a los paseantes de noche, como la plaza en honor a Don Quijote de la Mancha, un pequeño jardín en cuyas bancas están narrados los episodios de la novela de Cervantes.
En este lugar hay dos esculturas de bronce, una del caballero andante, con el rostro de Salvador Dalí, y otra de Sancho Panza, con la cara de Diego Rivera.
En el trayecto una guía narra algunos de los episodios más importantes del lugar, como la construcción en la época prehispánica de un acueducto que llevaba agua de los manantiales de Chapultepec a la Gran Tenochtitlán.
A la guía se le suma un actor que interpreta a un custodio del bosque, quien montado en una bicicleta cuenta historias de este sitio.
Aunque el paseo no incluye el castillo, que está en la cima del cerro del Chapulín, los guías llevan a los visitantes nocturnos al altar en honor a la Patria, en el que se rinde homenaje a los cadetes de la escuela militar que defendieron el castillo de Chapultepec durante la invasión de Estados Unidos, en 1847.
Chapultepec, que es visitado cada mes por tres millones de personas, tiene vestigios prehispánicos, un castillo construido en el siglo XVIII, un zoológico, tres lagos, un jardín botánico, varios museos, restaurantes, juegos mecánicos y escenarios teatrales.
El bosque ha sobrevivido a la extensión de la mancha urbana y es uno de los pulmones de esta ciudad de más de 20 millones de habitantes.