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Un recuerdo para el padre Beto

SE NOS FUE ROBERTO GARCÍA DE LEÓN (PADRE BETO)

Hay personas que nacen para ser lanza de acción, voluntad de hierro para no descansar hasta obtener logros óptimos y, sobretodo, para el bien comunitario. Es muy común que estas personas hacen camino, y dejan huella.

El Padre Beto desde el Seminario, llamó la atención por sus carismas especiales; no siempre fue comprendido, como sucede con las personas que sobresalen. Pero los que por muchos años convivimos con él, que lo conocimos más allá de su sotana, tuvimos la gracia de Dios de conocer su riqueza humana y espiritual y fuimos receptores de ellas.

Hoy, que tenemos la certeza de su resurrección, lo visualizamos en brazos de Nuestro Padre, a un lado de Santísima Virgen a quien tanto veneraba. Su oración predilecta era “El Magnificat”.

La Diócesis de Torreón está celebrando sus cincuenta años. Precisamente hace cincuenta años que fue enviado a apoyar la fundación de la Diócesis. Fuimos testigos de su afán por conseguir la casa para el primer Obispo de Torreón, la que con ayuda de la generosidad de las familias laguneras montó con todo lo necesario. Consiguió el terreno para el Seminario. Lo construyó y organizó con todo esmero como era su huella en todo lo que hacía. Perfectamente bien hecho.

Fundó el oratorio de la Adoración al Santísimo, trayendo a las “Madres Capuchinas”. Trajo el Movimiento de Cursillos... en fin... no acabaríamos relatando todas sus obras. Innumerables sacerdotes, religiosas y seglares recibimos su ayuda. Sobre todo su dirección espiritual. Muy exigente. Detestaba las cosas a medias. Por su temperamento nervioso, se le dificultaba la predicación, pero cuando hablaba, lo hacía con exigencia en una vida congruente.

Deja un vacío humano. Pero recordamos muchas frases de su convocatoria a la vida evangélica. Su presencia continuará con nosotros quienes tuvimos el regalo de convivir con él y apreciar su afecto.

Gracias, queridísimo Padre Beto... gracias por tu presencia entre nosotros. Damos gracias a Dios por haberte creado y hecho sacerdote para el bien de todos los que nos cruzamos en tu camino. Prepara para nosotros un lugar en la casa del Padre, donde esperamos algún día volvernos a ver.

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