Van los panistas a su asamblea y aun cuando la conseja asegura que ahí se verá si es Felipe Calderón o Manuel Espino quien lidera al partido, la verdad es que ahí se verá si el panismo rescata o no a su partido. Lo peor que les podría ocurrir a los asambleístas sería concentrarse en lo urgente, sin ocuparse de lo importante.
Se dice fácil, pero desde la dirigencia de Luis Felipe Bravo el panismo no ha dado pie con bola en tres problemas. Uno, encontrar el tono de la relación con el Gobierno. Dos, hacer el balance de su gestión en el poder en función de su proyecto. Tres, llamar a cuentas a un sinnúmero de representantes o funcionarios que de la incongruencia, el fracaso o la negligencia han hecho una espléndida carrera de ensayo y error.
Acción Nacional ambiciona el poder, pero luego, lo sufre sin disfrutarlo, heredando el desgaste de ser Gobierno y el desprestigio que le dejan.
__________
La peor paradoja que vive el panismo es aquella que borra de su historia a quienes construyeron su fuerza desde la Oposición y subraya a quienes hicieron de aquella lucha la ocasión para acrecentar su cartera de clientes o para hacer del arribismo una carrera de oportunidades o para, mareados en el poder, emparentarse con el priismo al que supuestamente le propinarían una derrota, aparte de política, moral y cultural.
Líderes históricos del panismo y cuadros distinguidos con larga trayectoria desaparecieron de la escena y quienes pasaron a ocupar posiciones relevantes de poder no se constituyeron en el relevo de los primeros.
Esa circunstancia viene vulnerando al panismo. Cuadros que, en la Oposición, se constituyeron en referentes políticos y morales, hoy aparecen olvidados y los que no aparecen olvidados transaron su prestigio por el negocio político o económico o bien, hicieron del poder un capricho no exento de frivolidad y perversión.
No es cualquier cosa. El panismo deja ver que no puede con el paquete de ser Gobierno. No ha sido capaz de educar y formar cuadros profesionales que sirvan al partido y al Gobierno, como tampoco acotar a quienes en el poder se han olvidado del partido. Y sobra decirlo, un partido que no sabe regenerarse, es un partido sin destino.
__________
Desde luego, la relación partido-Gobierno sella la importancia del cónclave panista de hoy, pero si no hay un debate serio sobre esa relación, el panismo se limitará a protagonizar un torneo de fuerza, cifrado en la elección de los integrantes que falta incorporar a su próximo Consejo Nacional.
El panismo tiene que mirar atrás si, finalmente, quiere ver al frente. El problema de esa relación tiene su origen en los términos que lanzó, hace más de ocho años, la candidatura de Vicente Fox. El PAN no escogió a Vicente Fox; Vicente Fox escogió al PAN. Sí, claro, formalmente lo postuló. Pero lo cierto es que cuando el panismo tenía que decidir la postulación, la candidatura de Fox ya era un hecho.
No por otra razón, el partido como tal se vio marginado en aquella campaña y más tarde del Gobierno. Fox siempre tuvo claro que en tanto no se debía al partido, nada le debía al partido. Frente a aquella realidad, la tibieza política de Luis Felipe Bravo coronó una relación de desencuentros.
Parafraseando a Felipe Calderón, ganaron el Gobierno, pero perdieron el partido. Ahí está el origen del problema. Ahí se explica por qué un hombre tan limitado como Manuel Espino haya llegado a encabezarlos. Esa derrota del panismo fue brutal e instauró al pragmatismo y el oportunismo como la principal herramienta de trabajo en su partido, haciendo de la contradicción y la incongruencia un gallardete de distinción.
__________
El foxismo, una suma de oportunistas y de miembros del ala más conservadora del panismo, se impuso al partido.
Por eso, llama a risa que Manuel Espino –impuesto desde el Gobierno– llame a defender la autonomía del partido frente al Gobierno. De no ser por que se trata de una realidad, tamaña contradicción e incongruencia debería sonar como un mal chiste. No, Espino no llama a defender la autonomía del partido frente al Gobierno; llama a defender al partido como el reducto de su corriente frente al calderonismo. No quiere definir los términos de la relación sino de la confrontación entre el partido y el Gobierno.
Si en los órganos de Gobierno de Acción Nacional, la militancia panista hubiera guardado la representación que en principio le corresponde, Manuel Espino hace tiempo hubiera dejado de ser su dirigente. Ese concepto en desuso que es la dignidad política, ya lo hubiera obligado a renunciar.
Espino jugó con un precandidato presidente, Santiago Creel, que resultó derrotado, pero aún así se mantuvo al frente del partido. Espino se borró de la campaña presidencial de Felipe Calderón y aún así, se mantuvo al frente del partido. Espino se borró del conflicto post electoral que no fue una pera en dulce y aún así, se mantuvo al frente del partido. Espino y su grupo se quedaron con las coordinaciones parlamentarias aprovechando la debilidad del candidato presidencial triunfador y aún así, se mantuvo en el partido.
Espino y Fox no pierden oportunidad para jugarle las contras al presidente de la República y aún así, pretenden quedarse en y con el partido.
Tal es la desmesura de Espino que, por ejemplo, muy poco le importa exhibir al partido y al Gobierno como cómplices en la elección de Yucatán. Denuncia no la intervención de la Presidencia de la República en los comicios, sino la falta de coordinación con el partido. Esa denuncia presenta al PAN no como el partido en el Gobierno, sino como el partido del Gobierno. ¿En qué quedamos?
Si, en verdad, el panismo pretende definir la relación con el Gobierno, de entrada debe salir de quien plantea la confrontación como la relación.
__________
Los otros dos problemas de Acción Nacional son los relativos al balance de su gestión en el poder y llamar a cuentas a quienes precisamente en posiciones de poder han hecho de la negligencia, el fracaso o la incongruencia una carrera de la que, invariablemente, salen impunes cuando no premiados.
El número de gobernadores y ex gobernadores, coordinadores parlamentarios, legisladores, secretarios de Estado y funcionarios públicos de alto nivel que Acción Nacional acumula no es menor y llama la atención que el partido no haga un balance serio de su desempeño. En algo está fallando la escuela de cuadros del PAN, hay cuadros que deberían estar en la cárcel y hay otros que no tendrían por qué ser premiados con nuevos cargos o representaciones, siendo que el sello de su gestión es o fue el fracaso. Eso hunde a cualquier partido.
__________
Siete años lleva el PAN ganando elecciones y muy importantes posiciones, pero hasta ahora, no ha conquistado el poder como tampoco ha logrado integrar verdaderos Gobiernos. El panismo está en peligro de perderse a sí mismo.
Si los asambleístas no aprovechan el cónclave de hoy para mirarse en el espejo y revisar qué se ha hecho su partido, lo único que alcanzará a ver es quién le tuerce el brazo a quién o quién le corta el brazo a quién, pero eso, por espectacular que resulte, muy lejos lo coloca del poder y del Gobierno.
____________
Correo electrónico:
sobreaviso@latinmail.com