“La minería hoy es un asunto de matemáticas, de finanzas, de las más avanzadas técnicas de ingeniería”.
Merle Colby
Quizá lo más paradójico del esfuerzo que distintos grupos están haciendo por detener la operación de Minera San Xavier en el municipio potosino de Cerro San Pedro es que ésta es una de las minas más modernas y con mejores procesos en todo el país.
Casi toda actividad humana —y en ella hay que incluir de manera muy especial a la minera— tiene consecuencias ecológicas. Pero eso no significa que debamos suspender toda actividad económica y prepararnos para morir de hambre fieles a una imposible pureza ecológica. Ni siquiera la agricultura, una de las actividades más depredadoras del ambiente, sería aceptable en ese mundo. Lo sensato es llevar a cabo las actividades económicas con normas y prácticas que permitan disminuir al mínimo los costos ecológicos y utilizar de manera eficaz los recursos resultantes para mejorar el nivel de vida de la población.
Minera San Xavier, filial de la firma canadiense Metallica Resources, ha sido meticulosa en el desarrollo de sus procesos de trabajo en Cerro de San Pedro. Ha tomado todas las medidas necesarias, tanto en el uso de explosivos como en la lixiviación –proceso que permite extraer el metal del mineral con una solución de cianuro—, para evitar daños al ambiente. Por otra parte, su apoyo social a los habitantes del viejo pueblo de San Pedro ha sido generoso y decidido.
Minera San Xavier ha recibido todas las autorizaciones de ley para llevar a cabo su labor. Cuenta con la manifestación de impacto ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente federal, con la autorización de uso de agua de la Comisión Nacional del Agua y con los permisos municipales para uso de suelo y construcción, entre muchos otros.
Los miembros de algunos grupos políticos y ecologistas de la ciudad de San Luis Potosí, sin embargo, han emprendido una intensa campaña para impedir la operación de la mina. Afirman que las explosiones destruirán el pueblo de San Pedro, cuando las pruebas con sismógrafos han demostrado que esas explosiones tienen un impacto menor que el salto de una persona. Sostienen que la lixiviación con cianuro contaminará los suelos y el aire, a pesar de que la empresa cuenta con la tecnología más avanzada para manejar sin derrames el cianuro.
Estos activistas afirman estar actuando para favorecer los intereses de los habitantes de San Pedro, un pueblo minero desde hace cuando menos 400 años que hoy está sumido en una enorme pobreza ante el olvido de quienes ahora dicen defenderlo y representarlo. Lo curioso del caso es que los propios habitantes del poblado respaldan mayoritariamente la operación de la mina, la cual les está trayendo empleos que no existían con anterioridad. El pueblo entiende que los áridos cerros de San Pedro, compuestos principalmente de mineral, no tienen más vocación que la minera. La mayor parte de la oposición a la operación proviene de activistas de la ciudad de San Luis Potosí.
A pesar de la intensa propaganda negativa a la que se ha sometido a la mina, no sólo los habitantes de San Pedro sino los de toda la región parecen aprobar el proyecto. Y digo parece, porque la encuesta que he visto, realizada por la empresa Epiica de la ciudad de México –encabezada por Desiderio Morales—, ha sido patrocinada por la propia minera. El estudio, sin embargo, puede ser duplicado por cualquier encuestadora profesional y señala que, entre quienes conocen de la existencia de la mina, el 55 por ciento está de acuerdo con el inicio de operaciones, el 31.3 por ciento se encuentra en desacuerdo y el 13.7 por ciento se muestra indeciso. La encuesta fue realizada en los municipios de San Luis Potosí, Soledad de Graciano Sánchez y Cerro de San Pedro.
Hace algunas semanas empezaron ya a producirse algunos lingotes de doré (aleación de plata y oro). Este viernes pasado visité las instalaciones y comprobé las condiciones de trabajo. Las explosiones, indispensables en una mina de tajo abierto, son estrechamente controladas y cuentan con la siempre presente supervisión de expertos de la Secretaría de la Defensa. El cianuro de la lixiviación se cuida no sólo por razones ecológicas sino también por su valor económico, ya que es precisamente el líquido que disuelve y transporta el oro y la plata. Hay un sistema de reciclado permanente.
Por otra parte, la empresa cuenta con un fondo de contingencia ambiental que cubriría los gastos de restauración del lugar en caso de que se suspendieran las actividades por cualquier razón. Reconocidos técnicos nacionales y extranjeros han inspeccionado el proceso sin encontrar problemas.
Juan Guerrero, el gerente de la mina, un hombre moreno y de bigote, minero de toda la vida, me habla con entusiasmo del proyecto. Su colaboración, me dice, no es sólo un empleo sino un compromiso para sacar adelante la minería “a la que le debo todo”. Si no se permite operar a una mina que no sólo cumple con todos los requisitos de ley sino que va mucho más allá, y es quizá la operación más respetuosa del ambiente actualmente en el país, entonces no habrá futuro para esta actividad en México. Y esto es algo que este minero no está dispuesto a contemplar.
GILBERTO BORJA
Ingeniero de hablar suave y aguda inteligencia, Gilberto Borja fue uno de esos personajes que marcaron el desarrollo del México contemporáneo. La empresa que ayudó a fundar, y que presidió durante muchos años, ICA, ha sido la punta de lanza de la ingeniería mexicana durante décadas.