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Una verdad muy incómoda| No hagas cosas buenas...

Enrique Irazoqui

El martes pasado el ex vicepresidente por ocho años de los Estados Unidos de Norteamérica, el señor Al Gore, dictó en el Teatro de la Ciudad de Saltillo la conferencia intitulada Una Verdad Incómoda, la cual versa sobre el comprobado calentamiento global, las causas y las terribles consecuencias, que de continuar con las mismas prácticas de la humanidad, tendrán en todo el mundo en el corto y mediano plazo.

Fueron muchos los elementos y los datos en los que Gore sustenta su tesis. Las fotografías que muestra a través de su exposición y las propias gráficas, además de otro tipo de herramientas audiovisuales –que son prácticamente las mismas que se presentan en el documental masivo de su propia creación- son desconsoladoras. La humanidad en menos de cien años ha trastocado sensiblemente el equilibrio ambiental y cada día son más evidentes las consecuencias.

Hace algunos años, los daños que el hombre le había infringido a la naturaleza eran apenas poco perceptibles. El deshielo acelerado de los glaciares en ambos hemisferios era percibido sólo por aquellos que los visitaban o que habitaban en sus cercanías. Las condiciones frías y remotas de los propios cuerpos helados disminuyen considerablemente el acceso y exposición de las grandes masas humanas, así que los primeros síntomas avanzaron sin que se les prestara mucha atención.

Pero desde la última década, la situación se ha vuelto cada vez más alarmante y notoria. Las emisiones crecientes de bióxido de carbono a la atmósfera, son la principal causa del dichoso calentamiento según las investigaciones científicas. La presencia del CO2 –abreviatura técnica para describir al propio gas- en proporciones mayores a la mezcla original existente, multiplica el llamado efecto invernadero, que no es otra cosa más que la alteración de la reflexión que normalmente la Tierra hacía de los rayos ultravioleta que recibía de las radiaciones solares. Esto es, el incremento del CO2 contribuye a atrapar dentro de la atmósfera parte de las ondas caloríficas que debieran ser reflejadas de vuelta al espacio y que al quedarse aquí generan el incremento de la temperatura promedio en todo el globo terráqueo.

El desarrollo industrial basado fundamentalmente en la transformación de la energía por medio de la combustión de materiales con base en los productos de hidrocarburos y de carbón mineral, es la fuente esencial para inundar el aire con CO2; la tala indiscriminada de miles de hectáreas alrededor del mundo, principalmente en los países en vías de desarrollo contribuye también por supuesto al alza en todos los termómetros del mundo, con los cambios climáticos que están más presentes que nunca, el ejemplo más vivo quizá sea ¡la aparición de un tornado en el norte de Coahuila!, situación inédita.

La formación de tormentas y huracanes está continuamente cada vez más rompiendo los registros históricos. En 2005 se presentó la temporada más agresiva en lo que a velocidad, tamaño y humedad se refiere.

El calentamiento global traerá cada vez consecuencias más graves. Se predice que las zonas donde generalmente llovía con fuerza, ahora serán atacadas con inundaciones de proporciones fatales. Vale la pena informarse cómo está la temporada de lluvias, pues se han presentado en el centro del país inundaciones que causan destrozos y hasta muertes de personas que son atacadas por el fenómeno. Asimismo, los lugares áridos sufrirán con mayor intensidad temperaturas más elevadas y sequías más prolongadas.

Hay, sin embargo, una luz en el camino. La humanidad tiene todavía en sus manos la solución. Esto es emprender las políticas necesarias para lograr una reducción sensible a la contaminación producida por el uso del petróleo y sus derivados. El Protocolo de Kyoto es un gran esfuerzo, pero dos países hasta ahora se han rehusado a signarlo: Australia y los Estados Unidos, este último, responsable del 30% del bióxido de carbono que se lanza a la atmósfera.

Al Gore cree que mientras George W. Bush esté en el poder, difícilmente se podrá esperar una respuesta responsable de la superpotencia para atacar este problema, Bush se hinca ante el poder de las empresas petroleras y automovilísticas convencionales, pero quizá el próximo presidente, tenga conciencia y decida enfrentar la situación antes que el destino nos alcance.

eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx

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