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Nueva york, EU.- El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, urgió ayer a todas las partes involucradas en el conflicto en Sri Lanka a poner fin al baño de sangre y volver a la mesa de negociaciones lo antes posible.
En un comunicado, Ban expresó su gran preocupación por las sucesivas violaciones al acuerdo de alto el fuego, entre ellos los ataques aéreos perpetrados esta semana por los Tigres de Liberación de la Patria Tamil (LTTE).
“El secretario general insta a todas las partes del conflicto a romper el círculo vicioso de ataques y represalias, que sólo conducen a un mayor baño de sangre y al aumento de las víctimas”, señaló el comunicado.
Ban lamentó que estos bombardeos aéreos, al igual que los enfrentamientos terrestres militares y los ataques suicidas se hayan convertido en acontecimientos de la vida diaria, provocando un desplazamiento masivo y el sufrimiento de la población civil.
“Urjo a las partes a volver a la mesa de negociaciones lo antes posible y sin condiciones previas” , declaró. Al menos siete personas, entre ellas dos soldados, murieron ayer a consecuencia de un ataque suicida perpetrado por rebeldes tamiles en un campamento militar del distrito de Baticaloa, en el este de Sri Lanka.
El ataque llegó un día después del primer bombardeo aéreo lanzado por la guerrilla tamil con su propia aviación, que causó tres muertos en una base adyacente al aeropuerto internacional de la capital del país.
Los tigres tamiles luchan por obtener un Estado independiente, el “Tamil Eelam”, en las áreas del norte y este de Sri Lanka en las que su etnia, que supone un 18 por ciento de la población del país, es mayoritaria, una reivindicación que incluye en teoría áreas del sur de la vecina India.
En el este del país, sin embargo, la ofensiva gubernamental llevada a cabo durante los últimos meses ha dejado a la guerrilla con el control de apenas un diez por ciento de ese territorio.
El Gobierno ha aumentado la dotación para gastos de Defensa, confiando en que podrá imponerse en una guerra que dura ya más de 20 años, pese a que existe un alto el fuego vigente sobre el papel desde el año 2002.
Hasta el momento, unas 65 mil personas han muerto en Sri Lanka a causa de la guerra, que ha obligado al exilio a cientos de miles de personas.