Inauguran en EU exposición sobre urnas funerarias.
EFE
San Francisco (EU).- Una galería de arte del condado californiano de Sonoma, al norte de San Francisco, inauguró la primera exposición en Estados Unidos, y quizás en el mundo, dedicada íntegramente a las urnas funerarias.
La caja de zapatos escondida en el armario para guardar los restos del ser querido, y no digamos ya los propios, es una opción horripilante para quien desea irse con un cierto estilo.
O eso se desprende, al menos, de la exposición de la galería "Art Honors Life" ("El arte honra la vida") que muestra los trabajos de más de 40 artistas y artesanos pioneros de una nueva estética en torno a la muerte.
Sus obras en cerámica, madera, cristal o incluso papel biodegradable mezclado con cenizas de viejos robles cuestan entre 800 y mil 200 dólares (614 y 922 euros) pero sirven para matar dos pájaros de un tiro: de un lado son objetos decorativos de primera clase y, de otro, albergan esos fragmentos mínimos que en su día dieron forma a una persona.
La galería se aloja en la pequeña localidad de Graton, en Sonoma, un condado conocido por su sofisticada hostelería y sus buenos vinos, lo que sirve como metáfora, quizás, de lo que estos artistas pretenden hacer con sus objetos: el arte como herramienta para acabar con el miedo y conjurar imágenes de tumbas apiñadas en vulgares cementerios.
"El arte y la belleza sirven para aliviar la ansiedad", señala Maureen Lomasney, artista y propietaria de la galería.
Las raíces de esta iniciativa se encuentran en la web Funeria (www.funeria.com), que vende piezas de arte funerarias, y en una exposición que se realizó en Filadelfia el pasado otoño bajo el título "Ashes to Art" ("Cenizas para el arte").
Lomasney decidió crear Funeria cuando supo de las elevadas tasas de incineraciones en Estados Unidos y observó que las urnas que se venden en sitios como urnmall.com o urnexpress.com dejan mucho que desear, incluso cuando se está muerto.
Las urnas de diseño constituyen, por el momento, una minúscula parte de la industria funeraria, que mueve 11 mil millones de dólares (ocho mil 500 millones de euros) al año en el país, pero esto pronto podría cambiar.
Hace diez años, el 21.1 por ciento de los estadounidenses optaban por ser incinerados en lugar de enterrados, un porcentaje que ha crecido enormemente, hasta situarse en un 32 por ciento en el 2005 y más de la mitad para el 2025, según las proyecciones de la asociación que reúne a la industria de EU.
Por otra parte, la creciente demanda por la personalización también ha llegado a este campo, especialmente entre la generación de los "baby boomers", aquellos que están en la edad en que se empieza a pensar en estas cosas.
Como señala Stephen Prothero, el autor de "Purificado por el fuego: historia de la cremación en América", si se tiene una vida diferente a la del montón, es natural que se aspire a evitar una muerte ordinaria y, cabría añadir, una urna ordinaria.
Tradicionalmente, estas eran "sombríos y funcionales contenedores, más que la oportunidad de definir los gustos únicos y el carácter del individuo", señala la revista "The Cremationist".
Pero quizá porque el éxito de series como "A dos metros bajo tierra" ha dado más visibilidad al episodio final de nuestra vida, cada vez más personas buscan controlar lo esencialmente incontrolable, un ansia que también alcanza a los ataúdes.
Los de última generación pueden usarse como mesas de salón para servir el café a las visitas o estanterías para libros o CD durante decenas de años antes de acompañar al difunto a la otra vida.
Aunque a primera vista la idea resulta un tanto estrambótica, no se le puede negar el lado práctico. Sus partidarios señalan: ¿por qué utilizar por un sólo día un producto caro, al que se podría sacar partido durante toda la vida?
No sólo eso. Mientras que un ataúd adquirido en el último momento, como suele ser habitual, sale por un dineral, empresas como "Casket Furniture" ofrecen sustanciosos descuentos si la compra no corre prisa.
Según asegura en su página web (www.casketfurniture.com), los productos están garantizados para toda la vida y su versatilidad permite que combinen fácilmente con la mayoría de los diseños contemporáneos, lo cual no impide que se puedan transformar en un féretro de alta calidad llegado el momento.
Un cambio en las leyes para eliminar el monopolio del que hasta 1996 disfrutaban las funerarias permitió que esta peculiar moda comenzase a fraguar.
Desde entonces, cualquier negocio puede vender estos productos, lo que permite que los clientes puedan disfrutar, por adelantado, de su último hogar.
