“Que te sigan los vendedores es muy molesto y salen en cada cuadra”. Ma. Josefina Luna, ama de casa
Molesta a ciudadanos que los presionen para que entren a las tiendas
El Siglo de Durango
El reloj marca las 10:30 horas y en la calle Patoni -entre 5 de Febrero y Pino Suárez-, las vendedoras le gritan a los transeúntes: “Hey, señor, venga, tenemos de todo, camisas, pantalones, chamarras”.
Y esto apenas empieza. Varios de los peatones prefieren cambiarse de acera para evitar el acoso; otros simplemente las ignoran. Pero hay muchos que no se resisten a que les tomen del brazo y se introduzcan a las tiendas de ropa.
Caminar por las calles del primer cuadro de la capital Durango es enfrentarse con un ejército de mercaderes en busca de clientes. Ya no se recurre a las cartulinas que promueven las ofertas o los sonidos para ambientar el lugar. Cuentan con empleados que, a la puerta de la tienda, detienen a cuanto caminante pasa a su alcance.
La misma estrategia la siguen los bancos. En pleno Centro Histórico, se observan lo mismo hombres y mujeres vestidos formalmente, que al saludar de mano sujetan con fuerza para retener al posible usuario de las tarjetas de crédito. Pasan horas en esa labor.
Las instituciones educativas tampoco están exentas de la estrategia. Las que ofrecen cursos de computación o inglés han reclutado a sus promotores de modo que pueden seguir por varios metros a quienes consideren que son posibles candidatos a alumnos.
Aunque a veces tienen éxito, los ciudadanos se muestran un tanto inconformes ante el acecho de los vendedores. Apenas pasaron a uno cuando ya tienen enfrente al otro. Y no falta el mercader que sujete del antebrazo para impedir que siga su camino y, hasta cierta forma, obligarlo a que pase a ver la mercancía.
EL ENFRENTAMIENTO
Por la citada calle transita Francisca Sánchez , ama de casa de 26 años. Carga a su bebé y sujeta las bolsas del mandado. Su caminar no es tan sencillo y pudo evitar a las vendedoras que le presionan para que visite su negocio. “Pues la verdad ellas pierden su tiempo en ocasiones, uno ni trae dinero y te meten a fuerza al local, pues sí ves pero al final de cuentas tienes que irte con las manos vacías”, platica con una sonrisa.
También de compras al lado de su esposo, María Josefina Luna, ama de casa, dice lo molesto que le resulta que en cada tienda haya alguien aguardándola para ofrecerle productos diversos. “La verdad, lo enfadan a uno”, platica mientras busca en el aparador unos zapatos.
A paso lento y auxiliada por un bastón, María del Carmen Lugo coincide en decir que es incómodo el acoso de los vendedores.
“Hasta nos estrujan para que pasemos a ver. Es molesto, a veces ni dinero traigo, creo que es una mala técnica para vender, más bien nos ahuyentan”,conversa y sigue su camino.
Ha pasado media hora y la cacería de compradores sigue. Avanza conforme camina el tiempo. Las vendedoras no desaniman, siempre al pendiente de obtener un consumidor con algunos centavos en la bolsa, y de vez en cuando tienen éxito.
Lo que dice la ley
Son obligaciones de los propietarios de cualquier empresa, independientemente de su giro y características:
-Proporcionar al cliente un servicio de calidad, así como garantizar el adecuado desempeño de sus empleados.
-En caso de requerir el uso de amplificadores de sonido o de tener autorizado permiso para emisión de anuncios, éstos deberán de sujetarse a las disposiciones de la materia, de tal manera que no generen molestias al vecindario.
-Abstenerse de realizar o tolerar actos que constituyan un peligro o atenten contra la salud, la seguridad pública o el equilibrio ecológico; causen daño a la infraestructura y equipamiento urbano, o causen escándalo y molestias públicas.
FUENTE: Reglamento de Desarrollo Económico para el Municipio de Durango.
