Una empresa de Toronto, Canadá, ofrece en su página de Internet la venta o alquiler de ese tipo
de territorios en los océanos Pacífico y Atlántico, en la virtual creación de un nuevo enclave.
EL UNIVERSAL
SAN JOSÉ, COSTA RICA.- ?Vendo isla?, podría ser el sencillo encabezado imaginario de un pequeño aviso de ocasión o el de un atractivo mensaje promocional de un juego en Internet. Pero ni es imaginación ni broma, porque es un insólito y creciente negocio en Centroamérica que involucra a 54 islas, islotes y cayos de Costa Rica, Nicaragua, Panamá, El Salvador, Belice y Honduras.
La empresa Private Islands Online, de Toronto, Canadá, ofrece en su página de Internet (www.privateislandsonline.com) la venta o alquiler de ese tipo de territorios en los océanos Pacífico y Atlántico, en la virtual creación de un nuevo enclave.
La compañía asegura tener en venta 18 de Panamá, ocho de Honduras, seis de Nicaragua, tres de Costa Rica, 18 de Belice y uno de El Salvador, con precios que oscilan entre 40 mil dólares y 6.5 millones de dólares con terrenos de gran variedad de extensión y diverso menú de lujos y comodidades.
Si el nombre de la isla, islote o cayo desagrada al comprador, puede rebautilizarla. ?Es hora de convertir el sueño en realidad?, dice la empresa en su página en Internet, al publicitarse como primera fuente de recursos de islas privadas. ?Explore las posibilidades?, sugiere.
Sin embargo, las cosas tampoco son tan fáciles. ?Ninguna empresa, nacional o extranjera, o persona física particular pueden vender islas de dominio público estatal, porque lo prohíbe el principio de inalienabilidad de bienes o indisponibilidad en el tráfico jurídico privado?, dijo Ana Brenes, procuradora general de Costa Rica.
Los actos y convenios privados sobre un tramo inmobiliario como la zona costera, ?por la naturaleza del bien? y por ?contrariar leyes prohibitivas, devienen absolutamente nulos?, agregó. ?Las islas son de dominio público, inalienables e imprescriptibles, por tanto, no susceptibles de apropiación ni inscripción por parte de particulares?, recalcó.
Por su parte, el procurador Ambiental de Nicaragua, Lisandro D?León, explicó que ?los bienes del Estado son inembargables, imprescriptibles e inalienables y el territorio nacional es único y no se puede estar fraccionando ni vendiendo?.
?Las ventas son inexistentes, porque toda acción que pudieron haber promovido en contra de los bienes del Estado para que los adquirieran terceras personas no tiene razón jurídica?, añadió.
En Nicaragua, la controversia ha involucrado al Ejército, mientras la Policía Antidroga de ese país confirmó que varios cayos caribeños están en un corredor marítimo usado para traficar drogas de Colombia a Estados Unidos.
El general Omar Halleslevens, jefe del Ejército de ese país, negó revelaciones públicas de que el Instituto de Previsión Social Militar sería el presunto dueño de un cayo en el Caribe y de que un griego ?dueño? de varios islotes en esa zona, habría obsequiado un terreno a un jefe castrense a cambio de protección con tropas.
Halleslevens aclaró que el dueño del cayo es un ex mayor del Ejército de Nicaragua que ahora trabaja en la ?vida civil? y que la presencia de tropas es por la ?necesidad? de disponer de un puesto de combate al narcotráfico.
En Panamá, entre tanto, ha trascendido -y casi como broma- una pregunta acerca de que para qué comprar una casa, cuando se puede adquirir una isla. Grupos ambientalistas panameños han alertado que una Ley de ese país que, a largo plazo, permite enajenar islas y costas con patrimonio natural valioso, es un retroceso empujado por una falsa premisa de desarrollo.
?Antes teníamos enclaves coloniales que eran fáciles de ver: la Zona del Canal (de Panamá), las bananeras. Pero ahora surgen como hongos cientos de pequeños enclaves por todo el país: las playas e islas privadas?, afirmó el panameño Mir Rodríguez, de la Fundación Almanaque Azul, que fomenta el turismo sustentable en playas y costas de Panamá. Hay una ?privatización de facto?, recalcó.