Los legisladores de Torreón ya demostraron que tienen la influencia suficiente para jalar para acá al mismísimo Presidente de la República. El problema es que el senador Guillermo Anaya y el diputado Jorge Zermeño nomás invitan a Felipe Calderón a sus fiestas. Dos veces ha venido Calderón desde que ganó la elección, una como presidente electo y otra luego de asumir el cargo, pero sólo a eventos sociales: el bautizo de la hija de Anaya y la boda de Zermeño. Hace buen rato que Calderón no tiene contacto con la población en general de La Laguna. Ni siquiera la última vez que anduvo por acá en campaña, en junio pasado, pues el tiempo se le fue en puro evento con panistas. No estaría mal que los dos ex alcaldes panistas de Torreón usaran algo de su influencia para que don Felipe y compañía vengan a algo más que a una fiesta y que de paso traigan consigo una escuela, un hospital o cualesquier otra cosa que ayude al bienestar de la comunidad. Ojalá a don Felipe se le ocurra pronto que Torreón es mucho más que sede de eventos sociales.
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Algunos detallitos interesantes más de los que ya se han comentado, salieron en la fiesta de la ?boda del año? el viernes pasado, que nos trajeron nuestros subagentes disfrazados de meseros y mariachis, como eso de que personajes como el alcalde José Ángel Pérez, primera autoridad de esta ciudad o el llamado ?jefe? Diego Fernández de Cevallos fueron sentados lejos de la mesa de honor, mientras que el ex alcalde y hoy senador Guillermo Anaya agarró lugar donde el Presidente Felipe Calderón (¿habrán platicado de algunos de los problemillas que traemos por acá o fue pura grilla?). También se comentó la ausencia del Gabinete, que probablemente no vino porque el Presidente le dejó encargado el changarro mientras él departía con el panismo local, no fuera que andando suelto ?El Peje? se cumpliera aquello de que ? el que fue a la villa, perdió su silla?. Igualmente notables fueron también las ausencias del gobernador del estado y del presidente del PAN, Manuel Espino, quizá el dirigente partidista que más dolores de cabeza le ha causado a Calderón. Por cierto: ¿habrá notado don José Ángel que el carro donde iban los novios no traía placas? Y finalmente una pregunta que anda haciendo por allí Juan Pueblo: ¿Cuántos kilos de tortillas se podrían comprar con lo que costó mover al Presidente Calderón con su séquito y Estado Mayor para venir a felicitar a su cuate?
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Con aquello del hallazgo de los cuerpos de cuatro agentes federales en La Laguna de Durango, algo que andan diciendo los funcionarios coahuilenses llama la atención. Más de un funcionario de áreas de seguridad insiste que eso pasa ?allá en Durango? y como que no se dan cuenta que ?allá? está ?aquí?, o sea, pegadito a Torreón y que por lo mismo, una ejecución puede caer de cualquier lado del río, pues al crimen organizado no le importan las geografías. Dicen por ahí que en los gobiernos de Coahuila y Durango hay mucha molestia con la Federación por la manera hermética en que han manejado el caso, incluso los mismos funcionarios de la Procuraduría General de la República en la región han quedado al margen. Algún frente común deberán de hacer los gobernadores Humberto Moreira e Ismael Hernández Deras para exigir a la Federación que explique de qué trata este misterioso caso. Por otro lado, la revelación de que los cuerpos hallados tenían más de un año de muertos indica que durante años algo ha estado ocurriendo en los bajos fondos del crimen organizado que ahora, literalmente, está saliendo a la superficie. El problema del crimen organizado ha tomado ya niveles alarmantes en La Laguna de Durango y es cuestión de tiempo antes de que se desparrame a Coahuila, por más blindaje que se quiera intentar. Si se supone que la coordinación entre corporaciones es una chulada, como presumen los funcionarios, deja mucho que desear que la PGR maneje a su aire este caso sin siquiera informar a los gobiernos estatales para que de perdido, sepan de dónde vienen los trancazos.
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En la psicosis de los operativos contra el crimen organizado, nos cuentan nuestros subagentes que el pasado sábado autoridades federales realizaron un cateo en la colonia El Fresno, allá por el Parque España, en la casa que renta un ejecutivo extranjero de una empresa de pollos. Al parecer los agentes federales no se anduvieron por las ramas e hicieron varios destrozos. Después de varios minutos y tras no encontrar droga en el lugar, los agentes federales se retiraron con el clásico ?usted disculpe?. La pregunta es ¿quién va a pagar los daños a esta casa de renta? Por supuesto las autoridades se han negado a proporcionar información oficial sobre el hecho.
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Resulta que la advertencia que lanzó el alcalde José Ángel Pérez a sus colaboradores para que no anduvieran circulando sin placas mientras el Municipio realiza el operativo contra vehículos particulares, fue como las llamadas a misa. Al menos para funcionarios como el director de Atención Ciudadana, Iván Chávez Lastra, a quien se le vio circulando por el bulevar Independencia el sábado en la mañana, de lo más quitado de la pena, en un automóvil sin placas. De igual forma, en los últimos días todavía se han visto vehículos del Municipio sin láminas. Añádale usted la declaración del jefazo de Vialidad, Alfonso Chavira, que dijo que algunos funcionarios y regidores le pidieron que les hiciera ?un paro? para tramitar permisos de circulación o evadir sanciones por andar sin láminas.
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Hoy es el último día de Rosario Castro en su segunda vuelta como alcaldesa de Lerdo. Con poco más de medio año restando en su mandato, doña Rosario finalmente amarró chamba en la capirucha del ?esmog? y prefirió arrojar la toalla para cumplir su sueño de irse a cobrar a la nómina federal en la Secretaría de Gobernación, a una cosa que se llama el Instituto Nacional para al Federalismo y Desarrollo Municipal. Nuestros subagentes en la ciudad de Durango nos cuentan que el lunes pasado doña Rosario anduvo haciendo rondas en oficinas estatales para despedirse y presentar como su sucesor a Antonio Olivas, quien fue subdelegado de Migración (¿qué tiene que ver eso con la alcaldía de Lerdo?, no tenemos idea).
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La competencia de anuncios entre el gober Humberto Moreira y el alcalde José Ángel Pérez ya es deportiva. Ambos pintaron sendas bardas adentro del Estadio Corona, que se estrenaron mientras el Santos empataba con Querétaro. ?En el deporte, el Gobierno de la Gente sigue latiendo?, dice el anuncio del gober que, obviamente, lleva su nombre y su foto. ?En el año del Centenario, nuestro corazón es Guerrero?, dice el del alcalde, que obviamente lleva su nombre y su foto. Es de notar la falta de originalidad de ambos, pues los dos se fusilaron sin misericordia aquella campaña que decía ?el corazón Guerrero sigue latiendo?. Lo que ambos ignoran es si el corazón seguirá latiendo al final de la temporada porque las cosas para ?El Santos? se ven negras.
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