El circo que se armó alrededor del aniversario del accidente de “Pasta de Conchos” --pura palabrería en medio de la tragedia-- por fin dio paso a un avance importante y la Procuraduría de Coahuila se anotó una buena con la liberación de órdenes de aprehensión contra cinco empleados de Industrial Minera México, señalados como responsables de la muerte de sesenta y cinco mineros el año pasado. Nomás se tardaron trece meses y lo más arriba que llegaron los muchachos del procurador Jesús Torres Charles fue el gerente de Minera México en Coahuila y otros cuatro responsables de la mina. Pero el temor de la Procuraduría es que los cinco implicados aparezcan con amparos en la bolsa y no pisen la cárcel. Por otra parte, el fiscal Jorge Ríos Coss la vio difícil para achacarle el homicidio culposo al ex delegado de la Secretaría del Trabajo, Pedro Camarillo, quien era ampliamente señalado como corresponsable por negligencia. El gobierno de Humberto Moreira prefirió patear el balón a otra cancha, endosándole a la Procuraduría General de la República (es decir, al gobierno federal panista) la tarea de decidir si hay un caso contra Camarillo (que mantiene estrecha relación con el PAN). Así que, de momento, la libró el ex colaborador de Jorge Zermeño (fue su jefe de comunicación social en la alcaldía). Nuestros subagentes en la peronera capital nos dicen que el “Gobierno de la Gente” no quiere que esto huela a una descarada venganza partidista, pero aún así el gober Moreira puede sacarle “raja” al asunto: al pasarle el paquete al gobierno federal, dentro de un año don Humberto puede armar otro escándalo porque no han procedido contra Camarillo. Ya que sabemos cómo se las gasta el gober, cualquier cosa es posible.
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Fieles a su costumbre, los funcionarios de obras públicas del Ayuntamiento de Torreón, terminaron la obra en el bulevar Revolución y luego ni se volvieron a parar por ahí. De otra forma se hubieran dado cuenta de que se les olvidó sincronizar los semáforos (aparte de otros detallitos como que el pavimento, que está más disparejo que un juego Santos-Cruz Azul). Pero lo de los semáforos es delicado, pues muchos conductores le tienen que pisar a fondo para llegar a la siguiente luz sin que les cambie a verde y los que van a terminar pagándola son los peatones que cruzan por cualquier punto, porque no hay puentes. Y eso que los semáforos, según presumió el Ayuntamiento, son “inteligentes”. Quién sabe qué pasaría si los semáforos fueran tontos, como los del bulevar Constitución, al que mejor deberían ponerle un “alto” en cada esquina, que al cabo sale lo mismo que tener que pararse en cada semáforo lo cual, con la construcción del paso “Nudo Mixteco” y el aumento de flujo que le caerá, amenaza con volverse una pesadilla.
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Dicen nuestros subagentes que, disfrazados de decoradores de oficina, deambulan por la nueva vicegubernatura, perdón, Secretaría de Desarrollo Regional, que el flamante titular, Eduardo Olmos se trajo el encargo de darle para adelante con el asunto de la demolición del DVR (eso de “darle para adelante” es un decir, ya sabemos cómo ha avanzado el caso). Pero nuestros subagentes en la peronera capital reportan que algunas columnas políticas por allá andan queriendo amarrar navajas (como ni les gusta) entre el gober Humberto Moreira y su antecesor Enrique Martínez. Esto porque quien agarró el antiguo puesto de don Lalo como jefazo de Obras Públicas es Luis Gerardo “El Yayo” García Martínez, de los Martínez de Enrique Martínez. Es decir, sobrino del ex gober, en cuyo sexenio el DVR fue la “opus magnum”. Lo que no queda claro es a quién le va a tocar la demolición del distribuidor, si a don Lalo o a don Yayo, y como que a estas alturas, si en algún asunto no necesitamos más confusión es precisamente en éste del DVR. Claro que todavía falta el dictamen del Procu Jorge Torres Charles, que ha de estar agotado con el asunto de Pasta de Conchos, o sea que ni pa’cuando.
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La escasez de agua en algunas colonias de Torreón ya empezó con la época de calor, una semana después de que el alcalde José Ángel Pérez declarara con total seguridad que no habría problema, porque los muchachos de Simas eran bien eficientes. Pues ya hay problemas. De hecho empezaron desde el fin de semana y los muchachos de Simas ni se aparecieron. Aquí está la oportunidad para que el nuevo gerente técnico, Luis Horacio Salmón, enseñe de qué está hecho y desmienta a esas malas lenguas que dicen que infló la experiencia que tiene en estas lides y que no va a poder con el paquete. Hagan sus apuestas.
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El que parece que se quiere lanzar para alcalde de Torreón es Ricardo Rebollo. Y es que el aspirino a la Presidencia Municipal de Gómez Palacio tapizó el viernes pasado la Plaza de Toros de Torreón con su publicidad de campaña, para la corrida en la que estuvo el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, y sólo le faltó pintar la “O” naranja en sus caballos. Dicen nuestros subagentes, que asistieron disfrazados de mulilleros, que el rostro de don Ricardo apareció en las barreras del coso de “La Moderna”, visible desde todos lados. Lo que llama la atención es que la clase política de la Comarca se ha tardado en ver a Torreón y Gómez Palacio como zona conurbada cuando se trata de diseñar estrategias para combatir la inseguridad o atraer inversiones, pero en cambio la consideran una sola región cuando se trata de propaganda. Ahora la pregunta ya no es si Rebollo pondrá su cara en el estadio Corona para los juegos del Santos, sino cuándo sucederá eso. Así que de nuevo se aprecia la urgencia de que del otro lado del río se regulen las precampañas, para no caer en esta saturación. Estamos de acuerdo en que somos una región integrada y que los votantes no distinguen a qué ciudad van a divertirse o ver espectáculos, pero hay que tenerles un poco más de respeto. Ojala que esa visión de campaña publicitaria de ver a Torreón y a Gómez Palacio como una sola región se tradujera en bienestar para la Comarca y no sólo en basura electoral. ¿O no?
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Y hablando de Gómez Palacio, ahora resulta que es más barato viajar a Europa o comprarse un auto de lujo que acceder a información del Ayuntamiento. Nuestros subagentes que querían husmear las cuentas de la administración de Octaviano Rendón, se toparon de repente con el nada módico precio de trescientos cuarenta mil pesillos para conseguir copias de facturas de la “caja chica” del ayuntamiento, de gastos como viajes, teléfonos celulares y manejo de diversos programas. Así que si un ciudadano, en aras de la transparencia, pide información, debe ir rompiendo su cochinito porque las copias certificadas están muy caras. Parece ser que Durango ya encontró la manera de verse transparentes sin serlo tanto, porque si el interesado insiste en obtener la información, le dejan transparente la cartera.
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