Más de un empresario coahuilense se asustó con la amenaza que profirió el gober Humberto Moreira contra todos los que no enviaron ayuda a Piedras Negras, a los que les dijo que se olvidaran de agarrar contratos directos con el Gobierno del Estado. Más rápido que un tornado, constructoras y otras empresas enviaron maquinaria y material a la frontera para echar la mano, obviamente asustados con la posibilidad de perder jugosos contratos. O sea que se balconearon los tacaños. Pero los modos de hacer las cosas del gober son lo que llama la atención. Vociferando como dictador de república bananera no es la mejor forma, como si don Humberto pudiera disponer libremente de los contratos y recursos públicos. A veces las cosas se arreglan por las buenas y tampoco es necesario salir con que “yo cuando soy bueno soy muy bueno y cuando soy malo soy mejor” o algo por el estilo. Así habla Hugo Chávez y la verdad, uno de ésos en el continente Americano es más que suficiente.
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¿Qué necesitan los encargados de Urbanismo y Vialidad del Municipio? ¿Qué les pinten dibujos o diagramas? ¿Qué necesitan para darse cuenta de los problemas en los semáforos de la ciudad? Y es que Torreón ya es una ciudad de primera... velocidad, con eso de que nomás no se logra afinar una buena sincronización vial, sobre todo en los bulevares Independencia y Revolución, donde las remodelaciones costaron una buena “lana” para que ahora salgan con que nomás sirvió para pintarle rayitas. Quizá necesiten que alguien los lleve de la mano a recorrer las vialidades porque seguimos pensando que los funcionarios del Municipio rara vez salen de su casa (como el director de Servicios Públicos, Carlos Gregorio Ramírez, al que se le apagó el alumbrado alrededor del “Nudo Mixteco”.) O quizá necesiten escarbarle profundo en los cajones de sus escritorios y encontrar el mentado plan para modernizar los semáforos que, según esto, ya se iba a licitar desde hace meses. Por ahí lo deben de tener arrumbado y va siendo tiempo de que lo saquen antes de que los vayan a sacar a ellos.
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Anote otra puntada de los excelentes planificadores de trabajan en el Ayuntamiento de Torreón y que se aventaron la puntada de remodelar el Centro Histórico moviendo ambulantes a cuatro cuadras que serían cerradas en las calles Cepeda y Valdés Carrillo. El pequeño detalle estuvo en que el alcalde José Ángel Pérez mostró el plan y al día siguiente, el jefe de Ingeniería de Tránsito dijo que nadie hizo un estudio vial para ver cómo impactaría al tráfico en el Centro y el jefe de Plazas y Mercados dijo que nadie le había preguntado a los ambulantes si les parecía. Al parecer la planeación “al vapor” se les da muy bien en el Municipio. Don José Ángel presentó su plan el día que acababa el plazo que él mismo había fijado para quitar a los ambulantes del Centro, pero como eso está muy difícil, pues mejor salió con un proyecto. Por cierto, más de uno se pregunta por qué necesitan ir a negociar con los ambulantes, que en principio violan la ley, pero nadie se preocupó por preguntar a comerciantes establecidos y a personas que viven o trabajan alrededor del Centro.
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Hasta Saltillo se dejó ir el alcalde José Ángel Pérez (más bien su foto) para invitar a los ciudadanos de la peronera capital a que nos visiten ahora que cumplimos el Centenario. Quién sabe qué vendrán a visitar, si no hay mucho visible para celebrar tan magno aniversario. Pero lo interesante es el espectacular que don José Ángel mandó poner con su foto y toda la cosa. El alcalde, muy modestamente, se justificó diciendo que “debe ir mi foto para que me identifiquen como autoridad”. Con todo respeto, el Centenario no celebra a la autoridad ni celebra a la Presidencia Municipal de Torreón. Celebra a la ciudad, que es mucho más que su alcalde. Pero bueno, son estos tiempos en que ningún gobernante se quiere quedar atrás en la promoción, porque seguramente se siente bien bonito ver la foto de uno, grandota en un crucero transitado. Y ya que hablamos de la capital, si aquí los torreonenses, en un acto de generosidad extrema le pusimos a una calle “Saltillo 400” para celebrar en cuarto centenario de la peronera capital, ¿no nos harán allá el favor de ponerle “Torreón 100” a una calle? Es pregunta. Para que no se queden nomás con la foto del alcalde.
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Los que traen una estrategia agresiva para captar el voto de los jóvenes son los aspirinos a la alcaldía de Gómez Palacio. No nos referimos al perredista Miguel Ángel Orozco con su “look” de Alex Lora cruzado con Rigo Tovar. Más bien al panista Augusto Ávalos y al priista Ricardo “O naranja” Rebollo. Ambos han organizado sendos actos con votantes jóvenes que se convierten en verdaderos “guateques” gracias al poderoso imán de la barra libre. Don Ricardo se aventó el suyo hace unas dos semanas y don Augusto lo tuvo el miércoles, con unos ciento cincuenta simpatizantes, aunque no se sabe cuántos iban por interés político y cuántos por interés etílico sin costo. Lamentamos no tener más información porque nuestros subagentes le entraron con gusto a la barra libre y terminaron como arañas fumigadas.
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El compañero Rubén Moreira (como cariñosamente lo llama su hermano el gober) está próximo a tomar las riendas del PRI estatal y de hecho el jueves dejó una de las vicegubernaturas del Estado (la otra es la de don Lalo Olmos). Como habíamos vaticinado en esta columna, las bases tricolores tienen su muy particular forma de ponerse necias y obviamente, se inclinaron en la dirección del fraterno dedo de don Humberto, nomás para que no quede duda de que el ex partidazo se está modernizando. Nuestros subagentes, disfrazados de mantas de apoyo, nos dicen que don Rubén anda caliente con el objetivo de recuperar en Torreón la presencia tricolor que, la verdad, anda muy maltrecha. Claro que el año que entra, con la solitaria elección a diputados locales en el calendario electoral, si sale a votar el treinta por ciento del padrón será un exitazo, porque a nadie le importa los diputados. Y claro que en esta circunstancia, el ganón será el partido que mejor maneje el acarreo y la “Operación Tamal”. Huelga decir que el PRI estará golpeado y maltrecho, pero todavía sabe como nadie de viejas mañas.
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