El que está deslumbrando Torreón con sus hazañas y proezas es el “Dúo Espectacular”. No nos referimos al nuevo espectáculo del circo Atayde (aunque igual y podría ser) sino a la proliferación de espectaculares donde aparecen juntitos el gober Humberto Moreira y el alcalde José Ángel Pérez promoviendo obras que: a) no han terminado; b) están retrasadas; c) apenas empiezan y no se ve para cuándo acaben. Nuestros subagentes se deshacen la cabeza tratando de explicar por qué les dio por aparecer juntos. No es por ahorrar dinero, porque también abundan los anuncios donde están solos. Tampoco es porque ya se quieran mucho, porque Municipio y Estado siguen agarrados de la greña. ¿Entonces? No tenemos idea, pero lo cierto es que el “Dúo Espectacular” presume las obras como si fueran grandes hazañas, sin reparar en que para eso se les paga, para trabajar y hacer, no para presumir, pagándose los anuncios que les levantan el ego con dineros de los erarios. Ya se sabe que uno presume lo que no tiene y a veces parece que las obras existen nada más en los anuncios, porque en la realidad nomás no acaban, como el par vial Tec-Gómez Morín, cuyos anuncios dicen que la obra terminaría a fines de mayo. Hoy es dos de junio. ¿Ya acabaron? Probablemente algún ingenioso funcionario saldrá con que no hay retraso, sólo “ampliación del plazo”.
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Durante la última semana, una oleada de rumores hablaba de una balacera grande que tendría lugar el jueves 31 de mayo. Corrieron de boca en boca y al menos un medio de comunicación lo recogió atribuyéndolo a una fuente tan certera en asuntos de inteligencia y seguridad nacional como lo es un bolero de la Plaza de Armas. Al final, fue un “borrego”, pero el mismo día 31 el Ejército decomisó un arsenal en una casa del oriente de la ciudad. Entonces, los rumores empezaron a decir que las decenas de “cuernos de chivo” y los miles de cartuchos iban a ser para la mentada balacera. Lo que queda claro es que la mitología alrededor de la embestida del crimen organizado continúa en cabal salud.
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Una nueva planta de motores se instalará en Coahuila. También una armadora de tráileres. En total, una inversión de mil millones de pesillos. Decimos en Coahuila, pero hay que ser más específicos: la inversión será en Saltillo. El gober Humberto Moreira ya presumió esa inversión con bombo y platillo. Pero en materia de fomento económico, el “Gobierno de la gente” hace como si el estado se acabara en Paila, porque acá en La Laguna nomás no vemos claro. Allá en las oficinas del secretario de Fomento, Jorge Alanís, se anunció que a la Comarca vendrán próximamente tres empresas del ramo automotriz y de tecnologías de la información. ¿Cuál es la diferencia con la peronera capital? Que allá se anunciaron inversiones específicas, en dinero contante y sonante y que aquí las cosas apenas andan en “veremos” y si la suerte nos ayuda, porque el Gobierno como que no.
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Y hablando de fomento económico, los que andan peor sincronizados que los semáforos de Torreón, son el alcalde José Ángel Pérez y su director de este ramo, Julián Jaime Gómez. Resulta que don Julián salió el otro día a anunciar el plan de cien millones de pesillos para construir un acuario. Aparte de que el proyecto está medio “fumado” y no precisamente de tabaco si se considera que nadie tiene idea de cómo se va a hacer, el jefazo de Fomento no tenía la venia del alcalde para anunciarlo y nuestros subagentes que buceaban por la Presidencia Municipal disfrazados de tiburones pidiendo chamba, cuentan que don José Ángel se puso más furioso que un ambulante desalojado (bueno, lo suponemos, porque aquí nadie desaloja ambulantes). El caso, decíamos, es que el alcalde se enojó porque el anuncio prematuro le restó lustre a su plan de obras, que ya no son cuatro sino doce y que someterá a consideración del comité del Impuesto Sobre Nóminas. El episodio demuestra la excelente coordinación que existe en el Gobierno Municipal. Y hacia fuera también, porque los que tampoco tenían idea del acuario eran los del Gobierno Estatal, particularmente el subsecretario de Turismo, Jaime Russek. Dicen en el Municipio que los proyectos están listos para presentarse en la reunión del ISN el 25 de junio. A ver si no salen con que los esperemos tantito, como ha resultado ser durante los últimos cuatro meses. Una sugerencia sería que don José Ángel bautizara su plan de obras como la celebración del Segundo Centenario de Torreón, porque el primero ya se nos vino encima y a lo mejor las obras, de hacerse, quedarían mal por andarse precipitando.
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La cuestión con el acuario y las obras que quiere hacer el alcalde llevó al tesorero Enrique Sada a defenderlas frente a las obras viales que quiere hacer el Gobierno del Estado con el argumento de que las obras viales sólo benefician a los automovilistas. Nuestros subagentes dicen que don Enrique debería meterse a estudiar el impacto que tiene la infraestructura, pues ésta beneficia a todos los que deben moverse dentro de una ciudad, en automóvil, autobús, bicicleta o lo que sea. El beneficio en tiempo y productividad tendrá después un impacto benéfico en la comunidad. Si no lo fuera así, el bulevar Independencia todavía sería de dos carriles. El chiste, claro, es saber cuáles obras son las necesarias.
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Ya no es noticia que las obras que se realizan actualmente parecen hechas “al aventón”. Ahí está el caso del Nudo Mixteco, donde la construcción tuvo que bajar el ritmo porque al parecer el Municipio andaba lento con la clausura de un colector necesario para continuar la obra, además de que asuntos como filtraciones de agua del canal han tenido que atenderse casi de emergencia. Endósele este detalle a los planificadores del Gobierno Estatal que probablemente fueron a la misma escuela que los genios del Municipio que planearon cambiar la salida del aeropuerto sobre el bulevar Juan Pablo Segundo y llevarse la vuelta al Periférico hasta un retorno que está varios cientos de metros, pero para el otro lado, sobre la salida que tienen los moteles de paso, cuyos clientes toman el bulevar sin problemas. O los mismos que andan repavimentando colonias residenciales cuando hay otras partes de la ciudad que requieren con urgencia una “manita de gato”.
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Los que traen buen agarrón son el alcalde José Ángel Pérez y el diputado del PAN, Jesús de León Tello, luego de la elección del Consejo estatal del blanquiazul en Coahuila. Si uno no los conociera, se pensaría que son simplemente políticos de bandos distintos dándose de chancletazos, pero el problema es que don José Ángel y don Chuy están en el mismo bando. Don Chuy abrió fuego declarando que su antiguo rival por la candidatura panista a la alcaldía, “lo único que genera es broncas internas”. Es ampliamente conocido el activismo que trae don José Ángel al interior de su partido, que lo mismo lo lleva a Monclova que a Piedras Negras en busca de apoyos, en lugar de estar apagando los incendios que se le prenden en la ciudad que gobierna. El alcalde, obvio, respondió que el diputado anda mal, pero al mismo tiempo salió con que no utiliza recursos públicos en su proselitismo, porque el diputado había preguntado de dónde sacaba el alcalde el dinero de campaña. Esto es simplemente un capítulo más de la saga que se traen los grupos de don José Ángel y el “primer compadre”, Guillermo Anaya, en cuyo campo está firmemente plantado el diputado De León. Al parecer, el comité municipal del PAN ya mandó llamar a los tres, como el maestro a los alumnos peleoneros de la escuelita. Obviamente, mientras más grilla haga el alcalde, menos gobierna y entre más grilla hagan el senador o el diputado, menos legislan, y eso no es para lo que se les paga.
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