Interesante encerrona tuvieron el lunes el gober Humberto Moreira y el alcalde José Ángel Pérez después de una semana de escaramuzas verbales sobre la suerte del DVR, una telenovela que sigue dando de qué hablar. Después de que don Humberto y don José Ángel, junto a sus respectivos esbirros se dijeron de todo, ambos trataron de hacer las paces. Ya el secretario de Gobierno, Homero Ramos y el secretario del Ayuntamiento, Rodolfo Walss, se habían empezado a decir cosas bonitas en un programa de radio, pero faltaba que los dos protagonistas del drama se juntaran. Y así fue, en la peronera capital por espacio de dos horas. Cómo transcurrió la reunión, depende a quién se pregunte. Unos dicen que don José Ángel le habló fuerte al gober, otros dicen que fue una “sedita”, mientras el gober nomás paraba la oreja sin decir gran cosa. El caso es que el alcalde se quejó de que él es el último en enterarse de las cosas que suceden en la ciudad, como la demolición del DVR, la investigación del mismo caso o asuntos más pequeños como obras de pavimentación que hace la vicegubernatura de Eduardo Olmos. Ya encarrerado, don José Ángel aprovechó el viaje para dejarle al gober una lista de Santa Clós que incluye apoyo para regularizar terrenos, para cámaras de seguridad, terrenos para escuelas y una clínica y otras cosas. Pero al final, el alcalde salió diciendo que sí a todo y que el gober puede hacer con el DVR lo que quiera, después de haberlo amenazado con que no iba a dejar que tumbara la obra porque a él no le informan nada. Los pájaros en el alambre cuentan que después de la reunión, el gober Humberto Moreira le jaló las orejas a don Lalo, pero no muy fuerte, nomás para que se porte mejor en el futuro y lleve la fiesta en paz con don José Ángel. Vamos a ver cuánto les dura esta tregua antes de que las baterías del gober y el alcalde comiencen de nuevo a soltar cañonazos. Porque no se había secado la tinta del pacto, cuando el hermano cómodo y jefazo del PRI, Rubén Moreira, empezó a decir que los servicios en Torreón son carísimos y el director de Simas, Alberto Díaz de León, contestó que el “big brother” hace politiquería barata. Pero otros parecen copiar el ejemplo de civilidad de nuestros gobernantes, como el presidente Felipe Calderón, que le tendió una mano a su némesis, el gober de la capirucha del esmog, Marcelo Ebrard. Ya los guionistas de la telenovela “Bodas de Odio” piensan cambiarle el nombre por el de “Destilando Amor”.
* * *
Por cierto, siguiendo con el asunto del DVR, el ex director de Caminos, Manuel Gómez Parra, que es el único inculpado hasta ahora en el escándalo, debe estar preparando sus archivos en busca de algún papelito que hable y cuente si la historia llega más arriba, a su ex jefe, Jorge Viesca y al ex jefe de éste, Enrique Martínez. Nuestros subagentes, disfrazados de investigadores de la Procu, cuentan que existen más documentos escondidos que los que se tienen en la indagatoria y que éstos estarían en poder de las empresas involucradas que los ven como un salvoconducto para que no las “atoren” porque todos terminaron embarrando a todos mediante oficios advirtiendo fallas en la obra. Si el Gobierno del Estado ha sido renuente a fincarle responsabilidad a Viesca, ex secretario de Obras Públicas, puede ser por que éste tiene la manera de inculpar al ex gober Enrique Martínez y quién sabe si el gober Humberto Moreira quiera aventarse ese tiro. En tanto, las empresas encargadas del proyecto, construcción y supervisión del DVR también podrían estar desempolvando sus archivos. Por ahí se dice que la supervisora “Cordina”, que es más difícil de encontrar que la Atlántida, tiene sus “orejas” dentro de la Secretaría de Obras Públicas, pues tres personas que trabajaban ahí se fueron a cobrar a la dependencia. Estas personas fueron contratadas por Obras Públicas antes de que se construyera el DVR y sobrevivieron el cambio de Gobierno, pero como quiera se dice que mantienen lazos con sus antiguos patrones. ¿Será?
* * *
Unas diez mil personas se congregaron en el nuevo gimnasio de Gómez Palacio para la esperada función de box entre Humberto Moreira y José Ángel Pérez. Perdón (no sé en qué pensaba), entre Cristian Mijares y Teppei Kikui. Pero la política no estuvo muy ausente entre la concurrencia, que contó con las distinguidísimas presencias del actual y futuro alcalde de Gómez Palacio, Octaviano Rendón y Ricardo Rebollo, el senador y “primer compadre”, Guillermo Anaya y otras personalidades. Nuestros subagentes, disfrazados de vendedores de cerveza, nos informan que don Ricardo pregonaba que él era “raza” y que lo pusieran donde fuera, con el pueblo. Por supuesto que quedó instalado en primera fila, en butaca con su nombre, desinfectada previamente y lejos de la gallopa. Pero el que se llevó la noche fue don Octaviano que, como todo político que se respete, no aguantó la tentación de oír su propia voz en un auditorio multitudinario y se trepó al ring justo antes de la pelea estelar, cuando los asistentes ya se habían chutado tres peleas irrelevantes y nada más querían ver a Cristian dejar al japonés en calidad de sushi. Total, que don Octaviano empezó a ponderar las virtudes de Gómez Palacio en medio de una rechifla de tantos decibeles, que otra igual no se recuerda en la Comarca Lagunera. Quién sabe en qué estaba pensando para que se le metiera en la cabeza semejante ocurrencia, pero el incidente es una muestra de cómo cierra el alcalde de Gómez Palacio su accidentada administración y de cómo a los laguneros a veces nos da por enseñar el cobre. Pero no es que a don Octaviano le dé por hablar a cualquier oportunidad, porque se tardó cinco días para hablar sobre el asunto de los catorce árboles talados en el día del ídem, caso en el que hasta ahora las sospechas apuntan a algún duende o fantasma porque nadie ha podido producir un responsable. Por cierto, la “O naranja” y la publicidad del Municipio de Torreón desaparecieron de los calzoncillos de Cristian Mijares y en su lugar apareció el logotipo de “Caliente”, la cadena de casinos propietaria del que fue baleado en Saltillo hace unas semanas. Nomás para estar a tono con los tiempos.
* * *
Y ya que andamos en la Comarca Lagunera de Durango, se extraña por esos lares la presencia del gober Ismael Hernández Deras. Cómo se nota que ya no hay elecciones, porque desde los días previos a los comicios del primero de julio, don Ismael ni se ha vuelto a parar en Gómez Palacio o Lerdo. Debió andar muy ocupado picando los tomates para el caldillo duranguense que acaba de romper el récord Guinness porque no se explica de otra forma su ausencia, con lo entusiasmado que andaba hace tres semanas entregando obras. Y es que las elecciones no dejan de dar tema, pues los panistas andan confiados de que el Tribunal Electoral va a tumbar los resultados en Durango y Lerdo, donde el clan Castro Lozano todavía no se resigna a perder la plaza. Pero ni el Comité Nacional del PAN ha dado color en torno a este asunto, ocupados como andan en tronar la candidatura de Jorge Hank en Baja California y defenderse de las acusaciones del “llegón” que les dio Ye Gon, que ya parece pariente del Peje López Obrador, por aquello de los “complós” en su contra.
Quejas y comentarios: agente007@elsiglodetorreon.com.mx