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VERDADES Y RUMORES

El Agente 007

Como si se tratara de la comedia “El Privilegio de Mandar”, el gober Humberto Moreira, el alcalde José Ángel Pérez y de pasada medio Torreón, estamos deshaciéndonos la cabeza con “lo que la Corte quiso decir” cuando le dio entrada a la controversia constitucional de don José Ángel contra la Vicegubernatura, -también llamada Secretaría de Desarrollo Regional- y ordenó detener la participación del Estado en nueve obras que se ejecutan o se planean en la ciudad. Dice don José Ángel que no hay bronca, que el Gobierno del Estado no tiene por qué parar las obras, que sólo quiere que Eduardo Olmos pele al Municipio. De su lado, don Humberto dice que existen convenio y avales del Municipio sobre las obras, pero que como la Corte dijo que le parara, pues él le para y evita lo que ya se conoce como una “Pejejada”, es decir, mandar a la Suprema “por un tubo” como le hizo el Peje López Obrador hace dos años. En lo que se ponen de acuerdo, es evidente que cada parte quiere jalar agua a su molino e interpretan la cosa como mejor les conviene. El problema para el alcalde, apuntan nuestros subagentes disfrazados de abogados honrados, es que el fallo de la Corte ordena la suspensión de sus obras sin hacer mención a ningún aval o acuerdo. De hecho se comenta que don José Ángel no estaba bien enterado de la carta a Santa Clós que era la controversia constitucional, pues hasta le pedía a la Corte que invalidara las acciones del Estado en áreas como apoyo a la vivienda o regularización de tenencia de la tierra, lo que el Tribunal no aceptó. El caso es que las gorditas que gober y alcalde se desayunaron la semana pasada ya les causaron indigestión. Durante la semana, el PRI enfocó sus baterías contra don José Ángel y hasta el diputado Jericó Abramo, que es de Saltillo, le entró al pleito. Sólo que el fuego contra don José Ángel también fue “amigo”, con críticas del diputado panista Carlos Bracho y del senador y “primer compadre” Guillermo Anaya. El gober empezó pegando duro, pero ahora dice que quiere ser civilizado. Don José Ángel ha preferido la mesura, lo cual es de agradecer, imaginando el coraje que ha de traer atorado y la bronca en la que se metió. Las malas lenguas dicen que el fondo del asunto está en que el alcalde no quiere tratar con el vicegobernador Eduardo Olmos, quien es visto como el fondo del problema, por aquello de que no se ve bien que el gober haya mandado al antiguo rival del alcalde para que coordine las acciones del Estado en Torreón y menos cuando don Lalo ya hasta sacó anuncios de radio como si fuera candidato. Pero es claro que en este pleito, el Municipio lleva todas las de perder. Sea cual sea la razón, no se vale que por querer jugar a las vencidas, terminen destrozando la mesa, mesa que casualmente se llama Torreón.

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El que quedó en medio de esta bronca, fue el presidente Felipe Calderón, que estuvo en Torreón el jueves. Nuestros subagentes dicen que el “preciso” venía debidamente informado de cómo andaban las cosas entre don Humberto y don José Ángel y el tema se tocó en el trayecto del aeropuerto al encuentro con la Cámara de la Vivienda. Don Felipe nomás les pidió que se pusieran de acuerdo, porque eso de que se paren las obras como que no se ve bien y suponemos, menos cuando el alcalde que lo pidió es del PAN. Pero dicen por ahí que Don Felipe luego comentó que las obras no se podían detener “por un caradura”.

Eso debe de doler. En el evento de la Cámara, el trato entre don Humberto y don José Ángel fue frío y distante y se saludaron sólo un par de veces en el presidium. Los sentaron con la debida separación, para que no saltaran chispas ni hubiera pellizcos, con el secretario de Economía, Eduardo Sojo y el director del Infonavit, Víctor Manuel Borrás, de amortiguadores entre ellos. Eso sí, se corrieron todas las cortesías en sus discursos, dedicándose agradecimientos mutuos, como si todo marchara de maravilla. Después de que don Felipe se trepó al avión, el gober y el alcalde se quedaron en el aeropuerto a platicar para ver cómo destraban este asunto. Pero es posible que don Felipe haya regresado a Los Pinos pensando que acababa de visitar el mundo al revés, en donde la ciudad, en lugar de hacer obra, sus autoridades “obran” en ella.

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Los panistas de Coahuila andan de plácemes porque se van a evitar una batalla sangrienta ahora que eligen a su presidente estatal. Ayer, el diputado Jesús Flores Morfín salió como ungido por los grupos de poder blanquiazul como el “candidato de unidad”. Es curioso que los panistas, que siempre dicen que son muy democráticos, salgan ahora con lo mismo que el PRI decía en los buenos tiempos del “dedazo”. Pero los blanquiazules tienen un problema mayor que parecer priistas y es que una contienda por la presidencia estatal corría el riesgo de dejar más partido al partido, por aquello de que los diversos grupos encabezados por el “primer compadre” Guillermo Anaya, el alcalde José Ángel Pérez, el senador Ernesto Saro y el ex de todo Juan Antonio García Villa quedarían agarrados de la greña. Entonces optaron por don Chuy Flores, que viene impulsado sobre todo por el grupo de García Villa, pero con el aval de don Memo. De modo que el jueves las cabezas de los grupos se reunieron en Torreón para formalizar la candidatura y pretender que ahora se quieren mucho. Pero el reto más difícil para don Chuy no fue sacar la jefatura del partido, sino que viene ahora que se pondrá enfrente del hermano cómodo Rubén Moreira, que trae todo el apoyo del Estado, un costal de mañas detrás y muchas ganas de aplicarlas.

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Las transiciones están en marcha en Gómez Palacio y Lerdo y prometen sacar chispas. En Gómez, porque el alcalde Ricardo Rebollo quiere rebajarse el sueldo a la mitad y de paso, llevarse a los regidores en la medida, para achicarles también el hueso. Dice don Ricardo que él hizo a su planilla firmar una carta compromiso antes de la elección, pero incluso si los tricolores se alinean, aunque sea a regañadientes, los del PRI y PRD sí van a rechinar. En Lerdo, el priista Carlos Aguilera, que todavía no se la cree que ganó, podría ver la cosa complicada por la impugnación que hizo el PAN, más bien el clan Castro Lozano, que dice que le robaron la elección. Se espera que el trece de agosto, dos semanas antes de que don Carlos tome protesta, el Tribunal Electoral del Estado resolverá la controversia, aunque ya está más que cantado que favorecerán al tricolor. Los panistas van a poner sus esperanzas en el Tribunal federal, aún a costa de retrasar la entrega-recepción. Los panistas creen que a su impugnación “se le mueve una patita” y no la dan por muerta. A ver cómo les va.

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Una aclaración que envía el hermano cómodo Rubén Moreira indica que los funcionarios estatales que andaban organizando un evento del PRI sobre la reforma fiscal están de vacaciones y que pueden andar donde quieran. En efecto, los susodichos andan de vacaciones, con lo que hacen menos daño que estando en funciones.

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