Nuestros subagentes disfrazados de juristas en la Suprema Corte nos reportan que anda circulando un nombre siempre presente en los grandes eventos y que ubican detrás de la controversia constitucional que el Municipio puso contra la vicegubernatura –o Secretaría de Desarrollo Regional, como usted prefiera.- Se trata del panista notable y abogado notorio, el “Jefe” Diego Fernández de Cevallos. Al parecer el de las barbas es el abogado que representa al alcalde José Ángel Pérez en la “Tremenda Corte”, pero como el “Jefe Diego” no es de aquí, depende de los asesores de don José Ángel para que le informen cómo está la situación y ahí es donde le ha fallado la estrategia al alcalde. No sólo le dijeron a la Corte que suspendiera la participación del Estado en obras públicas que el mismo Municipio ejecuta, sino que también impugnaron obras que llevan más de un año terminadas. Son dos en particular: el puente Valle Verde sobre el Periférico y el embovedado de un canal de aguas negras (antes no pidieron suspender la construcción del puente plateado). Ambas obras fueron hechas en la Administración del ahora senador y “primer compadre” Guillermo Anaya. Entonces resulta que la pugna entre don José Ángel y don Memo alcanza niveles tan surrealistas que el alcalde impugna las obras que hizo su antecesor. A veces parece que los asesores de don José Ángel cobran en el Gobierno del Estado (piensa mal y acertarás), por lo empeñados que parecen en perder la batalla. El abogado que lleva el caso es Pedro Nava Magalón, quien fue director de Controversias Constitucionales en la Suprema Corte, por lo que se supone que debe saberle a este asunto. También trabaja con el “Jefe Diego” (que se embolsaría un buen cheque firmado por ¿quién más? el erario torreonense), pero quién sabe qué pensará cuando se dé cuenta de que lo llevaron al baile al sustentar una controversia en documentos elaborados al aventón. Porque ya el director de Obras Públicas, Aniceto Izaguirre, declaró inocentemente que él ni tenía idea de la lista de obras que el Municipio entregó a la Corte detallando el supuesto daño a la autonomía municipal que implicaba la vicegubernatura de Eduardo Olmos. Y el director jurídico, Roberto Robles, dijo que echaron mano “de lo que fuera” con tal de meter la controversia, pero que nunca imaginaron que la Corte ordenaría suspender obras. No cabe duda que si Kafka viviera en Torreón sería asesor del alcalde.
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En todo esto, muchos se preguntan, precisamente, en qué estaban pensando los tres vicealcaldes que tiene la ciudad: uno, el secretario del Ayuntamiento, Rodolfo Walss, que es el que termina dando la cara; dos, el superasesor Jorge Hernández se mueve tras bambalinas; y tres, el amigo Ricardo Muñiz quien nomás cobra sesenta mil pesillos mensuales por “coordinar”. José Ángel Pérez tiene objetivos grandes, como salvar la autonomía municipal y cree que esta controversia es trascendental para el futuro de la Nación. Pero la forma en que su equipo lo ejecutó deja mucho qué desear. Total que el tema de la controversia sigue dando de qué hablar y aparece hasta en la sopa, como fue el caso de la presentación del último libro del ex alcalde y cronista de la ciudad (alguien tiene que cronicar estas cosas que pasan), Homero del Bosque. Lo presentaron dos abogados: un ex procurador estatal, Ricardo Cisneros y un ex magistrado del Tribunal Superior, Germán Froto y ambos se dejaron ir con indirectas (muy directas) sobre José Ángel Pérez, que ahí estaba presente, mencionando los buenos tiempos en que Estado y Municipio se entendían de maravilla y las cosas se hacían. Claro que esos buenos tiempos eran los del dedazo y el carro completo de lo que ellos disfrutaron, pero como que se captó la idea.
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A todo esto, el gober Humberto Moreira nomás se frota las manos pensando que esto le viene muy bien a las aspiraciones de recuperar Torreón en las próximas elecciones. Extraña que el hermano cómodo y jefazo del PRI, Rubén Moreira, no se haya ido sobre José Ángel, pero quizá don Humberto y don Rubén tengan presente lo que decía un estratega electoral gringo: “Cuando tu rival se dispare en el pie, no te pongas entre su pie y la escopeta”. A estas alturas se ve difícil que desaparezca la vicegubernatura de don Lalo Olmos, que sigue sacando sus “spots” en radio como si anduviera en campaña. No era necesario entonces que el gober Moreira le echara limón a la herida al celebrar el 430 aniversario de la peronera capital la semana pasada y presumiera la obra pública que se ha hecho en Saltillo y los cientos de millones de dólares en inversión privada que han llegado allá y que aquí nomás no se ha visto nada, porque en Torreón en lugar de construir puentes se destruyen y la inversión no llega. Pero eso no importa porque, nos dicen, Estado y Municipio siguen dialogando, platicando como si fuera reunión social, es decir, sin llegar a nada concreto. Hablan y hablan, mientras la ciudad sufre las obsesiones electorales de sus autoridades.
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Ya dejando atrás el tema de la controversia, en Gómez Palacio, el alcalde electo Ricardo Rebollo tiene preparada una medida inusual en un proceso de entrega-recepción entre alcaldes del mismo partido y que, por lo mismo, sugiere que el alcalde Octaviano Rendón no termina su gestión trayéndola todas consigo. Resulta que don Ricardo va a contratar un despacho externo de contadores para que se encargue de recibir el Gobierno Municipal y saquen las cuentas que entrega don Octaviano. Parece que don Ricardo no confía mucho en la Administración que recibirá dentro de un mes, mientras las huestes de don Octaviano siguen empeñadas en fastidiar a la ciudad hasta el último día destripando el Centro Histórico, apagando el alumbrado en la noche y avalando la tala de árboles. En este último caso resulta absurdo que los catorce árboles que se talaron en el Día del Ídem allá en la plaza de la Torre Eiffel, se van a reponer, pero en otro lugar. O sea que el objetivo de la persona que ordenó la tala (cuyo nombre sigue siendo un misterio) e hizo que a don Octaviano se le pusieran los pantalones a media asta, quedará cumplido: deshacerse de esos engorrosos montones de ramas, hojas y raíces, con la complacencia de las autoridades. Y ni se diga del servicio de recolección de limpieza, al que le esperan días intensos con eso de que don Ricardo quiere ver con lupa el contrato. Claro que una cosa es decirlo y otra muy distinta es sentarse en la silla y hacerlo.
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La conferencia del ex vicepresidente gabacho Al Gore juntó a la crema y nata de la peronera capital y otras partes del Estado que salieron espantados y con la idea de que el mundo se lo va a acabar mañana el cambio climático. Ojalá que don Al haya dejado algo de conciencia ecológica en estos lares donde se fabrican automóviles y se produce electricidad con carbón, o sea, dos de las fuentes principales del calentamiento global. Quién sabe si Mister Gore reparó en que Coahuila es uno de los estados más contaminantes de la frontera, pero eso no obstó para que le echara montones de flores al gober Humberto Moreira, o “Beto”, como lo llamó a lo mejor porque no podía pronunciar su nombre. Don Al hasta pidió fotos del tornado que azotó Piedras Negras en abril para incluirlo en la presentación que luego fue a dar, muy adecuadamente, a la capirucha del esmog, porque hasta esa tragedia le colgó al asunto del calentamiento. El gober estaba feliz con el evento, sabiendo que por ahora calienta la silla del Palacio Rosa. Por cierto que ahí andaban otros que en su momento la calentaron, como Rogelio Montemayor, Eliseo Mendoza Berrueto y Francisco Madero, quienes de la conferencia se fueron a una recepción “petit comité”, llena de funcionarios, en donde don Al y don Beto se siguieron echando mieles. Extrañó que ante la presencia de los alcaldes de Saltillo, Monclova y hasta Viesca, faltara José Ángel Pérez, por lo que la representación del Municipio la tuvo que llevar don Lalo Olmos.
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