El Servicio Meteorológico Nacional informa que los huracanes “Humberto” y “José Ángel” continúan azotando Torreón creando un fuerte sistema de alta presión con rachas de viento que han tumbado algo de infraestructura y mucha buena voluntad. Sin embargo, el pronóstico contempla una baja de intensidad al entrar en los terrenos del reclamo ciudadano. Un indicio es el anuncio de otra tregua entre el gober Moreira y el alcalde José Ángel Pérez. Pero como nuestros subagentes se han vuelto expertos en descifrar los códigos de tan retorcida relación, ya saben que cada vez que dicen que no se quieren pelear, es porque hay una nueva bronca en puerta y están listos para “echar mano a sus fierros”, por lo que es posible la formación de nuevos huracanes en el horizonte. Por lo pronto, el alcalde se serenó con el asunto del Centro de Control de Crisis, que el Fideicomiso de Seguridad Pública terminó ubicando en Matamoros, pasando por alto el pequeño detalle del litigio en ese terreno que mantienen ejidatarios de San Miguel. Don José Ángel dijo que ya no quería más broncas ni que le dijeran que nomás andaba bloqueando cosas. Pero aunque el alcalde ya había quedado en paz con la decisión, el vicealcalde Rodolfo Walss, empezó a declarar que a lo mejor podrían poner una demanda (es que últimamente don Rodolfo trae el litigio judicial de moda). Quién sabe si don Rodolfo ya se contrató de asesor jurídico de los ejidatarios, pues se ha hecho muy cuate de ellos y ya hasta les ha dado “raid”. Al menos ya se salvó otro frente en el conflicto entre gober y alcalde, pero eso no significa que las cosas queden en santa paz, pues aún está en suspenso la controversia constitucional y la polémica suspensión del Nudo Mixteco ordenada por la Suprema Corte que, por lo que se ve, tiene el expediente hasta abajo de la pila de papeles que acumularon los ministros en sus vacaciones. Al menos el vicegobernador-secretario de Desarrollo Regional, Eduardo Olmos, ha empezado a portarse mejor, fue degradado a tormenta tropical, ya hasta le dicen “La Brisa”, y más de uno se pregunta dónde se ha metido.
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Pero aún quedaba otro frente abierto en la bronca. Tras el sainete del terreno del centro policiaco, el gober Humberto Moreira también se tranquilizó y dijo que le iba a echar todas las ganas a la nueva tregua, pero ya dejó entrever que no tiene mucho control sobre sus muchachos, un factor que le había permitido navegar la turbulencia de la relación con el alcalde. El lapsus ocurrió pero en la cuestión educativa, un terreno a donde algunos querían llevar el litigio con el Municipio. Resulta que el secretario de Educación estatal, Jaime Castillo, se fue de boca diciendo que el Estado iba a quitarle a Torreón parte del dinero para construcción de aulas porque don José Ángel no se había puesto con los terrenos. Pero en cuestión de días, don Jaime reculó (así se dice) y salió con que siempre no. Todo hubiera quedado en una simple corrección si el gober no se hubiera aguantado las ganas de meter su cuchara y decir que su funcionario no tenía idea. Ya don Jaime se llevó un jalón de orejas por andar de oficioso, aunque no es por eso por lo que el funcionario merece un jalón de orejas. Él es el mismo que mantiene un buen número de escuelas en La Laguna en un estado lastimoso, cuya dependencia, en un caso reciente, ordenó destruir una escuela para reconstruirla durante las vacaciones, sólo para que los alumnos regresaran a clases a sentarse en el patio porque la obra apenas empezaba. (Y nosotros que pensábamos que las huestes de José Ángel Pérez dominaban en eso de atrasar las obras). El caso es que miles de alumnos regresaron a clases a aulas de cartón o a sentarse en patios, bronceándose en el sol de agosto, pero eso sí, armados con sus “profe-carpetas” con todo y cinco fotos del gober Moreira, que según don Jaime son importantes para que los chavos conozcan a su gobernador. Pero si a estas alturas no lo conocen con tanto espectacular que hay en las calles, o son cortos de vista o en el futuro serán sabios distraídos.
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El regreso a clases también se extendió a varios cuadros de la clase política de la Comarca Lagunera. El vicegobernador Eduardo Olmos envió a una decena de integrantes de su Secretaría de Desarrollo Regional a estudiar una maestría en Administración de la Función Pública para que así tomen nuevas ideas y le ayuden a encontrar nuevas formas de meterse en conflictos con el Municipio. Pero no sólo ellos volvieron a sacar la mochila, ni la maestría quedó exclusivamente en manos tricolores. También algunos distinguidos panistas gomezpalatinos están arrastrando el lápiz, como el ex candidato a la alcaldía de Gómez Palacio, Augusto Ávalos, que está agregando otro posgrado a su currículum, aunque nuestros subagentes no descartan que don Augusto se está preparando para una nueva contienda dentro de tres años. También su correligionario Julio Castañeda, próximo a calentar una curul en el Congreso de Durango, le entró con fervor al estudio, esperemos que con la intención de aprender a impulsar buenas leyes en esa entidad vapuleada, entre otras cosas, por un atroz atraso legislativo. Así que no se sorprenda si de repente escucha a algún político hablar con lenguaje académico, será que algo están aprendiendo.
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El regreso de vacaciones ha puesto de relieve los crecientes problemas viales de la ciudad. Nuestros subagentes disfrazados de semáforos dicen que los miembros del consejo municipal de vialidad están sentidos porque en el Municipio no los pelan a la hora de hacer y deshacer (más bien lo último) en las calles de la ciudad. Al parecer los que mandan en esta cuestión son los consultores foráneos que contrató la dirección de Desarrollo Urbano y que son los que toman las decisiones sin haber tomado nunca el volante en la ciudad (aunque entendemos que no tengan un instinto suicida). Ellos son los genios que, por citar nomás el caso del bulevar Juan Pablo Segundo, pusieron un semáforo para peatones donde no hay peatones. Obviamente, se antoja difícil que los citados consultores se hayan dado cuenta de que ya están fuera de sincronía los semáforos en ese bulevar, recién inaugurado y promovido como muestra de que aquí se hacen cosas. Los consultores, claro, nomás cobraron sus cheques y se fueron, mientras la ciudad vive cada vez más cuellos de botella. Don José Ángel Pérez ya presentó el plan para modernizar los semáforos en buena parte de la ciudad, pero mientras tanto hay que salir a rifársela a las calles.
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Las malas lenguas comentan que el diputado Jesús de León pierde cada vez más la esperanza de la candidatura del PAN a alcalde de Torreón, que le ganó José Ángel Pérez hace dos años. Don Chuy, dicen por ahí, anda clavado en la cuestión legislativa en México, pero aquí en Torreón ha bajado notablemente su perfil y no se le ha visto ni la sombra. Y es que don José Ángel se ha dedicado duro a la talacha adentro del PAN, creando redes clientelares con el apoyo de la nómina municipal, que le han permitido marginar a los grupos del Embajador Jorge Zermeño y el senador y “primer compadre” Guillermo Anaya. Esto le permitiría a don José Ángel ejercer un cómodo control en el proceso para elegir a su sucesor. No cabe duda que los viejos tiempos y los nuevos tiempos se parecen mucho.
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