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VERDADES Y RUMORES

El agente 007

Allá en los rumbos de la vicegubernatura de Desarrollo Regional, nuestros subagentes reportan la consolidación de un centro de poder, algo así como un sub-vicegobernador, en la persona de Lauro Villarreal, viejo conocido de la grilla local desde que era jefazo del PRI en tiempos de Rogelio Montemayor. Pues don Lauro se ha convertido en el número dos del vicegobernador Eduardo Olmos, con injerencia sobre todo en áreas como desarrollo social y obras públicas. El detalle está en que hace dos años don Lauro la jugó con Raúl Sifuentes (y contra Humberto Moreira) en la carrera por la gubernatura, lo cual no deja claro cómo es que el funcionario ha agarrado tanta influencia al amparo de don Lalo. Sin embargo, esto sí explica por qué cada vez que el gober Moreira se para en La Laguna, don Lauro hace como que tiene mucho trabajo y está muy ocupado para no aparecerse en los actos del gober. Quién sabe dónde se vaya a meter ahora que el gober se deje venir diez días. Algunos funcionarios de la vicegubernatura comienzan a quejarse de que don Lauro se ha convertido en el cancerbero de don Lalo en el edificio Coahuila, junto a otros antiguos seguidores de Raúl Sifuentes, lo cual abona la sospecha de que alguien en el “Gobierno de la gente” le está dando calorcito al equipo de su viejo rival.

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Y hablando de la vicegubernatura, nuestros subagentes disfrazados de abogados en la Suprema Corte reportan que el ministro Fernando Franco, que lleva la controversia del Municipio de Torreón contra el feudo de Lalo Olmos, está molesto con el gol que le metieron sus colegas de la comisión de receso que tomaron acciones sobre la controversia cuando estaba de vacaciones. Don Fernando retrasó dos veces la decisión para reanudar las obras suspendidas a petición del Municipio con el argumento de que las huestes de José Ángel Pérez no hicieron bien su chamba de entregar copia del acta de Cabildo que autorizó la solicitud para reanudar las obras. La Corte por fin avaló la petición del Municipio, dos semanas después de que se hizo, pero según dicen, el ministro Franco se la quiso cobrar, haciéndole la vida de cuadritos a los abogados del alcalde. Esto no pinta bien para don José Ángel pues en una de ésas don Fernando podría salir con que la vicegubernatura es constitucional, de modo que los abogados de don José Ángel tendrán la chamba adicional de cabildear a los ministros y claro, abultar la factura.

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En Gómez Palacio y Lerdo los cambios de Gobierno se realizaron sin incidentes, pero no sin sus detalles curiosos. En Lerdo, el alcalde Carlos Aguilera pasó la prueba de lo que se esperaba una ceremonia tensa, dado el encono del panismo local porque les arrebataron el feudo. Pero a don Carlos le perdonaron el fin de semana sólo para llegar el lunes a toparse protestas de trabajadores municipales enojados porque no han cobrado el sueldo gracias a la sequía en las arcas municipales. Ése fue el pequeño regalo que dejó el alcalde saliente Antonio Olivas, que ya acusa revancha política y dice que don Carlos ni idea tiene de la situación financiera de Lerdo. Claro que no tiene idea, si está hecha un desastre. Pero hay más fondo en esto, según nuestros subagentes que dicen que el PAN controla aún buena parte de la burocracia municipal que trae la consigna de ponerle todo el “gorro” posible al nuevo alcalde, que apenas se da cuenta en la que se metió; pero ya se dará.

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En Gómez Palacio, Ricardo Rebollo se aventó un evento al viejo estilo del priismo, completo con número musical y vales para el agua fresca, la torta y el tamal. En una señal de cuánto han cambiado los tiempos, nuestros subagentes notaron que si antes las colas se hacían primero para saludar a los gobernantes y luego para recoger la torta, ahora fue al revés: las filas en los puestos de comida abarcaban hasta dos cuadras, mientras pocos fueron a rendirles pleitesía a don Ricardo y al gober Ismael Hernández Deras. El alcalde saliente, Octaviano Rendón, pasó un mal trago, con fuertes abucheos cada vez que alguien lo mencionaba en un discurso. El desaire lo dieron los regidores panistas de la pasada Administración, que se salieron apenas don Ricardo rindió la protesta. El gober Hernández Deras se encargó de darles una cachetada con guante blanco cuando en su discurso mencionó que, como él sí es buena onda, al día siguiente acudiría al Congreso a presenciar la entrega del Primer Informe de Gobierno del presidente Felipe Calderón y luego al discurso de Palacio Nacional. Un comentario totalmente fuera de lugar para la ocasión, pero que sirvió para acalambrar a los panistas, que luego tuvieron otro calambre cuando el Cabildo acordó recortarse el sueldo.

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El que se ha tomado muy en serio su chamba es el director de Inspección y Verificación de Torreón, Heriberto Martínez, que tiene sus prioridades muy claras. Mientras a antros establecidos envía hasta una docena de inspectores para fijarse hasta en el color de las servilletas, el clandestinaje sigue campante en la ciudad y en lugares donde los inspectores no meten las narices (por algo será). Eso de andar enviando inspectores en paquete no es más que una medida de intimidación, pero así se las gastan los muchachos de don Heriberto, que además hacen lujo de prepotencia en donde hacen sus andanzas. El problema para el alcalde José Ángel Pérez es que sobra gente donde no es necesario y hace falta en donde se requiere la presencia municipal. Que lo diga si no el director de Servicios Públicos, Carlos Gregorio Ramírez, que sigue sin salir de su casa después de la puesta del sol, por la cantidad de calles donde falla el alumbrado, incluyendo el recién estrenado bulevar Juan Pablo Segundo, en donde la única iluminación la dan los neones de los hoteles de paso.

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El senador y “primer compadre” Guillermo Anaya ha andado contento en estos días. El Congreso de Coahuila le aprobó la cuenta pública de su último año de alcalde, por lo que don Memo salvó la necesidad de tener qué explicar algunas sospechas, como la de que su Administración infló valores catastrales. Mientras eso sucedía, don Memo se agenció un lugarcito en el camión presidencial como miembro de la comisión de cortesía del Congreso que acompañó a su compadre Felipe Calderón a la Cámara de Diputados a entregar su Primer Informe de Gobierno. Don Memo andaba de lo más contento haciéndola de escolta cuando don Felipe entró al recinto y a diferencia de la toma de protesta presidencial, no tuvo que sacar los puños contra los perredistas que prefirieron salirse del salón, dejándole el escenario libre al “preciso”. Pero don Memo no las ha salvado todas, porque aún está pendiente la auditoría que el gober Humberto Moreira (perdón, el Congreso de Coahuila) ordenó hacer en Simas y cuyos detalles se han estado filtrando en boca de algunos diputados del PRI. Por cierto, esta auditoría podría causarle más problemas a la de por sí deteriorada relación entre el Estado y el Municipio pues aunque la revisión autorizada era sobre las cuentas de la gestión de don Memo, los auditores también se están metiendo con las cuentas de la actual Administración. Quién sabe si las huestes de don Humberto hayan querido matar dos pájaros de un tiro. ¿Usted qué cree?

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Un acucioso lector envió una atenta aclaración respecto de un lapsus en la columna pasada, en la que mencionamos al alcalde José Ángel Pérez como “ex alcalde” de Torreón. No es que se quiera darle la jubilación anticipada, sino que fue un error involuntario. Nobleza obliga.

Quejas y comentarios: agente007@elsiglodetorreon.com.mx

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