El sábado se cumplen los cien años de Torreón y ante la ausencia de obras visibles para festejarlos, el alcalde José Ángel Pérez salió con que los “regalos” estarán “ahora, mañana o en diciembre o en enero” o sea que para el caso es lo mismo. Dice el alcalde que se han tardado porque quieren hacer las cosas bien. Menos mal que lo aclara, ya pensaba uno que la otra opción era hacerlas mal. Pero eso es sólo una parte del pendiente que queda con el Centenario. Ahora que el comité formado para el festejo quedará disuelto, don José Ángel tendrá para él solito lo que quiso desde el principio, aventarse todas las obras. Para tal efecto, sin embargo, hace falta dinero, así que el alcalde ya se puso a ver de dónde va a exprimir más “lana” para las obras pendientes. Sería bueno recordar que por ahí andan bailando unos setenta de los cien millones de pesillos que prometió el gober Moreira para el Centenario y que resultaron ser como el Espíritu Santo: todos saben que está, pero nadie lo ve.
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El gober Humberto Moreira ya se había puesto cómodo en Torreón cuando la tragedia de la explosión de un tráiler con explosivos el domingo pasado lo mandó al municipio de Nadadores. Como se había visto en el accidente de Pasta de Conchos y el tornado de Piedras, a don Humberto se le da la reacción rápida. Pero también se le da por aventarse un buen agarrrón con el Gobierno Federal cada que esto pasa. El gober salió con que no quería de la Federación ni agua ni cobijas, sino que hallaran a los responsables. Luego se aventó, con razón, contra la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por su nula presencia en el lugar del accidente y en el mismo viaje se lanzó contra la Secretaría de la Defensa al cuestionar la forma en que los militares regulan el movimiento de explosivos. Además, el gober andaba enojado porque el chofer del tráiler se “peló” y nadie lo encuentra y porque un agente de la PF anduvo de oficioso diciendo que había treinta y siete muertos, cuando, gracias a Dios, había sólo veintiocho. Por ahora ni el fabricante de explosivos ni la empresa transportista han dado la cara para explicar qué sucedió y los detalles del traslado, luego de que el gober sembró dudas sobre su cumplimiento de las normas. Tendrá razón don Humberto en exigir estas explicaciones al Gobierno Federal, pero obviamente el panorama cambia con los militares en escena y su presencia creciente en la seguridad de la entidad. A ver si no es el preludio de un nuevo enfrentamiento con el Gobierno Federal que a nadie beneficia.
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Siguiendo con esto de la explosión en Nadadores, aunque parece una mera coincidencia que ocurriera el mismo día en que grupos guerrilleros atacaron ductos de Pemex, la cercanía de ambos eventos echa una luz perturbadora sobre el transporte de explosivos. Hasta ahora nadie ha aclarado cuáles eran las condiciones de seguridad del tráiler que explotó en Coahuila y varias cosas apuntan a que el traslado no fue hecho con todas las medidas de seguridad. El que un grupo haya usado explosivos ese mismo día para sabotear instalaciones estratégicas obliga a pensar las circunstancias en que los explosivos se transportan en el país. Para la región es importante dada la cercanía de empresas que fabrican explosivos, tanto en Coahuila como en Durango. No estaría de más que los gobiernos estatales le echaran el ojo a este asunto, no vaya a ser que las flojas condiciones de seguridad contribuyan a que los explosivos caigan en las manos indebidas. El problema, otra vez, es si éste es un “tiro” que Humberto Moreira e Ismael Hernández Deras se quieran dar con los militares.
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Pasando a otro tema, mientras en Lerdo el nuevo alcalde, Carlos Aguilera, batalla para sacar dinero de debajo de las piedras, nuestros subagentes infiltrados en la Secretaría de Gobernación nos han pasado reportes de cómo anda Rosario Castro Lozano, la ex alcaldesa de la ciudad jardín que fue uno de los artífices del desorden financiero, pero que ahora cobra en la nómina federal. “De lo más quitada de la pena”, dicen los subagentes. Cuentan que hace poco, cuando alguien le preguntó cómo estaba Lerdo, doña Rosario simplemente respondió “equis”. Así es como la funcionaria demuestra el interés que tiene por la ciudad de la que ha sido alcaldesa dos veces y cuya alcaldía ha dejado tirada esas dos veces para perseguir otro hueso más jugoso. Doña Rosario se la ha pasado organizando foros sobre federalismo y municipios por todo el país, abultando su kilometraje de viajero frecuente, pero nada más. También se dice que su hermano, el subprocurador de la República, Juan de Dios Castro, ya ni quiere pararse en Lerdo. Los detallitos del boquete financiero que ha sacado la nueva Administración municipal, que ronda los treinta millones de pesillos, sugieren además que la ferocidad con la que el PAN impugnó la elección de julio pasado no era precisamente una defensa de la democracia, sino un intento por que esto no saliera a la luz. Como dicen, piensa mal y acertarás.
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Buen golpe recibieron las finanzas de Torreón cuando la Suprema Corte salió con que la forma en que cobra de Derecho de Alumbrado Público y ciertas multas no se vale. Esto puso en carrera a las huestes de José Ángel Pérez para encontrar rápido una nueva forma de cobrar el DAP que no esté basado en el consumo y pueda quedar listo antes de fin de año para minimizar el hueco que dejaría a las arcas municipales, que se calcula en unos doce millones de pesillos. Pero mientras los cerebros financieros debaten el asunto, no estaría de más evaluar qué servicio está recibiendo la ciudadanía a cambio del DAP. Esto implicaría sacar de su casa de noche a Carlos Gregorio Ramírez, para que el director de Servicios Públicos se dé cuenta de cómo se pone la ciudad a oscuras. También habría que dejar de hacer las cosas al revés o sea, empezar a prender los focos de noche y apagarlos en la mañana y no tenerlos prendidos en la mañana y apagados de noche. Para esto no se requiere mucha ciencia.
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El PRI que comanda el hermano cómodo Rubén Moreira, envió atenta invitación a una conferencia que hoy dictará Pedro Aspe, Secretario de Hacienda en tiempos de Carlos Salinas. Lo que sorprendió a nuestros subagentes no es que don Rubén ande activo con el tema económico, sino la elección del personaje, pues no cuadra con el perfil de los hermanos Moreira, que presumen su identificación con la izquierda. Así que organizar foros con quien es considerado ícono del neoliberalismo, aquel que dijo alguna vez que la pobreza era un “mito genial”, como que no encaja. Sin embargo, la figura de don Pedro ha adquirido relevancia en los últimos años al verse que los genios económicos del anterior Gobierno (y de éste) no han atinado a poner al país en un camino de crecimiento. Hasta la invitación pondera don Pedro como “nuestro orgullo” (del PRI, claro está), así que habrá que ver qué receta viene a dar a los tricolores coahuilenses. A lo mejor don Pedro ya se volvió “raza” con tanto firmar en la sagrada nómina que financia el pueblo.
