Interesante reunión tuvieron el gober, Miguel Cárdenas y el alcalde Rafael Aldape. Don Rafael viajó a la peronera capital para una entrevista con el gober y proponerle que Torreón fuera elevada a ciudad. El gober, siendo de Saltillo, ni volteaba para acá, a pesar de que el tren hacía el viaje más rápido. “Mejor te mandamos una Secretaría de Desarrollo Regional”, le dijo el gober al alcalde. “Ni máiz”, dijo don Rafael, que traía la onda de la autonomía municipal y la idea de que Torreón iba para arriba. El gober accedió y llamó a los diputados en el Congreso local para ponerlos en línea y eso que en ese entonces todavía no existía el PRI, era el Porfiriato, que para el caso daba lo mismo. Sin embargo, nuestros subagentes no pueden corroborar bien estos datos porque todo eso ocurrió hace cien años y también puede ser el caso de que don Miguel fuera un hombre visionario y razonable. El caso es que los diputados procedieron a levantar el dedo y así fue como en julio sacaron el decreto que elevó Torreón a rango de ciudad, un día como hoy, 15 de septiembre, de 1907. Torreón cumple hoy el centenario y esta columna, que nomás lleva la mitad de ese tiempo dando lata, considera menester para fecha tan notable recordar a todos los personajes que han sido acosados por nuestros subagentes a lo largo de todos estos años. Gobernadores, vicegobernadores, alcaldes, vicealcaldes, regidores, senadores, diputados, secretarios de esto y de lo otro, empresarios, activistas y grillos de todos colores han desfilado por la ciudad que a lo largo de sus cien años ha demostrado tener una vida política activa y una sociedad comprometida, que es nuestro principal activo. Vaya un cálido recuerdo para todos ellos que han dado tema a esta columna a través de los años.
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Cuando Torreón cumplió 25 años se regaló el puente sobre el Nazas para conectar con Gómez Palacio. Cuando cumplió 50 años, el Estado nos mandó la Universidad Autónoma de Coahuila. Para el 75 aniversario ya empezamos a patinar y ahora con los cien años... Bueno, nadie es perfecto. Ojalá que, pasada la fiesta, las autoridades se metan en serio al asunto de cómo va a mejorar la infraestructura de la ciudad. Porque el año que entra, cumplir ciento un años, como que anímicamente ya no es lo mismo y luego se nos olvida que es necesaria una hojalateada a varias partes de la ciudad. Hemos dejado pasar la oportunidad de festejar en grande, pero aún estamos a tiempo de que Torreón tenga una buena inyección de obra pública que la haga verse mejor en su centenario. Y conviene recordar que la conmemoración pasa, pero la ciudad aquí está pujante y pidiendo cada día la atención de sus autoridades.
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Nuestros subagentes disfrazados de meseros en una cena de empresarios el jueves por la noche comentan que dos de los invitados, el gober Humberto Moreira y el alcalde José Ángel Pérez, se quedaron departiendo hasta cerca de las dos de la mañana. Como elásticos, el gober y el alcalde parece que se tensan para luego acercarse por lo que esperamos que no sea el preludio de otra bronca. Pero quienes los vieron comentan que don Humberto y don José Ángel andaban como viejos cuates. El ambiente se prestaba, con eso del Centenario y de que al día siguiente se anunciaría una inversión del grupo Lala de cien millones de dolarillos. Pero el gober no dejó pasar la oportunidad de acalambrar a las huestes de don José Ángel cuando “destapó” como próximo presidente municipal a Rodolfo Walss, el secretario del Ayuntamiento y principal arquitecto de la controversia constitucional contra el Estado. El gober se sacó eso de la manga cuando algunos empresarios lo empezaron a presionar con el rollo de que andaba placeando al vicegobernador Eduardo Olmos como “aspirino” a la silla que hoy calienta José Ángel Pérez.
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Como habíamos vaticinado, el gober Humberto Moreira terminó (otra vez) agarrado de la greña del Gobierno Federal con el asunto de la explosión de un tráiler cargado de explosivos en Nadadores, que dejó veintiocho personas muertas. La agarró contra Comunicaciones y Transportes, Defensa Nacional y Desarrollo Social: los dos primeros por supuesta negligencia en la vigilancia de explosivos y la última porque ni se pararon en la zona a ver qué se ofrecía. Pero al gober se le pasó la mano pues si bien el “Gobierno de la gente” arrancó rápido la reconstrucción de la carretera y de las casas aledañas, lo cual es notable, don Humberto no se aguantó la tentación de publicitarlo y mandó colgar tres mantas enormes presumiendo la reconstrucción, nomás para que los habitantes de los ejidos sepan a quién darle las gracias, como si no fuera la chamba del Gobierno hacer sentir su presencia precisamente en este tipo de situaciones y cuando no se necesita ninguna publicidad para que se sepa que se está trabajando. Dicen los grillos que no se midió y que es demasiado andar sacando raja política de la presencia del Gobierno en el escenario de una tragedia.
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El gober de Durango, Ismael Hernández Deras, se dejó venir a Gómez Palacio para dar el mensaje de su tercer informe de Gobierno. Las huestes del gober andaban promoviendo la ocasión como un evento histórico, con el cuento de que era la primera vez que el gober de Durango venía a dar un informe a Gómez Palacio, lo cual andaba errado porque ni es la primera vez ni don Ismael vino a dar el informe, sólo un mensaje. Pero el acto fue concurrido y con buen cartel. Nuestros subagentes reportan que por ahí andaba la jefaza del PRI, Beatriz Paredes, la gobernadora perredista de Zacatecas, Amalia García y el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, que se la pasó descartándose como candidato para “la grande” en 2012, lo cual probablemente quiere decir que sí le va a entrar a la Presidencia. El que ya no tuvo tiempo de brincar el río fue el gober de Coahuila, Humberto Moreira. Feliz andaba el nuevo alcalde de Gómez Palacio, Ricardo Rebollo y también el de Lerdo, Carlos Aguilera, que todavía anda viendo de dónde saca dinero para su quebrado municipio. Don Ismael se aventó el mensaje típico de los logros y los rezagos, aunque todavía no logra explicar bien por qué La Laguna de Durango sigue estando deprimida en cuanto a su desarrollo económico. De representante del Gobierno Federal tuvo a un personaje “ad hoc”, el Procurador Eduardo Medina-Mora, lo cual es apropiado porque si algo ha sucedido en el último año en Durango y particularmente en La Laguna, es una ola de crimen organizado y narcotráfico que nos trajo todo el año con el Jesús en la boca y nos dejó con aquello de “nadie sabe, nadie supo”. Pero don Eduardo, en su discurso de cuarenta segundos, dijo que todo iba de maravilla.
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Con la aprobación de la reforma fiscal, incluyendo el nuevo Impuesto a Tasa Única y el aumento gradual a la gasolina, habrá que echar un ojo a cómo votaron los diputados de estos rumbos. Los panistas Jesús de León, Carlos Bracho y Jesús Flores Morfín la avalaron, así como el priista Javier Guerrero, quien estuvo involucrado en la negociación y la definición del paquete fiscal. El PRI estatal, que comanda el hermano cómodo Rubén Moreira, mandó la línea de que los priistas deberían votar en contra. Obviamente don Javier lo mandó por un tubo porque la fracción del PRI había decidido apoyar la reforma fiscal. El que sí se apegó fielmente a la línea fue el saltillense Jericó Abramo Masso, que votó en contra aunque luego se quiso hacer pato y cambió el sentido del voto. Pero don Jericó, con esa férrea defensa del pueblo coahuilense, probablemente ya amarró la alcaldía de la peronera capital y quedó en la gracia del clan Moreira.
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