Pareciera que don Alberto Hermosillo, director de Urbanismo de Torreón, está empecinado en convertirse en el principal enemigo de los ambientalistas de la ciudad. Y es que el pasado domingo, trabajadores de una empresa de grúas, trataron fallidamente de trasplantar una palmera de la calzada Colón al club Montebello, con tan mala suerte que la partieron a la mitad y además provocaron daños en postes de alumbrado público y en cables de la CFE. Los trabajadores no actuaron fuera de la ley, ya que portaban permiso otorgado por la Dirección de Ecología a solicitud expresa del jefazo Hemosillo, quien también ordenó crear cajones para estacionamiento en los camellones de La Alameda para beneficiar a dos antros que le rentan los inmuebles, afectando también las palmeras del lugar. En esta ocasión, nuevamente don Alberto solicitó el retiro de una palmera que tenía décadas en la Colón, para despejar el área del estacionamiento de un negocio de su propiedad. Don Alberto dice que no es enemigo de las áreas verdes, pero lo curioso es que ya le gustó eso de quitar palmeras para crear estacionamientos. Por cierto que la dirección de Ecología le ordenó sembrar diez arbolitos, sólo que habrá que estar pendientes si después de sembrarlos don Alberto no ordena quitarlos para otro estacionamiento. Menos mal que en Torreón abundan las áreas verdes, comentó un despistado.
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En Gómez Palacio tampoco cantan mal las rancheras en eso de conciencia ecológica, ya que la Secretaría del Medio Ambiente del Estado confirmó que los sesenta eucaliptos removidos con maquinaria del bulevar Ejército Mexicano, fueron destruidos. ¿Cómo ve usted, estimado lector? Ante esto insistimos que no debemos preocuparnos, ya que según las autoridades subsanarán el daño, aunque no dijeron cuándo. Por si fuera poco, el flamante jefazo Ricardo Rebollo reconoció públicamente que regañó a su director de Ecología, Roberto Velásquez, ya que un camión propiedad de su empresa Ecosytem fue sorprendido el 6 de septiembre tirando basura en el lecho seco del Río Nazas, eso sí del lado de Torreón. Desde esa fecha el director de Ecología negó ser propietario de la empresa Ecosytem, hasta que el lunes el Alcalde reconoció que le llamó la atención al funcionario por el favor recibido. Nuestros subagentes se dicen sorprendidos, porque ahora resulta que el encargado de cuidar la Ecología en Gómez Palacio, es el primero en tirar la basura en el río Nazas. Pareciera que las autoridades de Gómez y Torreón estuvieran jugando competencias, pero no para ver quién gobierna mejor, sino para ver quién destruye más rápido el medio ambiente. Por eso este su 007 le hace una recomendación: regalarle una copia a las autoridades de ambos municipios del documental La Verdad Incómoda de Al Gore, con la esperanza de que se les prenda el foco y desarrollen algo de conciencia ecológica antes de que dejen a nuestras conurbadas ciudades convertidas en un páramo.
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Nuestros sub agentes, disfrazados de apuntador de láser, nos informan que desde le pasado lunes ya creen en los milagros. Y es que están sorprendidos porque lo que sucedió ese día en la sesión ordinaria del Impuesto Sobre Nóminas ya que es para Ripley. Nada menos que el alcalde, José Ángel Pérez, se puso a bromear con los consejeros del ISN y los representantes del Gobierno Estatal en lo que fue el informe de avances de obras en ejecución y en presentación de proyectos, sobre todo de los diez famosos puentes que promueve “urbi et orbi” el llamado “Gobierno de la Gente”. Ahora se invirtieron cerca de tres horas, pero no para pelearse ni para ventilar sus diferencias y salir sin acuerdos. Por lo acontecido, nuestros sub agentes creen que ahora sí, se empiezan a sentar los acuerdos entre José Ángel y la gente del gobernador Moreira, para que con base en el respeto, la información entre ambas instancias de Gobierno y mucha coordinación, ahora sí se hagan obras en Torreón a entera conformidad y en beneficio de los ciudadanos que estaban hartos de tantos pleitos y despliegues de soberbia. Esperemos que la pipa de la paz no haya estado cargada con “hierba mala” en vez de tabaco y lo acordado dure por un buen tiempo, ya que la población estaba hasta la coronilla de tanto pleito de sus empleados de angora.
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Para variar, los que se despacharon con la cuchara grande fueron nuestros sacrificados diputados de Coahuila, -“esos hombres que no dejan de trabajar todos los días para promover leyes en beneficio de los ciudadanos”- se aumentaron el sueldo un módico siete por ciento, según ellos acorde a la inflación. Sólo que habrá que informarles a nuestros queridos diputados que el incremento al salario mínimo en este año fue del 3.9 por ciento en el área geográfica C, a la cual pertenece Coahuila. Así que los sacrificados diputados, que por cierto “nunca faltan a sesiones”, pasaron de ganar 58 mil 40 pesos mensuales a 62 mil 180 pesos. A dicha cantidad hay que sumarle los 45 mil pesos que reciben para “Apoyo Parlamentario” y “Gastos de Gestoría”, los cuales no están obligados a comprobar. Por eso todos sueñan con ser diputados, ya que sin siquiera despeinarse y a base de ronquidos, ganan como los grandes directores de las empresas más importantes que sí trabajan para poder mantener la chamba.
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Dos años hace que el Municipio de Torreón permitió el cierre “temporal” de la calle Jiménez donde se realiza la construcción del estacionamiento de un hotel. Nuestros sub agentes nos informan que es fecha que los empresarios que realizan el proyecto no se han reportado para el pago de los permisos correspondientes a estos últimos meses y el director de Ingresos, Roberto Carlos Sánchez, ni suda ni se abochorna y al contrario, pese al malestar de los vecinos y automovilistas que tienen que realizar rodeos por vialidades aledañas a consecuencia de la calle cerrada, las autoridades municipales se han mostrado más que tolerantes, postura muy diferente a la que asumen con los ciudadanos. Aunque según el alcalde, José Ángel Pérez, los empresarios tienen hasta el 8 de octubre para ponerse a mano y en caso contrario se atendrán a las consecuencias. ¿Será?
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