Aunque ya pasó el borlote de las reformas fiscal y electoral, el ambiente sigue caliente en ese dormitorio de lujo que es la Cámara de Diputados, pero ahora la palestra la ocupa el programa carretero del presupuesto del año próximo. El problema para Coahuila es que al parecer los curulecos federales no están muy sensibles a las necesidades del Estado. Nuestros subagentes, disfrazados de asesores, cuentan que el asunto es que el gober Humberto Moreira se cambió el apellido a “Contreras” con su oposición a las reformas. Mandó línea al Congreso local para votar contra las reformas a la Constitución en materia electoral que estaban amarradas con el PRI. Y luego está el caso del diputado tricolor Jericó Abramo Masso, que por instrucciones de don Humberto fue el único priista que votó contra la reforma fiscal, voto que está regresando como búmerang. A don Jericó ya lo ven feo sus compañeros de curul. Como si no fuera suficiente, con un juego de palabras que daba a entender que podría rechazar los recursos excedentes de la reforma fiscal como los generados por el alza a la gasolina, don Humberto se puso a defender la autonomía estatal, muy al estilo de como el alcalde José Ángel Pérez defiende la municipal y nomás le faltó pedir que suspendieran las obras. El gober también la agarró contra la fiscalización de los recursos federales, como si quisiera tener manga ancha para manejar el dinero público como quiera. El caso es que Coahuila no está entre los estados que más dinero saquen para el proyecto carretero. Durango, en contraparte, será la cuarta entidad que más recursos recibirá, no sólo por el megaproyecto de la carretera a Mazatlán, sino también porque el gober Ismael Hernández Deras salió un poquito más razonable que su colega coahuilense y calladito se vio más bonito. Total que el pobre de Javier Guerrero, el otro diputado priista de Coahuila, se quedó solo acarreando agua a ver cuánto puede sacar para que luego el gober Moreira se cuelgue la medalla.
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Hablando de impuestos y el PRI, hay que admirar la congruencia ideológica del tricolor coahuilense que comanda el hermano cómodo Rubén Moreira. Mandaron la línea contra la reforma fiscal y el alza a la gasolina y luego don Rubén se trajo a Torreón a quien se convirtió en el símbolo de alza de impuestos en el país. Nada menos que a Humberto Roque, célebre autor de la “roqueseñal” de aquel marzo de 1995 cuando festejó el aumento del IVA de diez a quince por ciento. El ex diputado, senador, ex presidente del PRI y precandidato presidencial tricolor, nativo de Torreón, se dejó venir a dar una conferencia sobre el bicententario de la Independencia. Pero luego se aventó unas declaraciones en las que celebró el voto del PRI a favor de la reforma fiscal, la misma a la que se opuso el gober Moreira. Resulta notable la amnesia de la dirigencia tricolor en el Estado, que ya no se acuerda de aquel aumento al IVA que seguramente hubieran deplorado hoy, pero que en aquel momento hace más de una década lo festejaron con entusiasmo y los llevó a parar el dedito de en medio de su mano derecha.
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Luego de que alcalde José Ángel Pérez reculó (así se dice) con el asunto de los camiones en la Múzquiz, nuestros subagentes en la Presidencia Municipal reportaron una extraña alianza para exigir que los autobuses que vienen de Gómez Palacio y Lerdo regresaran a su vieja ruta por la Múzquiz. Resulta que los dirigentes de la Cámara de Comercio que fueron a cabildear a nombre de los comerciantes de ese mercado el restablecimiento de la ruta, acarrearon con ellos a los ambulantes del Centro. Es decir, dos gremios que están peleados a muerte y que probablemente van a tener broncas fuertes con el asunto de la remodelación del Centro Histórico, se metieron en la cama para que el Municipio retrocediera en una decisión que habían defendido a capa y espada. Total que el regreso de los autobuses a la Múzquiz fue una victoria para este frente surrealista que nomás se puede dar en una ciudad como ésta. Pero si quiere más surrealismo, ahora el director de Autotransporte, Ernesto Cuéllar, salió con que si los camiones se quieren regresar a la vieja ruta, la que causó todo el problema, pues lo pueden hacer, faltaba más.
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El Municipio se prepara para anunciar varias acciones en materia ambiental como la siembra de plantas nativas en camellones y áreas verdes de la ciudad. A estas alturas, la medida se antoja menos el resultado de una política ambiental sólida como que una reacción refleja a la andanada de críticas de ambientalistas por el proyecto de la Plaza de Armas que agarraron para acusar al alcalde José Ángel Pérez de que el medio ambiente lo tiene sin cuidado. Esto viene como colofón a revelaciones de que diversos programas de forestación en la ciudad han tenido nulos resultados. Como los ambientalistas se dejan caer por cualquier cosa, don José Ángel la tendría relativamente fácil para quitárselos de encima, lo cual podría hacer con la construcción de un parque, ya que la cuidad tiene un severo déficit de pulmones. El último parque construido en Torreón, el “Fundadores”, fue hace diez años y aunque es de lo mejorcito que tiene la ciudad, no se considera un pulmón de peso. El alcalde tiene una oportunidad de lujo ahora que se viene la renegociación del contrato con PASA para que cumpla con el compromiso establecido en el contrato de convertir en antiguo relleno sanitario en un parque donde se ensaye la siembra de plantas nativas. Claro que para esto también se requiere que el Municipio se ponga las pilas, pero si es urgente para la ciudad contar con nuevas áreas verdes, el alcalde la tiene fácil para pulir sus credenciales ambientalistas.
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De Lerdo llegan todavía noticias del desamparo en el que quedó el PAN ahora que lo botaron de la Presidencia Municipal y las broncas financieras que dejó. El alcalde Carlos Aguilera se topó con una demanda por despido injustificado de parte de Gilberto Esquivel, que había sido funcionario en la Administración del priista Luis Fernando González Achem y fue despedido en 2004. Don Gilberto ganó la demanda, pero nunca la cobró. Lo raro de la historia no es que el caso date de hace más de tres años y todavía ande rolando. Lo raro es que don Gilberto no cobró la demanda porque para cuando la ganó ya era decimocuarto regidor en la Administración de Rosario Castro, que siguió a la de González Achem y ni modo de andarle dando lata a su jefa la alcaldesa. Pero como Esquivel ya se quedó sin hueso, pues dijo “de aquí soy” y ahora sí quiere cobrar el dinero, el que por cierto anda escaso en Lerdo, donde a más de un mes de haber entrado en funciones, la nueva Administración no ha podido pagar la última quincena de agosto al personal administrativo del anterior Ayuntamiento. Como dicen, debo, no niego...
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En Torreón, los inspectores del Municipio siguen errando la puntería sobre los lugares más notorios a la hora de la diversión. Resulta que mientras los muchachos de Inspección y Verificación realizan operativos con lujo de fuerza en lugares establecidos y en regla, siguen omitiendo los que de veras dan problema, como los puntos clandestinos de venta de alcohol o los bares en donde “júniors” y guardaespaldas entran e impunemente reparten golpizas a diestra y siniestra sin que, casualmente, se aparezca alguna autoridad. Alguien ha de traer los cables cruzados allá en el feudo del jefazo de Inspección, Heriberto Martínez.
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