El vicegobernador de Desarrollo Regional, Eduardo Olmos, se fue a la peronera capital con armadura, casco protector y escudo de policía antimotines para lo que se esperaba que fuera una dura comparecencia con los curulecos del Congreso local, más dura aún que la repasada que le tocó el año pasado cuando cobraba en Obras Públicas. Vaya sorpresa la que se llevaron nuestros subagentes. Con el año movidito por la creación de la Secretaría de Desarrollo Regional, la controversia constitucional que le mandó el alcalde José Ángel Pérez y la polémica suspensión de obras decretada por la Corte se esperaba una lluvia de reclamos, pero resulta que fue todo lo contrario y que hasta los panistas se pusieron como “seditas”. El mundo se volteó al revés y fue un diputado del PRI, el lagunero Demetrio Zúñiga, el que hizo los reclamos más fuertes, exigiéndole a don Lalo que le explicara “con manzanitas” los programas de la vicegubernatura. Antes de que don Lalo pudiera sacar el ábaco y el pizarrón, los panistas hicieron burla de la exigencia de don Demetrio y la cosa terminó en los diputados hablando entre ellos. Don Lalo se sacó de onda, pero nomás se reclinó en su silla y los dejó hablar. Una ausencia notable fue la de los panistas torreonenses Luis Gurza y José Máynez, dos de los más duros contra la vicegubernatura que ni se aparecieron en la comparecencia, con lo cual se la dejaron más fácil a don Lalo. El que se llevó también una dosis fue el sub-vicegobernador para Turismo, Jaime Russek, que enfrentó el reclamo del panista Jesús Pérez Valenzuela por andar en los actos de entrega de apoyos en las colonias. Pero nuestros subagentes comentan que don Jaime está apuntado para la diputación en el mismo Distrito cuya silla hoy calienta don Jesús y para la cual quiere candidatear a su hermano. Pero al reclamo no le falta razón, a menos que ver tinacos se haya convertido en una atracción turística.
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El tema de la vicegubernatura puede dar para más, sobre todo luego de que el alcalde José Ángel Pérez quiso volver a prender el caso de la controversia que trae contra el “Gobierno de la gente” y se aventó unas declaraciones reclamando que las huestes del gober Humberto Moreira siguen entregando apoyos sociales de forma paralela a los que entrega el Municipio. La defensa de la autonomía municipal que hace don José Ángel no es necesariamente el motivo de su enojo, sino más bien la competencia de ambiciones políticas que se pueden cumplir entregando tinacos y despensas. Obviamente, mientras el gober y el alcalde quieran llevarse el crédito, el asunto no se va a resolver y a estas alturas es una exquisitez pedirle a don Humberto y don José Ángel que hagan las cosas sin tener un motivo electoral. Este asunto será más evidente ahora que el secretario de Gobierno, Homero Ramos, salió con que en Coahuila no va a aplicar la reforma electoral federal para la elección de 2008 por la cercanía en el calendario. Está bien que el gober Moreira se haya opuesto a la reforma, pero salir con que Coahuila es una isla inmune ya es otra cosa. El caso es que, de no aplicarse la reforma, no se aplicará la prohibición a los gobiernos de personalizar sus programas y su propaganda, algo a lo que don Humberto y don José Ángel son muy aficionados y más tardarán en darse cuenta que las obras no son de gobiernos de la gente o de los que juntos logran más, sino del gobierno, a secas.
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Allá en Gómez Palacio, poco le duró a Ricardo Rebollo la luna de miel. Ya traía broncas con Proterra y con vecinos inconformes por el servicio de agua cuando para celebrar su segundo mes en la alcaldía, una tercera parte de la Policía de la ciudad le regaló una pequeña huelga. Inconformes por el trato que prodiga el secretario de Protección y Vialidad, Roberto Orduña, cien policías se dejaron ir contra el alcalde y dejaron a la ciudad sin vigilancia durante una noche. Al principio, don Ricardo utilizó el manual de operaciones de su vecino José Ángel Pérez y decidió no apersonarse en la negociación, como si una huelga de policías fuera como cualquier otra. Pero al segundo día cambió de táctica y se apareció para dialogar y sacar un acuerdo digno de una novela de Kafka, al aceptar que los policías no tengan relación directa con el jefe de la Policía. El fondo del asunto está en que don Roberto pensó que todavía estaba en el Ejército y llegó con la guillotina, prácticamente despidiendo a un elemento por día en las últimas semanas. Pero con el arreglo, no se ve cómo pueda meter a los policías en cintura si no tendrá relación con ellos y sus elementos lo consideran “un cero a la izquierda”. En realidad, el acuerdo es provisional y la bronca regresará en un par de meses que es lo que el alcalde pidió para cumplir un aumento de sueldo y mejora de equipo. Ahora que ya no ve lo duro sino lo tupido, al menos don Ricardo aflojará tantito el cuerpo.
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Igual está el alcalde de Lerdo, Carlos Aguilera, que ya está viendo si pide prestado para los gastos de fin de año porque el boquete que le dejó la Administración pasada tiene al Municipio sin dinero. Pero hasta ahora la investigación de la Contraloría municipal no ha dado cifras concretas de la magnitud del boquete y ni siquiera ha logrado que funcionarios del Ayuntamiento pasado vayan a declarar. El único que ha declarado, y con ganas, es el propio don Carlos, que se la pasa diciendo que esto no se va a quedar así, pero sin que hasta ahora nadie haya mostrado dientes. Y es que nuestros subagentes indican que las huestes de don Carlos no tienen mucha idea de cómo está la cosa y en la que se están metiendo. Los desvíos ni siquiera han sido denunciados de manera formal por lo que el Congreso de Durango puede estar cómodamente sin hacer nada al respecto, mientras la ex alcaldesa Rosario Castro recorre el país con su hueso federal, según esto fortaleciendo a los municipios (menos el de Lerdo). Por cierto, nuestros subagentes que vieron el otro día al gober Ismael Hernández Deras saludar al subprocurador Juan de Dios Castro aclaran que no fue el hermano de doña Rosario quien se acercó al gober, sino al revés, lo cual lleva a pensar si don Ismael no querrá quedar bien con todos, cosa que a estas alturas, viendo la situación en Lerdo. es imposible.
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El que sigue haciendo olas contra el gober Humberto Moreira y el hermano cómodo Rubén, es el jefazo del PRD en Coahuila, Abundio Ramírez Vázquez, que reveló el otro día que el PRD le ofreció una candidatura a senador a don Rubén el año pasado para desactivar a Raúl Sifuentes, que terminó agarrando al PRD como agencia de colocación de candidaturas. Después del feroz desplegado acusando al clan Moreira de nepotismo y autoritarismo, decir que en un momento pensaron cobijar a uno de los hermanos es como dispararse en el pie, aunque también se comprueba que en el fondo los extremos se tocan. Para alivio de don Abundio, el PRD recibió una tabla de salvación de parte de la Suprema Corte que empezó a tumbar puntos clave de la reforma electoral que pretendía ahorcar a los partidos bonsái (y recuérdese que en Coahuila el PRD es uno de ésos). La Corte tumbó dos puntos básicos: la ley “antichaqueteo” por lo que los partidos pequeños siguen estando en posibilidad de postular a cualquier veleta que cambie de camiseta cuando lo desairen el PRI o el PAN y la pérdida del financiamiento para los partidos que no alcancen los cuatro puntos de votación, argumentando que los partidos con registro nacional, como el PRD, sólo deben cumplir con el mínimo federal, que es de tres por ciento. Así que las estrellas se han alineado para que el PRD mantenga el subsidio para poner desplegados.
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