Después de la repasada que le dieron algunos diputados en su comparecencia, el Secretario de Seguridad Pública, Fausto Destenave, organizó una masacre en su dependencia descabezando puestos de primer nivel. El cambio más sonado fue el de la dirección de la Policía Preventiva Estatal, a cuyo jefazo, Segismundo Doguin, le dieron las gracias al cierre de uno de los peores años en materia de seguridad pública que se recuerden en el Estado. Pero don Segismundo cayó para arriba y amarró la subsecretaría de Protección Civil, de donde salió Sergio Robles Garza, una de las herencias de la pasada Administración, que llevaba siete años en el puesto y apenas le estaba aprendiendo. Don Sergio de plano no encontró acomodo, a pesar de que su gestión le valió buenas calificaciones por la rápida respuesta ante varios desastres naturales. El otro que se quedó descobijado fue el subsecretario de Seguridad Pública, Roberto Serna, el segundo de a bordo de don Fausto, que mandó a su secretario particular, Roberto Martorell, a hacerse cargo de esa área. Nuestros subagentes en la peronera capital andan medio desconcertados, porque la salida de don Fausto se venía cantando desde hace tiempo y sin embargo, el gober Humberto Moreira le dio chance de darle una revolcada a su feudo para terminar poniendo a incondicionales. El terremoto estuvo fuerte, con cambios también en el área de readaptación, que se vio mal con la fuga de varios internos adolescentes hace un par de semanas. A ver si con estos cambios Coahuila se vuelve un poquito más seguro porque si no, será don Fausto el que terminará sin chamba.
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Como ya se había notado, el alcalde José Ángel Pérez anda calentándose de nuevo contra el “Gobierno de la gente” y la vicegubernatura de Desarrollo Regional, con algunas declaraciones sobre el atraso en las obras que realiza el Estado, particularmente en las carreteras del noreste de la ciudad que se anunciaron hace más de año y medio y aún siguen sin acabar. Claro que don José Ángel solito se hecha de boca, pues es público y notorio el proverbial atraso con el que sus muchachos se han aventado los trabajos que les corresponden, ahí están por ejemplo los pares viales o la avenida Juárez. Esto sin hablar de proyectos que fueron anunciados con bombo y platillo hace meses, como la modernización de los semáforos, de lo que no se ha vuelto a saber. Claro que ver la paja en el ojo ajeno es lo que un político sabe hacer mejor, pero aquí ya sabemos la que nos carga cada vez que don José Ángel y el gober Moreira se agarran a declaraciones. Por cierto, en el tema de la vicegubernatura, la Suprema Corte aventó el asunto al fondo de la torre de papeles de juicios por resolver y será hasta el año próximo cuando declaren el destino del “hueso” de Eduardo Olmos. Resulta que el ministro Fernando Franco, que lleva el caso y es cuate del secretario de Gobierno, Homero Ramos, quiso resolver la cosa anulando la controversia del Municipio de Torreón por un tecnicismo, pero lo pretendió hacerlo mediante una sala de la Corte y sus colegas le dijeron que “ni máiz”, que tenía que pasar al pleno. Así que don Lalo está muy contento porque ya se aseguró chamba unos meses más con la consiguiente firma de la sagrada nómina.
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Una interesante carta envió a éste su 007 el subprocurador Juan de Dios Castro, quien ya parece que fue el alcalde de Lerdo en la Administración anterior y no su hermana Rosario, con la defensa que emprendió de ésta. Dice don Juan de Dios que él ha saltado a la palestra debido a las acusaciones a “‘los Castro’, donde he sido aludido reiteradamente en señalamientos dolosos”. La carta recuerda que doña Rosario se separó de la Alcaldía en febrero pasado y no participó en las decisiones tomadas para transferir ocho millones de pesillos federales a las Juntas Rurales de Agua y que por lo tanto es “completamente ajena al tema”. La ex alcaldesa, dice su hermano, “no será quien responda ante estos señalamientos” por ser funcionaria federal y porque ya no estaba al frente de la presidencia cuando el Cabildo decidió el destino de los recursos en cuestión. Don Juan de Dios procede a explicar el uso de los recursos federales y su rol en su obtención y afirma que tiene “un cúmulo de pruebas” para defenderse. Pero quedan otros asuntillos por explicar, como el hecho de que los seis meses que el ex alcalde Antonio Olivas estuvo en el cargo no es tiempo suficiente para desquiciar la situación financiera de un Municipio, por más que se le haga la lucha. Don Antonio insiste en que el gober Ismael Hernández Deras no se puso con el dinero que le tocaba aportar a Lerdo, en el último año de la Administración, sospechosamente cuando empezaba el proceso electoral. Don Antonio no acusa al Estado de querer “ahorcarlos”, pero los malpensados nomás tienen que sumar dos más dos. La bolita, entonces, pasa a las huestes de don Ismael, aunque todavía los lerdenses esperan que doña Rosario salga a dar su versión de los hechos y no a través de su hermano.
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Allá en Gómez Palacio, los regidores del nuevo Ayuntamiento todavía no parecen aprender que están ahí para exigir que se rindan cuentas. La apatía de varios ediles es manifiesta en el caso Proterra, pues mientras la empresa recolectora de basura dice que el servicio está bien y que hacen lo estipulado en el contrato, el Municipio dice que no cumple totalmente con el contrato. Y los regidores se la pasan opinando, pero sin haber leído el contrato. Da ternura la admisión del regidor presidente de la Comisión de Limpieza, Marcos Gómez Quintero, que dijo que “apenas” lo estaba revisando. Sorprende que luego de dos meses de cobrar en la nómina no les haya caído el veinte de la necesidad de informarse sobre uno de los principales problemas que enfrenta la Administración entrante, pero a estas alturas lo que resultaría sorprendente es encontrar regidores dispuestos a empaparse de los temas de la comunidad. Ni con la lámpara de Diógenes.
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Ha tomado fuerza el rumor de que el joven alcalde de San Pedro, Arturo Babún, va para afuera en las próximas semanas. Don Arturo enfrenta serios problemas financieros, el más grave, un adeudo con la Comisión Federal de Electricidad, aunque también tiene un pendientillo con el Estado, particularmente en el rubro de seguridad pública (como si no fuera tan importante). Don Arturo, como se sabe, es el único alcalde perredista que queda en Coahuila, después de que su colega de Sacramento, Humberto Alfaro, rectificó la senda y se pasó al tricolor y a los brazos abiertos de Rubén Moreira. El alcalde de San Pedro no las trae todas consigo y el gober Humberto Moreira no se ve muy dispuesto a echarle la mano y menos ahora que el PRD trae al clan Moreira en la mira. A menos, claro, que don Arturo también rectifique y tome el camino de la salvación (tricolor) y entonces todo quedaría perdonado.
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