Los doscientos cincuenta millones de pesillos que la Federación va a mandar a La Laguna para el proyecto de la zona metropolitana son un asunto histórico, pues es un paso más para vernos y sentirnos como unidad. El problema ahora es que las autoridades así lo vean. Y es que el convenio estuvo dormido durante medio año porque nomás los curulecos del Congreso de Durango se pusieron las pilas para aprobarlo y a los de Coahuila se les olvidó, porque el alcalde José Ángel Pérez omitió presionarlos.
Además, los tres municipios no han elaborado proyectos conjuntos, lo que significa que se han pasado seis meses pateando el bote para adelante. Tanto se les olvidó que don José Ángel de plano admitió que “no estaba preparado” para que el Congreso aprobara el dinero. Ninguno de los tres alcaldes tiene idea de lo que van a hacer ahora por lo que deberán ponerse de acuerdo en los proyectos prioritarios para usar ese dinerito, que es normalmente donde las cosas se ponen difíciles gracias a nuestra bien arraigada costumbre de querer llevar agua al molino propio.
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Esta costumbre se vio reflejada a la hora en que los políticos locales trataron de colgarse la medalla sobre quién trajo esa lana. Obviamente, los primeros en apuntarse fueron los gobers Humberto Moreira e Ismael Hernández Deras. Don Ismael fue el único que acarreó agua del lado de Durango, pues la diputada gomezpalatina, Leticia Herrera, brilló por su ausencia. Pero nuestros subagentes, disfrazados de diputados probos, comentan que el mérito va para los legisladores coahuilenses Javier Guerrero, Jesús de León y Carlos Bracho. El primero, priista de San Pedro, tiene puesto clave como secretario de la Comisión de Hacienda, mientras que don Chuy, panista de Torreón, también anduvo muy activo en la lid para negociar el presupuesto. Por su parte, don Carlos, también panista, fue el que vino a refrescar la memoria cuando a don José Ángel y al Congreso de Coahuila ya se les había olvidado el convenio, y advirtió que el dinero podía perderse. Por ahí el gober Moreira quiso colar el nombre del diputado saltillense Jericó Abramo, a quien anda “placeando” para cosas mayores, pero se antoja difícil pues don Jericó no quedó muy bien parado en San Lázaro cuando fue el único priista que votó contra la reforma fiscal, la misma reforma que, por cierto, hizo posible un aumento histórico de recursos para los estados. Nomás para aclarar paradas.
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El Embajador en España, Jorge Zermeño, va a dar de qué hablar con el reportaje que la revista “Hola” le dedicó por segunda vez y en el que aparece, con su esposa, en la residencia del Embajador en Madrid, una lujosa casona por el barrio de Salamanca. Al parecer, estando del otro lado del charco, don Jorge no se enteró de la que se armó aquí la última vez que un político mexicano le mostró su casa a una revista de sociales. Claro que don Jorge no es Vicente Fox ni la mansión madrileña es propia, pero como aquí nuestros diputados no tienen nada qué hacer, sólo es cuestión de tiempo antes de que alguien empiece a criticar la vida que se dan los embajadores mexicanos. Ya se sabe que los huesos diplomáticos de la “línea Revlon” (Madrid, París, Londres y anexas) traen consigo ciertas prestaciones y lujillos que, de acuerdo con un código no escrito, se mantienen con discreción. A ver si don Jorge no se lleva una regañada de la Cancillería por andarlas balconeando.
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El que anduvo sudando la gota gorda el fin de semana, fue el hermano cómodo Rubén Moreira, que armó el “Día del PRI” en Torreón y juntó a casi mil tricolores para ponerlos a arreglar banquetas, limpiar calles y pintar bardas y camellones, porque aparentemente el Municipio no lo hace. Nomás que el jefazo del PRI debe pensar que una golondrina no hace verano, o sea, que nomás con que salgan a dar unas pintaditas en las colonias van a mejorar el aspecto de la ciudad o a recuperar el Gobierno local. Y es que don Rubén sacó a la vicegubernatura en pleno, con Eduardo Olmos, Jaime Russek, Alfredo Mafud, Salvador Hernández Vélez y compañía, a duro y dale el sábado pasado. Lo curioso del asunto es que el PRI le anduvo metiendo mano a tareas que son responsabilidad del Municipio cuando el alcalde José Ángel Pérez se queja de que el Estado hace obras sin avisar. Pero nuestros subagentes, disfrazados de botes de pintura, nos dicen que el Alcalde fue debidamente informado y que el encargado de pedirle permiso fue el secretario del Medio Ambiente, Héctor Franco, que es de los pocos en el “Gobierno de la gente” que no tiene broncas con el alcalde. Pero los tricolores andaban algo errados porque se fueron sobre lo cosmético cuando hay innumerables carencias que tiene la ciudad que son responsabilidad del Gobierno Estatal. Por ejemplo, el lamentable estado de las escuelas, si un jacal puede llamarse salón de clases y que es un problema que azota a un tercio de los planteles de Torreón. No estaría mal que para el segundo “Día del PRI” el jefazo Rubén se diera una vueltecita por esas escuelas.
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El ambiente se está calentando en la Presidencia Municipal de Torreón ante la elección de la nueva dirigencia local del PAN dentro de menos de dos semanas. La temperatura sube porque, como se sabe, el alcalde José Ángel Pérez tiene a buena parte del padrón de militantes en la nómina municipal (o buena parte de la nómina municipal en el padrón de militantes, da igual). Sin embargo, don José Ángel no ha logrado amarrar bien los apoyos para su gallo, el cuarto regidor Manuel Villegas, y nuestros subagentes disfrazados de panistas en la nómina comentan que crece el descontento por las tácticas algo radicales de don Manuel y su grupo, que rechazan cualquier tipo de negociación que el alcalde quiera hacer para que el relevo en el PAN sea menos golpeado. Don Manuel se ha convertido en el principal operador de don José Ángel, pero ya se comenta que don José Ángel hizo mal en cabecear del lado del regidor, cuando el otro aspirino a dirigir el PAN, el diputado José Antonio Jacinto Pacheco, también era de su grupo. Esta situación provocará que parte del grupo comandado por Juan Antonio García Villa y los seguidores del senador y primer compadre, Guillermo Anaya, terminen apoyando al legislador sobre el regidor. Como ya se había comentado, los panistas han agarrado mañas priistas, pues nuestros subagentes disfrazados de fuerzas vivas, nos informan que el director de Desarrollo Social del Municipio, Luis Fernando Reza, le está manejando la campaña a don Manuel. Desarrollo Social, como se sabe, es el área que reparte apoyos en las colonias y mantiene los comités vecinales que son las redes clientelares de don José Ángel. ¿Así, o más claro?
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Allá en Lerdo, más que un encuentro casual deberán tener el gober de Durango, Ismael Hernández Deras y el subprocurador Juan de Dios Castro para que se pongan de acuerdo sobre las causas del penoso estado financiero de Lerdo, donde los ex alcaldes Rosario Castro y Antonio Olivas están bajo fuego por haber dejado un desorden. El hermano de la ex alcaldesa, así como don Antonio, insisten en que el Estado es el que debe una lana al Municipio, que tuvo que echar mano de partidas federales para salir al paso de unos compromisos con las Juntas Rurales de Agua. Pero don Ismael sostiene que su Administración no le debe “un quinto” a Lerdo. Los dimes y diretes están a la orden del día, sobre todo porque la Contraloría de Lerdo no ha podido determinar bien cuánto dinero falta y de dónde y el alcalde Carlos Aguilera comienza a dar señales de que prefiere que el problema se vaya lo más lejos posible. De ahí que nuestros subagentes disfrazados de tenedores de libros en la Presidencia Municipal, apunten que las cosas podrían jugar a favor de doña Rosario y don Antonio, ahora que alcalde actual, después de feroces acusaciones contra sus antecesores, decidió “delegar” la presentación de denuncias al Estado y la Federación y declaró que “ya me deslindé de esta situación”. O sea que a la hora de los trancazos, don Carlos prefirió echarse para atrás, (dicho de otra manera, se “rajó”) y si bien los montes temblaron en Lerdo, van a terminar pariendo ratoncitos.
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