Parece ser que a Santa Clós se le descompuso el trineo en la vicegubernatura de Desarrollo Regional, porque no ha salido a repartir. Así que decenas de contratistas del Gobierno del Estado pasarán una amarga Navidad al no recibir los pagos por obras pendientes debido a que en el feudo de Eduardo Olmos andan hechos bolas. Claro que la preocupación más directa para la Comarca no es que los contratistas sufran, sino el hecho de que atrasen las obras que se requieren, como pavimentación y las carreteras en el noreste de la ciudad. Nuestros subagentes comentan que la bronca está básicamente entre el subvicegobernador de Obras Públicas, Gerardo Berlanga, y Lauro Villarreal, mano derecha de don Lalo, porque se atrasan con las estimaciones que luego provocan atraso en la peronera capital para que salgan los pagos. Pero la queja más constante es que la vicegubernatura, aparte de no pagar, también se pone moños, como exigir a los contratistas que empiecen las obras antes de recibir el anticipo, aunque éstos a veces no tengan liquidez porque todavía les deben dinero de trabajos anteriores. Lo absurdo de todo es que una de las razones de la vicegubernatura era precisamente dejar de depender de los trámites en Saltillo, pero hasta ahora la Tesorería que comanda Jorge Torres no quiere dejar el control. Don Jorge le pasa la “bolita” a la vicegubernatura, pero al mismo tiempo su dependencia sigue moviéndose como tortuga y, dicen las malas lenguas, está amenazando con vetar a quien ose decir que le deben dinero. Mientras tanto, prácticamente todas las obras que realiza el Estado en La Laguna tienen retraso, lo cual deja ver que el Municipio no tenía el monopolio en esta actividad. Claro que esto no le impide a nadie presumir obras que no tienen para cuándo terminar. Por cierto, a don Lalo y a su encargado de Desarrollo Social, Miguel Ángel Riquelme, son objeto de una denuncia de parte de sus correligionarios priistas que los acusan de comprar votos en la elección de la CNC este domingo. A lo mejor si dejan de hacer grilla y se ponen a trabajar pueden agilizarse un poco las cosas en el edificio Coahuila.
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Y hablando de retrasos, nuestros subagentes manifiestan su intención de presentar al Congreso del Estado una iniciativa de ley que requeriría al alcalde José Ángel Pérez presentar un informe de Gobierno cada dos semanas. O, de perdida, cada mes. La razón es que, al parecer, sólo la proximidad de un informe de gobierno logra que en la Presidencia Municipal aceleren la terminación de las obras, como ocurrió durante toda la semana, en que se apresuraron los trabajos en varias vialidades para que don José Ángel las pueda presumir este lunes. Está, por ejemplo, el bulevar Tajito-Las Villas, en donde se trabajó a marchas forzadas y quedó bonito, pero eso nomás se ve de día porque el alumbrado sólo funcionaba en parte el día de la inauguración, y tampoco se sabe cómo se llama porque no está la nomenclatura. O el par vial Madero-Comonfort, una de las obras más accidentadas de los últimos años pero que, en palabras del jefazo de Obras Públicas, Aniceto Izaguirre, no se retrasó, sólo se “aplazó la conclusión”, aunque se haya acabado más de seis meses después de lo planeado. Por lo tanto, habría que pensar en serio si no sería buena idea que el alcalde diera varios informes a lo largo del año, así las obras se acabarían más rápido.
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Algunas explicaciones tendrá que dar el alcalde de San Pedro, Arturo Babún, sobre la salida de su jefe de Policía, Marco Antonio Valero, quien no se sabe si renunció o lo renunciaron. El cabildo sampetrino oficializó ayer la salida de don Marco y otros comandantes de la corporación, pero aún persisten dudas sobre las razones de la salida. Nuestros subagentes informan que el jefe policiaco dijo “ahí nos vemos” dos horas antes de que agentes federales hicieran un operativo para agarrar a varios comandantes, bajo la sospecha de que andaban en malos pasos. Total que el joven Arturo no tiene sólo unas explicaciones pendientes, sino también la tarea de recomponer la Policía municipal. Doble contra sencillo a que no sucederá ni lo uno ni lo otro.
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Interesante encerrona tuvo en Monclova el hermano cómodo y jefazo del PRI, Rubén Moreira, con altos cuadros tricolores del Estado. Don Rubén dio la bienvenida al grupo de empresarios del Instituto Político Empresarial que anda formando, con Antonio Kuri a la cabeza, acompañado del diputado Antonio Juan Marcos y neopriistas como Nessim Issa, quienes ya son candidateados para la alcaldía. La estrategia es frenar el éxito que el PAN ha tenido en penetrar ese mercado en los últimos años, aunque ninguno de los dos partidos se preocupe mucho por la talacha que hagan sus cuadros, sino solamente por su atractivo para ganar elecciones.
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La batalla que ahora se perfila en el tricolor es por las candidaturas a diputados locales el año próximo, en donde ya aparecen los sospechosos comunes y una que otra sorpresa. Nuestros subagentes disfrazados de fuerzas visas informan que en la lista de don Rubén aparecen los subvicegobernadores Jaime Russek y Alfredo Mafud. Todavía está en el aire la posibilidad de que Eduardo Olmos tendrá una salida del Gabinete del gober Humberto Moreira vía una diputación local, y por ahí también se maneja la idea de resucitar al bien peinado Carlos Román Cepeda, que alguna vez disfrutó las mieles de una vicegubernatura y que ahora nada más cabecea del lado de Durango, donde sí lo pelan. En otros lares comenzará la desbandada en el Gabinete del gober y en los Ayuntamientos, al perfilarse para una curul los alcaldes de Matamoros, Raúl Onofre y de Piedras Negras, Jesús Mario Flores, así como los secretarios de Finanzas, Jorge Torres, y de Seguridad Pública, Fausto Destenave, quien ya está totalmente rebasado en el cargo por lo que una diputación sería un gran alivio. La gran incógnita, por supuesto, es si don Rubén irá tras una diputación para quebrar un candado que en el PRI le impide aspirar a cosas mayores, usted imagine cuáles.
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