Debidamente aceitada y con nuevos dispositivos de memoria y banda ancha comprados a bajo precio a los “piratas” de la Alianza, la PONY se prepara para emitir la segunda fase de calificaciones de los funcionarios que se sacrificaron por el pueblo en este 2007 que termina. Por un momento, pensamos que la perderíamos con los espasmos sufridos la semana pasada, pero el ordenador se recuperó para emitir, con un redoble de tambor, los siguientes veredictos.
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El Latin Gober de Coahuila, Humberto Moreira, ocupó buen espacio en la memoria de la PONY debido a que dio mucho de qué hablar este año. En lo positivo, mantuvo un enfoque social en su Administración, que llevó obra pública y servicios a municipios que no los habían recibido en años. También tuvo un desempeño fuerte en atracción de inversión extranjera y demostró capacidad de respuesta en tragedias como el tornado de Piedras Negras o la explosión de un tráiler en Nadadores. La PONY empezaba a bailar una cumbia colombiana con todos estos datos hasta que se detuvo al analizar La Laguna y entonces empezó a rechinar. Porque aquí el gober no se distinguió mucho, pues si bien atrajo inversiones al Estado, casi todas se fueron a la peronera capital. Y si hizo obra pública, ésta sólo se vio en las palabras, pues poca se hizo en Torreón, a excepción del “Nudo Mixteco”, que ya estaba agendado desde el año pasado. Obviamente el año fue marcado por la vicegubernatura de Desarrollo Regional que vino a acalambrar a las autoridades municipales y los únicos resultados visibles que deja son un caudal de enfrentamientos. Un año de enfrentamientos con el alcalde José Ángel Pérez que se tradujeron en la falta de visión y planeación sobre el futuro de la ciudad, lentitud en las obras y poco avance en el asunto del DVR, que el gober traía como bandera de que se preocupaba por Torreón. Para colmo de todo, el problema del crimen organizado se desató con particular furia y en lugar de buscar un frente común, los funcionarios se la pasaron peleando por cuál Policía era más corrupta. La PONY, que es “made in Torreón”, tembló feo y empezó a echar humo antes de soltar un feo SIETE, igualito al del año pasado, que puede subir si termina haciendo todo lo que anuncia.
El secretario de Desarrollo Regional (perdón, vicegobernador) Eduardo Olmos, fue el siguiente en pasar por las armas del ordenador, que empezó a buscar afanosamente dónde estaban los resultados de la nueva dependencia, que no fueran pleitos y operación electorera. Don Lalo agarró el espinoso tema del DVR y lo cerró, pero luego procedió a desentenderse del asunto para dejarlo en manos de la Procuraduría, que no se distingue precisamente por su eficiencia. Las carreteras a cargo de la vicegubernatura, que son claves para el noreste de la ciudad, están retrasadas. Prácticamente todo el año la vicegubernatura se dedicó a competir con el Municipio por ver quién regalaba más tinacos, como si eso fuera su idea de desarrollo regional. Sus subsecretarios pasaron sin pena ni gloria, pues no se vio un trabajo sólido, principalmente porque la vicegubernatura es mucho membrete y poco dinero. Para completar el año, los rumores de que don Lalo dejaría tirado el changarro para buscar una diputación llevaron a la PONY a recetarle un feo SEIS.
En el área de seguridad, tuvimos que ponerle a la PONY un chaleco antibalas para que procesara todos los tiroteos, atentados y ejecutados que hubo este año. Es de esperarse, pues, que ni el procurador Jesús Torres Charles, el secretario de Seguridad Pública, Fausto Destenave y sus delegados en La Laguna, fueron bien evaluados. La Laguna vivió este año el peor que se recuerde en materia de inseguridad, destacando el atentado contra el empresario Carlos Herrera y, para cerrar el año, el asesinato de tres oficiales del Ejército. También conmocionó la desaparición de Enrique Ruiz Arévalo, comandante del grupo antisecuestros y en este caso, el procu Torres Charles se desentendió rápido y no volvió a decir nada sobre quien era uno de sus hombres clave en la Comarca. En los asuntos cotidianos, al parecer la nómina de la delegación en La Laguna se ha estado inflando sin justificación pues tampoco es que la procuración de justicia corra más rápido. Don Fausto, por su parte, se la pasó peleándose con el Municipio a propósito de la ubicación del centro de respuesta policiaca y fue bastante rápido a la hora de politizar cualquier tema, como la ejecución de dos policías de Torreón, pero no tanto a la hora de dar explicaciones sobre el asesinato de dos policías estatales en Saltillo. Además, el sistema penitenciario tuvo más fugas que Simas este año y cierra con una de ocho reos del Cereso juvenil en Piedras Negras hace unos días. Así que los dos funcionarios terminan el año con un TRES que apareció en la pantalla con un letrerito en rojo sangre que decía “y díganles que les fue bien”.
El secretario de Gobierno, Homero Ramos, brincó el Instituto Electoral a la Secretaría de Gobierno, en una movida que desató algunas sospechas. Al principio se pensaba que don Homero sería una figura decorativa en la operación política del Estado pues todavía tenía abajo al hermano cómodo Rubén Moreira. Cuando éste se fue de jefazo del PRI, don Homero se convirtió en el bombero de los incendios verbales que desataba el gober Moreira, especialmente en Torreón con el asunto de la controversia constitucional. en donde manejó una estrategia jurídica que se vio más sólida que la del Municipio. Por lo demás, el Estado estuvo políticamente tranquilo, sin mayores sobresaltos como el año pasado cuando estallaron broncas sindicales en Monclova y Sabinas. A don Homero no se le ven ambiciones de brincar a otro puesto, de modo que sus bonos han subido, por lo que se lleva un decoroso SIETE.
El que pintaba bien el año por la forma en que ha manejado los dineros estatales es el secretario de Finanzas, Jorge Torres. Pero los problemas que ha tenido para pagarle a los proveedores y constructores de obras en La Laguna rápidamente hicieron brincar a la PONY que tomó el dato como una de las causas de los retrasos de la vicegubernatura. Don Jorge no ha querido admitir que probablemente planearon mal las obras que el gober se soltó haciendo y el flujo de dinero no va muy bien, por lo que se lleva un feo CINCO.
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En Torreón, el alcalde José Ángel Pérez siguió enfocando tantas energías a gobernar la ciudad como a apuntalar su imagen en otras partes del Estado, para lo cual se valió de los festejos del Centenario, que terminaron en más espectáculo que obra. Para medio año, el alcalde ya no veía lo duro sino lo tupido, cuando se dejó venir una ola de violencia y terminó agarrándose a las patadas con el Gobierno del Estado con la controversia constitucional contra la vicegubernatura, y la petición del Municipio a la Suprema Corte suspender las obras estatales como el “Nudo Mixteco”. Don José Ángel patinó algo en el tema de la seguridad, sobre todo cuando los policías se le fueron a huelga y ni se paró en las negociaciones. Pero en otros asuntos, el alcalde mostró firmeza frente a una que otra embestida de las huestes tricolores, como el paro de transporte y la huelga en Simas y luego el conflicto con comerciantes y alianceros por el cambio de rutas de los camiones suburbanos. En estos tres frentes, el alcalde se fajó los pantalones contra fuertes grupos de interés y salió bien librado. Mención aparte merece su plan de modernización del transporte, que por primera vez en años logró meter en cintura a la mayoría de los concesionarios para que adquirieran unidades nuevas y aplicaran un sistema de prepago. Pero el año cierra sin un proyecto visionario para la ciudad (no, la pista de patinaje que el alcalde anunció como una obra de 2008 no es un proyecto visionario) y no se ven planes de largo plazo que no sea amarrar el control del PAN. El alcalde, al parecer, quiere soltar más obra en 2008, pero el objetivo es que se vea realizada en 2009 cuando hay elecciones y suban sus bonos en la carrera por la gubernatura. De modo que don José Ángel se lleva un descolorido SIETE por andar suspirando con el Palacio Rosa antes de tiempo.
La presidenta del DIF, María Luisa Berrueto, se ha distinguido por la obra social y que está fuera de las broncas políticas que se traen el Municipio y el Estado. Ya pintaba doña María Luisa para un DIEZ, pero resulta que ella trae su propia onda política y cuando a la PONY le alimentaron la información sobre su intención de colarse a la secretaría general del PAN, el ordenador casi se congela. El intento de doña María Luisa fue fallido, pero aún así su calificación bajó a NUEVE.
En el área de obras públicas y desarrollo urbano, los directores Aniceto Izaguirre y Alberto Hermosillo se pasaron el año contradiciéndose en los proyectos, haciendo obra para luego deshacerla y justificando los retrasos por una mala planeación en las obras, que bautizaron con el curioso eufemismo de “ampliación de plazos”. El Centro Histórico, que supuestamente iba a ser remodelado para el Centenario se deteriora cada vez más ante la falta de voluntad y acuerdos. Dizque supervisando este enredo estaba el vicealcalde y primer amigo Ricardo Muñiz, que se pasó el año cobrando en la nómina sin que él mismo supiera a ciencia cierta en qué consistía su puesto, aunque eso no era obstáculo para que palomeara la asignación de obras. Aún así, el Ayuntamiento cierra el año con récord en obra pública, por lo que estos funcionarios apenas logran rascar un deslavado SEIS.
El secretario del Ayuntamiento, y otro de los vicealcaldes, Rodolfo Walss, fue el funcionario municipal más protagonista en este año después del alcalde. Don Rodolfo logró negociar las broncas en Transporte, la Policía y el Simas, todo ello frente al coraje que le traen algunos regidores porque lo consideran “anayista”. Pero si sacó al alcalde de problemas, lo metió en uno que marcó el año, la controversia constitucional con el Estado y la petición a la Corte para suspender obras, sin que le haya avisado a su jefe y embarcándolo en una sarta de contradicciones. Las neuronas de don Rodolfo quedaron tan extenuadas que ya a final año andaba viendo conspiraciones de cubanos por todos lados, y sacó un CINCO.
Acto seguido, la PONY sacó la calculadora para evaluar al tesorero Enrique Sada Díaz de León, que deja el año con buenas cuentas en las finanzas del Municipio y con alguno que otro éxito, las acciones legales contra algunos morosos eternos del Predial. Las finanzas son una de las pocas cosas en la Administración municipal que se han manejado con algo de disciplina, pero don Enrique cierra el segundo año consecutivo con un “guardadito” y sin la menor idea de en qué usarlo. El tesorero se justifica que es para casos extraordinarios, pero las malas lenguas sospechan que es para un alud de obras que se planean para el cierre de la Administración, para que el alcalde salga con altos bonos. Don Enrique tiene algunas broncas en su departamento pues no hay un flujo de pagos a los proveedores y crecen los rumores de que sus subalternos ponen algunas “condiciones” (por no decir otra cosa) para entregar los cheques. Tomando todo esto en cuenta, la PONY le dejó un OCHO que es muy bueno.
El jefazo de Servicios Públicos, Carlos Gregorio Ramírez, cumplió su primer año completo al parecer sin salir de su casa luego del anochecer, porque muchas partes de la ciudad siguen a oscuras buena parte del año. Al parecer, tampoco sale de día, porque en varias zonas de la ciudad el alumbrado sigue prendido a pleno sol. Don Carlos se movió para tratar de mitigar el robo de cobre, que ha sido el principal problema del alumbrado. Pero el servicio sigue deficiente, al igual que el de la basura, con muchas partes de la ciudad, sobre todo en áreas verdes, dando un aspecto lamentable de suciedad y descuido, algo que se deberá tomar en cuenta en la renovación de la concesión. Pero como eso será hasta el año que entra, el balance de este año sigue siendo un feo y oscuro CINCO.
En Simas los problemas de escasez de agua registrado el verano de 2006 regresaron en 2007 a pesar del cambio en la gerencia técnica con la salida del eterno Raymundo Rodríguez. Pero la llegada de Luis Horacio Salmón poco ayudó para evitar el problema de falta de presión y descompostura de norias que constantemente dejan sin agua a sectores de la ciudad. El gerente Alberto Díaz de León, parece desentendido de todas estas cuestiones y la operación real está en manos de don Luis Horacio. La planta tratadora de aguas continúa siendo un misterio en cuando al agua que se vende y Simas no ha hecho nada en planeación de largo plazo para garantizar el abasto de agua frente a la creciente alarma por la sobreexplotación del acuífero. Al rato se hará tarde por lo que la PONY sin más les asigna un CINCO que carece de visión.
El jefazo de Seguridad Pública, Alfredo Castellanos, cierra un mal año para la seguridad en la ciudad aunque la PONY, comprensiva como es, entiende que está canijo que la Policía municipal haga frente al crimen organizado. Don Alfredo sobrevivió un año a pesar de amenazas y cuando jefes policiacos por todo el país han sido asesinados o resultado heridos en atentados, cosa que tiene su mérito. También ha hecho talacha para conseguir certificación internacional para la Policía y en campañas de prevención del delito, sobre todo en el consumo de drogas. Pero la falta de coordinación con las policías estatales, evidenciada tras el asesinato de dos escoltas de don Alfredo, sigue siendo la piedra en el zapato y hasta ahora nadie sabe cómo va a quedar conformado el centro de control de crisis que se tiene planeado construir. Con todo, don Alfredo se lleva un decoroso OCHO porque a pesar de todo ha aguantado y no se ha rajado. Claro que no se puede decir lo mismo del jefazo de Vialidad, Alfonso Chavira, que sigue teniendo problemas con los inspectores municipales que hacen gala de prepotencia y tampoco ha podido meter en cintura a los cafres que circulan, sobre todo a bordo de autobuses de transporte público que se pasan el reglamento de Vialidad (el viejo y el nuevo) por el Arco del Triunfo, por lo que se lleva un CINCO.
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Luego de emitir sus calificaciones sobre Torreón, nos llevamos la PONY a Durango en donde le entraron unos espasmos muy feos al ver que si La Laguna de Coahuila anda atrasadona en infraestructura e inversión, peor está del otro lado de Río Nazas, con Lerdo que anda quebrado en finanzas públicas y Gómez Palacio que está urgido de inversión, obra pública, pero sobre todo de gobierno y servicios urbanos eficientes.
El gober de Durango, Ismael Hernández Deras, mantuvo al Estado tranquilo y se ha portado bien con las nuevas administraciones que entraron en septiembre pasado, aunque no se puede decir lo mismo de las anteriores, sobre todo en Gómez y Lerdo, donde apenas se empieza a ver obra. Don Ismael ha mostrado inclinación a la costumbre de su vecino de Coahuila, de mandar más inversión a la capital y aunque ha tenido éxito bajando recursos federales, éstos todavía no llegan para acá. Pero a diferencia de su bailador vecino, don Ismael se ha visto discreto en su promoción personal, aunque ya le entran aires de futurismo. En seguridad el año le fue como a cualquier otro gobernador, mal, con el narcotráfico ganando terreno en el “Triángulo Dorado” y don Ismael relegado por el Ejército y las fuerzas federales que le arrestaron al subprocurador que habían mandado a La Laguna. Con todo, la PONY le da una calificación aprobatoria de SIETE.
En la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, el año empezó con nuevo jefazo, al entrar César Rodríguez Salazar en lugar de Graciela Mendiola. Don César logró aliviar varios de los problemas que ocasionaban el centralismo excesivo de doña Graciela. El nuevo titular se ha visto más activo en Gómez Palacio, donde actualmente ejecuta varias obras, aunque algunas de ellas, como la remodelación de la plaza principal, se han visto plagadas de problemas y retrasos. Don César por fin le dio inicio al paso del ferrocarril en el bulevar Miguel Alemán, una obra que se requería con urgencia. Y como don César apenas se está estrenando, la PONY se puso benévola y le mandó un OCHO.
No se puede dar la misma calificación al procurador Jesús Gutiérrez Vargas, que sigue lidiando con problemas ancestrales, pero que no se han mitigado. El crimen organizado ha convertido a Durango en un terreno fértil y la Procuraduría se ha vuelto un blanco preferido, ya sea para atacarlo como sucedió en la Subprocuraduría de La Laguna, donde dejaron unas granadas; o para corromperlo, como ocurrió con el subprocurador Hugo Reséndiz, que fue llamado a México para arraigarlo por supuestos vínculos con el crimen organizado. La Laguna de Durango se ha convertido también en un depósito de cadáveres preferido por los malandros. El nuevo subprocurador, Arturo Sánchez, ha tenido que lidiar con cambios constantes en el Ministerio Público y problemas con los comandantes de la Dirección Estatal de Investigación. De modo que los funcionarios se llevan un negro CINCO.
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Pasando a Gómez Palacio, la ciudad vivió un desorden en servicios públicos durante el año, ejemplificado por la ineficiencia del Servicio de Agua Potable (Sideapa) y el problema con la concesión del servicio de limpieza a la empresa Proterra, en donde surgieron acusaciones de corrupción y una pésima entrada en vigor del contrato. El ex alcalde Octaviano Rendón se pasó los nueve meses del año que fueron los últimos de su gestión deseando que el tiempo corriera rápido y heredó varios problemillas a su sucesor, Ricardo Rebollo, como el rescate de la planta tratadora de aguas, el escándalo de Proterra y varias obras sin terminar, sin contar múltiples problemas de seguridad. Aún así, el PRI mantuvo el Gobierno de Gómez Palacio, pero lo primero que llegó a hacer don Ricardo fue deshacer buena parte de lo que hizo don Octaviano, sobre todo en el Centro que sigue dando lástima, por lo que la PONY, soltó enfurecida un CINCO. Don Ricardo atacó pronto el problema de Proterra e incluso le sacó nuevas concesiones a la empresa, pero también entró con viejas costumbres y lo primero que hizo fue poner a sus hermanos de proveedores. La PONY estará atenta el próximo año cuando al nuevo alcalde ya le toque “pasar por las armas”.
Alfredo Alarcón Villarreal dejó la dirección de Obras Públicas bajándole al ritmo que habían traído en 2006 y para 2007 no pudo concretar mucho trabajo. Aún así, se puso las pilas con pavimentación y electrificación, lo cual era urgente, aunque muchas veces el área de desarrollo urbano parecía que le saboteaba el trabajo por la mala planeación. Pero ya de salida, don Alfredo dejó obra ya asignada y contratada, lo cual dejó poco margen de maniobra a su sucesor, Gerardo González, y despertó bastantes sospechas. La PONY le manda un SEIS.
Al alimentar la información sobre el Sideapa, la PONY se andaba muriendo de sed al constatar los múltiples problemas que heredó Yadira Narváez, con redes de agua y drenaje bastante deteriorados y obras detenidas como el colector San Ignacio. El nuevo gerente, José Campillo Carrete, apenas si ha podido lidiar con tanta bronca y éstas se le siguen apilando, como el problema de Chapala, una de las colonias más populares de Gómez que estuvo días sin agua y causó una bronca política al nuevo gobierno. Doña Yadira se fue “ponchada”, con un CINCO sin presión. Los gomezpalatinos esperan que su sucesor mejore algo la dependencia que sigue siendo la número uno en recepción de quejas.
Finalmente, en el ramo de la seguridad, el caso de Gómez Palacio no fue diferente al del resto de la Comarca. La ciudad vio también su cuota de ataques del crimen organizado y, como Lerdo, de cadáveres depositados, sobre todo en la zona industrial. La Secretaría de Protección y Vialidad tuvo dos titulares en el último tramo de la Administración de Octaviano Rendón. Juan García Chapa dejó su cargo en abril luego de un ataque con granadas al edificio de la Secretaría y fue relevado por un militar retirado, el General Abelardo Díaz Pedroza, que apenas campeó el huracán durante otros cuatro meses. En el balance, quedó de manifiesto la falta de capacitación de la corporación y un sistema de respuesta inmediata. Don Juan dejó el changarro tirado y el General Pedroza se pasó el resto de la Administración en una revisión de los cuerpos policiacos. En este caso, la calificación se parte en dos. Don Juan se lleva un CINCO por haber dejado la chamba sin terminar. Don Abelardo, por haber agarrado un puesto que nadie en su sano juicio quería, se lleva un OCHO, pero algo oscuro pues nunca se dieron a conocer los resultados de la revisión que hizo de la dependencia. El alcalde Ricardo Rebollo continuó con eso de agarrar ex militares, pero se bajó de rango y puso al mayor Roberto Orduña, quien llegó con la mano dura hasta que sus policías le hicieron un paro. La suerte de don Roberto la decidirá el alcalde este 31 de diciembre, por lo que la PONY se reserva el pronóstico.
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La PONY terminó la ardua labor justo cuando le empezaban a tronar los bulbos, pero al fin pudo poner sus circuitos a descansar durante 366 días (los funcionarios tendrán un día más para hacer bien las cosas pues el que sigue es bisiesto). Esperamos que del lado de Coahuila no les vaya a entrar la calentura por las elecciones a diputados locales y se pongan más a jalar por sus ambiciones electorales que por la ciudadanía. Que del lado de Durango, las nuevas autoridades merezcan mejor calificación que sus antecesoras. Y que en ninguno de los dos lados hagan mucho caso del calendario chino, que marca el 2008 como el año de la rata. Con esto, la PONY apaga su pantalla y se encamina hacia la bodega y su 007 se quita toga y birrete deseando a sus lectores el mejor de los años.