Seferina Lara, a quien muchos conocieron como María y Gabriel Ochoa Rodríguez, son los padres de Tomás Chaparro Lara.
Tomás Chaparro viene desde Arizona a Torreón porque le dijeron que aquí vivía su padre. Tomás se fue a Estados Unidos cuando tenía 16 años y hoy, 32 años después, quiere reencontrarse con sus raíces.
Tomás Chaparro Lara recorrió más de mil 500 kilómetros de carretera para buscar a su padre, Gabriel Ochoa Rodríguez. Desde Mesa, Arizona, viajó a Torreón 18 horas en busca de su pasado.
Aunque Tomás lleva 32 años viviendo en Estados Unidos, dice que algún día regresará a vivir a México, pues no se acostumbra a la discriminación hacia inmigrantes que hay en estados como Arizona.
Por eso desea reencontrarse con su pasado. Y es que cuando Tomás tenía 16 años, se enteró que la persona que lo crió, Ignacio Chaparro, era en realidad su padrastro. Su madre, Seferina Lara de Ochoa, a quien muchas personas de Torreón la conocen como María, le confesó que Gabriel Ochoa era su padre real.
Ahora a sus 58 años, Tomás decidió buscar a su padre, por eso viajó desde Arizona. De él sólo sabe que debe tener unos 70 años, que se llama Gabriel y que sus padres se llamaban José Ochoa y Guadalupe Rodríguez. Además, cree que sus hermanos, hijos de Gabriel, se llaman Teresa, Alejandra y Gregorio.
Tomás sabe que su padre podría estar muerto, pero aún así quiere saber acerca de él, y si es que falleció, conocer dónde está enterrado para ir a llevarle flores y visitarlo de vez en cuando.
“Tal vez yo tenga medios hermanos, tíos, primos, no sé. Quiero conocer a la familia de mi padre porque cuando yo nací lo hice ya bajo la tutela de mi padrastro, y mi madre me dijo la verdad muchos años después. Si antes no hice el intento de buscarlo fue porque ellos todavía vivían”.
Fue hasta que su madre y padrastro fallecieron que Tomás decidió buscar a su verdadero padre. “Sé que él vivía en Torreón porque mi mamá era de Parral, Chihuahua, y se vino a esta ciudad con mi papá”.
Josefina es hermana de Tomás, y también es hija de Gabriel Ochoa Rodríguez. “Mi madre estaba embarazada de mí cuando dejó a mi papá; yo nací en Parral, Chihuahua, mi hermana tenía dos años de edad y por eso no se acuerda de él. Al parecer mi madre lo abandonó porque no la trataba muy bien”.
Tomás es padre de seis hijos: Abel, Noé, Abraham, Abigail, Noemí y Perla, y ellos como su esposa Noemí, lo apoyan en su decisión de buscar a su padre. “Perla es el vivo retrato de mi padre, se parece mucho a él”, y muestra una foto a blanco y negro donde aparecen sus padres, “es lo único que tengo”, dice.
Comenta que siempre quiso buscarlo, pero por una u otra cosa, posponía el viaje. “Por fortuna, en la carretera nos fue muy bien. Vimos a muchos inmigrantes con sus camionetas cargadas de regalos para sus familias, y cuando llegamos a Gómez Palacio, los agentes de tránsito Ramón Novella y Evaristo Reyes, que andan en la patrulla 163, nos trataron muy bien; nosotros teníamos miedo por todo lo que dicen de las mordidas en México, pero nos llevamos una grata sorpresa”.
En Mesa, Arizona, ciudad que forma parte del área metropolitana de Phoenix, Tomás trabaja como electricista. En 1975 llegó como ilegal a Estados Unidos, pero en 1986 obtuvo su residencia en la amnistía, y diez años después se convirtió en ciudadano estadounidense.
“Nos ha ido muy bien en Estados Unidos, como ya sabía hablar inglés fue más fácil. Mi esposa trabaja como asistente de enfermera y es traductora en un hospital, yo trabajo como electricista”, platica Tomás.
Pero a pesar de que consiguió su “sueño americano”, Tomás añora el momento de regresar a México, en donde la gustaría vivir en la sierra de Chihuahua. “Al principio fue difícil vivir allá por la discriminación que hay y que sigue habiendo, pero perseveré y ahí vamos”.
Dice que la vida de los inmigrantes en estados como Arizona es muy difícil, “hay mucho racismo, pero hacemos el trabajo que nadie haría, los peor pagados. En muchas ciudades están imponiendo leyes anti-inmigrantes y por eso muchas familias se están yendo a otros lugares”.
Sin embargo, asegura Tomás, la economía de esas ciudades ha caído porque el inmigrante dejó de aportar dinero y trabajar, “dicen que los inmigrantes somos una carga para el Gobierno, pero mi esposa y yo, pasamos por situaciones muy difíciles en donde para sobrevivir teníamos que arreglar los jardines de otros y jamás le pedimos un sólo centavo”.
Por el trato hacia los inmigrantes, y porque nunca ha logrado adaptarse al tipo de vida que se lleva en Estados Unidos, Tomás sueña con regresar algún día a México, “por eso quiero conocer a mi padre, quiero saber si está vivo o muerto, y si tengo familiares, ojalá que la gente de Torreón me pueda ayudar a encontrarlo”.
Si usted sabe algo...
Las personas que conozcan el paradero o el de familiares de Gabriel Ochoa Rodríguez, pueden comunicarse:
-Con Tomás Chaparro al celular 045144-44-52.
-A la redacción de El Siglo de Torreón al 7-59-12-00, extensión 1114.